El judaísmo y la literatura occidental. Lourdes Celina Vázquez Parada. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Lourdes Celina Vázquez Parada
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9786074508604
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rel="nofollow" href="#ulink_6a936db6-4abe-541f-b7c3-47680ed7b3a1">e Cuando en el mundo cristiano seguían escribiendo en lengua hebrea, curiosamente Maimónides escribía sus textos árabes con caracteres hebreos.

      Averroes sobrevive también en el canto iv del Infierno, de la Divina Comedia de Dante Alighieri, donde se encuentra acompañado de otros pensadores honrosos:

      Aún nos encontrábamos distantes,

       mas no tanto que en parte yo no viese

       cuán digna gente estaba en aquel sitio.

       Oh tú que honras toda ciencia y arte,

       éstos ¿quiénes son, que tal grandeza tienen,

       que de todos los otros les separa?

       Y respondió: Su honrosa nombradía,

       que allí en tu mundo sigue resonando

       gracia adquiere del cielo y recompensa.

       vi a Orfeo, Tulio, Livio y al moralista Séneca;

       al geómetra Euclides, Tolomeo,

       Hipócrates, Galeno y Avicena,

       y a Averroes que hizo el Comentario.

      No puedo detallar de todos ellos,

       porque así me encadena el largo tema,

      El libro de Ikram Antaki nos introduce a la cultura árabe-judía del siglo xii basándose en el pensamiento de Averroes y de Maimónides; filósofos ambos que influyeron de manera determinante a la cultura cristiana de Occidente.

      Fundamentos de la fe judía en Moshe ben Maimon

      Maimónides (Córdoba 1135- Egipto 1204) es, sin duda, el gran representante del judaísmo en la Edad Media cuyo pensamiento sigue siendo fundamental para la conformación de la identidad judía y la clarificación de sus creencias. El pueblo judío ha vivido muchos siglos en la diáspora, asimilándose a diferentes culturas y utilizando diferentes lenguas. Muchos de sus grandes pensadores, por cuestiones de asimilación o por haber vivido situaciones excepcionalmente trágicas, se consideran incluso no creyentes, pero no dejan de ser judíos. Después de tantos siglos de convivencia, no debe extrañar que la cultura judía se haya influenciado por la de los otros pueblos. Pero ¿qué es entonces lo que une a los judíos?, ¿podemos hablar de un núcleo de creencias compartidas en diferentes épocas y contextos históricos y culturales? Maimónides realizó esa gran síntesis de las creencias judías en trece principios, equivalente a la que en el cristianismo realizara Santo Tomás con la Summa Teologica.

      En el centro de la fe judía se encuentra la existencia de un Dios único, de un creador quien, según el primer fundamento “…es la causa de la existencia de todo… es inconcebible su inexistencia, debido a que si no existiera, sería extinguida la existencia de todo y no habría una causa que pueda existir en un ser.”

      El segundo fundamento subraya la “unicidad de Dios”, quien “es único en su unicidad”. Los judíos, a diferencia de los cristianos, no conciben la idea de la Trinidad. Dios es un ser supremo que no puede ser dividido. Por eso, en el tercer fundamento se niega su corporeidad, ya que un cuerpo puede componerse de partes. Aunque en las Sagradas Escrituras aparezca Dios como un ser corpóreo que camina, se sienta o habla, hay que comprender que la atribución a Dios de acciones humanas se realiza en sentido metafórico: “La Torá se expresó en el lenguaje de los hombres.” Maimónides concluye el párrafo sobre el tercer fundamento con estas palabras: “No se puede concebir a Dios como si tuviera figura alguna, ya que no es corpóreo, así posee fuerza en otro cuerpo.”

      El cuarto fundamento señala que la unidad de Dios es eterna: “Todo lo que existe no es anterior a Él.” Por lo tanto, no puede haber un mundo anterior o posterior a Dios”. El dios muerto es una idea de filósofos modernos que era inconcebible en el siglo xii, cuando todo el mundo era creyente.

      El quinto fundamento condena la idolatría propia de las religiones paganas politeístas: Sólo a Dios le “corresponde servir, engrandecer, divulgar su grandeza”. El hombre no debe adorar a los astros o a los ángeles que son creaciones de Dios. Toda oración debe dirigirse directamente a Dios y no debe haber “intermediarios para acercarse a Él”. Es obvio que este fundamento distancia al judaísmo del catolicismo, que fomenta el culto a la virgen María y los santos. Esta afirmación no causa polémica con el pensamiento musulmán, porque el Islam no promueve la veneración a los santos y prohíbe, igual