Su comportamiento es escaso, insuficiente. Rehúyen cualquier situación que, desde su punto de vista, implique peligro social: expresar opiniones y sentimientos, decir «no», hacer peticiones o defender derechos básicos del consumidor. En casos severos, hablan poco, gesticulan poco, les cuesta sostener la mirada, su volumen de voz es insuficiente y se sitúan estratégicamente en contexto de grupo en los sitios donde creen que van a pasar más desapercibidos. Sin embargo, de vez en cuando, pueden tener un intenso estallido de enfado y agresividad. Sucede tras la acumulación de la frustración que les hace sentir ser víctimas de trato injusto, abusivo o manipulativo.
Esta forma de actuación social, ser tan complacientes, consigue la aceptación social, pero no en la mejor de sus versiones. No suelen ser rechazados, pero no alcanzan un grado de intimidad y confianza importante. A veces, la gente opina de ellos que son débiles, sin personalidad o poco de fiar. En casos extremos, cuando el comportamiento es muy exagerado, se les margina, lo que no deja de ser paradójico, porque todo su comportamiento iba encaminado precisamente a que esto no sucediera.
1.4 Buscando el equilibrio: asertividad
Las personas predominantemente asertivas creen con firmeza que sus pensamientos, deseos o necesidades son, como mínimo, tan importantes como las de los demás.
Esta idea permite compatibilizar la búsqueda de las metas personales con las de los otros. Es lo que llamamos un estado de «sano egoísmo». Por ejemplo, en una situación de grupo en que hay diferencias de opinión sobre un determinado tema, la persona asertiva defendería y mantendría su postura de una manera sólida, pero amable. Escucharía atentamente las diferentes opiniones y argumentaría serenamente sobre el tema. No se enfadaría, pero tampoco temería lo que pudieran pensar de él al defender su versión de los hechos y, por supuesto, no intentaría convencer a toda costa al resto del grupo.
1 Su autoestima es alta y realista. Es consciente de sus puntos fuertes, pero también de sus debilidades.
2 No se sobrevalora, pero tampoco hace lo contrario. Es justo consigo mismo y se siente seguro en la interacción social.
Aunque, sin duda alguna, hay una pequeña cantidad de escenarios sociales que podrían activar en ellos ansiedad o enfado, atraviesan la mayoría de ellos con calma, serenidad y casi siempre disfrute. No es raro que su familia, amigos o conocidos piensen en estas personas usando expresiones como «seguros de sí mismos, fiables, auténticos, honestos».
Su forma de actuar se caracteriza por la claridad. Expresan los sentimientos que realmente tienen, verbalizan sin subterfugios lo que desean o piensan, son directos, pero empáticos y amables. Son capaces de expresar críticas y también halagos, de mantener su opinión, de negarse a hacer algo que no les apetece o de reconocer que se han equivocado. No hay áreas sociales peligrosas para ellos.
Su comunicación corporal y verbal se ajusta a las demandas de la situación. Sonríen, mantienen contacto ocular, sus gestos son fluidos, modulan su volumen y ritmo, y usan las palabras más adecuadas para cada contexto.
Sus relaciones sociales son amplias y satisfactorias. Desde niveles de intimidad hasta niveles más superficiales.
1.5 Diferenciar los tres estilos de interacción social
Para ayudarte a saber qué estilo de comportamiento social predomina en ti, encontrarás a continuación una lista de situaciones que para la mayoría de la gente entrañan un cierto grado de dificultad, así como diferentes maneras de afrontarlas.
SITUACIÓN 1. Decir «no» ante una petición. «¿Me dejas el coche?».
1 Me enfado y, gritando, le digo: «¿De qué vas?».
2 Me pongo muy nervioso y empiezo a dar excusas hasta que cedo.
3 Tranquila, pero firmemente, le digo: «No, lo siento, no me va bien».
SITUACIÓN 2. Hacer una petición. Pedir que te acompañen al médico.
1 Con un tono amenazador, le digo: «¿Te acuerdas de aquel favor que te hice? Pues ahora te toca devolvérmelo».
2 Pienso mucho cómo decírselo, sufro mucho, y al final no se lo pido.
3 Le digo «¿podrías acompañarme al médico mañana?».
SITUACIÓN 3. Expresar un sentimiento positivo. Halagar al interlocutor por su aspecto.
1 Con tono de voz irónico: «¡Huy! ¿Dónde vas tan guapo? ¿Qué, te vas de boda?».
2 Digo: «¿Es ropa nueva?».
3 Sonriendo y mirándole a los ojos, le digo: «Vaya, estás guapísimo».
SITUACIÓN 4. Recibir un sentimiento positivo. Contestar a un halago profesional.
1 «Pues claro, ¿con quién te crees que estás hablando?».
2 Respondo «¡Qué va! Lo habría hecho cualquiera».
3 «¡Gracias! La verdad es que he trabajado mucho y estoy contento con el resultado».
SITUACIÓN 5: Hacer una crítica. Criticar a un compañero de trabajo.
1 Casi gritando: «¡Como vuelvas a llegar tarde del almuerzo, vas a tener lo que no quieres!».
2 Le miro serio, miro el reloj de forma exagerada y no digo nada.
3 Le digo: «Cuando llegas tarde, como hoy, me molesto porque voy a tener menos tiempo para almorzar. Por favor, intenta ser puntual».
SITUACIÓN 6: Recibir una crítica. Un amigo critica la forma en que he tratado a otra persona, y no estoy de acuerdo.
1 «¡Para nada me he pasado! ¿Qué pasa, que no lo ves?».
2 «No, no, lo que yo quería decir es que…».
3 «Pues lamento que lo veas así, pero sigo pensando que hice lo más adecuado».
Defender derechos del consumidor.Devolver una prenda recién comprada en mal estado.
1 «¡A ver si tenéis un poquito más de profesionalidad y no estafáis a la gente!».
2 Envío a mi mujer para que lo cambie.
3 «Compré este polo la semana pasada, pero tiene el ojal defectuoso. Me gustaría que me lo cambiaras por otro».
Elige entre las opciones 1, 2 y 3 para cada situación, cuál se acercaría más a lo que tú harías.
Si predominan las respuestas de tipo 1, tu estilo sería el agresivo. Si tienes más respuestas de tipo 2, tu estilo habitual sería el pasivo. Y si, enhorabuena, tiendes a elegir la opción 3, tu estilo sería asertivo.
Como ya adelantamos en el epígrafe anterior, no hay nadie 100 % agresivo, pasivo o asertivo. En realidad, nuestro comportamiento está gobernado por los escenarios que lo activan y por las consecuencias que produce. Así, incluso la persona más agresiva, ante determinadas personas, puede tener un comportamiento pasivo. Por ejemplo, Emilio es muy agresivo en el escenario social de su trabajo, pero muchas veces es pasivo cuando se relaciona con la familia. O la persona más pasiva, ante el interlocutor adecuado, podría actuar asertiva o agresivamente. Luisa suele responder pasivamente, pero cuando tiene que defender a su hijo, explota de forma agresiva. Y, desde luego, laspersonas que tienden a ser asertivas en ciertos escenarios es indudable