Semejante sistema anula el movimiento y la producción. El ser que está en pie estará siempre en pie; el ser que está sentado estará siempre sentado. No podrá levantarse si está sentado, porque el que no tiene el poder de levantarse se halla en la imposibilidad de levantarse. Si no se pueden admitir estas consecuencias, está claro que la potencia y el acto son dos cosas diferentes; y este sistema lo que hace es identificar la potencia y el acto. Lo que aquí se intenta suprimir es una cosa de grandísima importancia.
Queda, pues, admitido que unas cosas pueden existir en potencia y no existir en acto, y que otras pueden existir realmente y no existir en potencia. Lo propio ocurre con todas las demás categorías. Suele ocurrir que un ser que posee el poder de andar no ande; que ande un ser que tiene el de no andar. Digo que una cosa es posible cuando su tránsito de la potencia al acto no comporta ninguna imposibilidad. Por ejemplo: si un ser tiene el poder de estar sentado; si es posible, en fin, que este ser esté sentado, el estar sentado no producirá para este ser ninguna imposibilidad. Igual ocurre si tiene el poder de recibir o imprimir el movimiento, de tenerse en pie o mantener en pie a otro objeto, de ser o de devenir, de no ser o de no devenir.
Con relación al movimiento se le ha conferido principalmente el nombre de acto a la potencia activa y a las demás cosas; él, en efecto, parece ser el acto por excelencia. Por esta razón no se atribuye el movimiento a lo que no existe; se le liga a algunas de las demás categorías. De las cosas que no existen se dice con razón que son inteligibles, apetecibles, pero no que se encuentran en movimiento. Y esto porque no existen al presente en acto, sino que solo pueden existir en acto; porque entre las cosas que no existen, algunas existen en potencia, aunque en realidad no existen porque no existen en acto.
Parte IV
Si lo posible es, como dijimos, lo que pasa al acto, está claro que no es exacto decir: tal cosa es posible, pero no se comprobará. De otra manera el carácter de lo imposible huye. Decir por ejemplo: la relación de la diagonal con el lado del cuadrado puede ser medida, pero no lo será, es no tener en cuenta lo que es la imposibilidad. Se dirá que nada priva que respecto a una cosa que no existe o no existirá exista posibilidad de existir o de haber existido. Pero admitir esta proposición, y suponer que lo que no existe, pero que es posible, existe realmente o ha existido, es admitir que no hay nada imposible. Pero hay cosas imposibles: medir la relación de la diagonal con el lado del cuadrado. No hay identidad entre lo falso y lo imposible. Es falso que estés en pie ahora, pero no es imposible.
Es evidente, por otra parte, que si existiendo A lleva consigo necesariamente la existencia de B, pudiendo existir A, necesariamente B puede existir igualmente. Porque si la existencia de B no es necesariamente posible, nada obsta a que su existencia sea posible. Supóngase, pues, que A es posible; en el caso de la posibilidad de la existencia de A, admitir que A existe no supone ninguna imposibilidad. Ahora bien, en este caso B existe necesariamente. Pero hemos admitido que B podría ser imposible. Supóngase a B imposible. Si B es imposible, necesariamente A lo es igualmente. Pero antes A era posible; luego B es posible; luego siendo posible A, necesariamente B es posible si entre A y B hay una relación tal que, existiendo A, B necesariamente existe. Luego si A y B están en este caso, admitir entonces que B no es posible, es admitir que A y B no están entre sí como lo habíamos admitido. Y si siendo posible A, es necesariamente posible B, la existencia de A arrastra tras sí la de B. En efecto, B es necesariamente posible cuando A lo es, lo cual significa que cuando A existe en cualquier circunstancia y de cualquier manera que pueda existir, entonces B existe igualmente y es necesario que exista en el mismo concepto A.
Parte V
Unas potencias son puestas en nosotros por la naturaleza, como los sentidos; otras nos vienen de un hábito contraído, como la habilidad de tocar la flauta; y otras son fruto del estudio, por ejemplo, las artes. Es preciso que haya habido un ejercicio anterior para que poseamos las que se adquieren por el hábito o por el razonamiento; pero las que son de otra clase, así como las potencias pasivas, no exigen este ejercicio. Potente es el que puede algo en cualquiera circunstancia y manera y con todos los demás caracteres que entran necesariamente en la definición. Ciertos seres que pueden producir el movimiento racionalmente, y sus potencias son racionales, mientras que los otros están privados de razón y solo tienen potencias irracionales; las primeras residen necesariamente en un ser animado, mientras que estas moran en seres animados y en seres inanimados. Respecto a las potencias de esta última especie, desde que el ser pasivo y el ser activo se aproximan en las condiciones solicitadas por la acción de la potencia, entonces es necesario que el uno obre y el otro sufra la acción; pero esto no es necesario en las potencias de la otra especie. Esto consiste en que cada una de las primeras, todas sin excepción, solo causan un solo efecto, mientras que cada una de las racionales causa lo contrario.
La potencia, se manifestará, produce entonces simultáneamente lo contrario. Pero esto es imposible. Es necesario, por tanto, que haya alguna otra cosa que determine el modo, la acción; como por ejemplo, el deseo o la resolución. La cosa cuya realización se desee, será la cosa que tendrá que realizarse cuando haya verdaderamente potencia y el ser activo se encuentra en presencia del ser pasivo. Luego desde el momento en que el deseo se deje sentir en él, el ser dotado de una potencia racional efectuará la cosa que tiene poder de hacer con tal que la condición requerida se verifique. Ahora bien, la condición de su acción es la presencia del objeto pasivo y cierta manera de ser en este objeto. En el caso opuesto existiría imposibilidad de obrar. Por lo demás, no necesitamos añadir que es indispensable que ningún obstáculo exterior obstaculice la acción de la potencia. Un ser posee la potencia en tanto que posee poder de obrar; poder, no absoluto, sino subordinado a ciertas condiciones, en las que va embebida la de que no habrá obstáculos exteriores. La supresión de estos es la consecuencia misma de algunos caracteres que entran en la definición de potencia. Por esto la potencia no puede generar a un tiempo, bien se quiera o desee, dos efectos, o los efectos contrarios. No posee el poder de producirlos a la vez, ni tampoco el poder de producir a la vez efectos diversos. Lo que puede hacer es lo que hará.
Parte VI
Nos hemos referido a la potencia motriz; ocupémonos del acto y determinemos qué es el acto y cuáles son sus modos. Esta investigación nos llevará a demostrar que por potente no se entiende solo lo que tiene la propiedad de mover otra cosa, o de recibir de ella el movimiento; movimiento propiamente dicho, o movimiento de tal o cual naturaleza, sino que posee también otras significaciones, y fijaremos estas significaciones en el curso de esta investigación. El acto es respecto a un objeto, el estado opuesto a la potencia; decimos, por ejemplo, que el Hermes existe en potencia en la madera; que la mitad de la línea existe en potencia en la línea entera, porque podría sacarse de ella. Se da asimismo el nombre de sabio en potencia hasta al que no estudia, si puede estudiar. Puede inferirse de estos diversos ejemplos particulares lo que entendemos por acto, no precisamente para definirlo con exactitud, pues debemos a veces contentarnos con analogías. El acto será el ser que construye, relativamente al que tiene la facultad de construir; el ser despierto; el ser que ve con respecto al que tiene los ojos cerrados, teniendo la facultad de ver; el objeto que sale de la materia, relativamente a la materia; lo hecho, con relación o lo no hecho. Concedamos el nombre de acto a los primeros términos de estas