A través de este libro, el autor hace un minucioso y preciso análisis de uno de los temas más controversiales: “el origen de todas las cosas”. La palabra original significa que no es copia ni imitación de otros, sino que es fruto de una creación auténtica y que se distingue por su novedad.
Me cautiva pensar que Dios, con su infinita autoridad y arte, ideó el principio de todo, Él nos dio un propósito original, una relación original. Sí, Dios puso eternidad en nuestro corazón. El problema a lo largo de la vida siempre fue el mismo; descartar esta gran verdad, y este rechazo a su vez condujo a la humanidad a lamentables callejones sin salida, causando atrocidades e injusticias a su alrededor. Y lo que es aún peor, dejando al hombre con un síntoma muy notorio; la pérdida de su identidad o con problemas para reconocer su identidad original, y gratitud por lo creado.
Génesis engloba tantas respuestas concretas, como interrogantes a los mismos problemas de ayer y de hoy. Aún así, la humanidad, ya sea por ignorancia o rebeldía, persiste que es una alegoría o fábula, y se siente mejor creyendo en una teoría aleatoria que no le ofrece ninguna esperanza.
Gracias a esta excelente obra y estudio de Francisco López Taboada, su desarrollo y preguntas reflexivas, nos llevan a meditar en la Palabra de Dios, en las riquezas expresadas en Génesis, un libro que trasciende el tiempo pasado, presente y futuro; así como la filosofía y la ciencia.
Me apasiona tener la plena certeza y seguridad en el Señor, de que somos hechura suya, seres con identidad y propósito, creados para buenas obras; que tenemos una familia eterna, una herencia, una promesa, una esperanza... «y la esperanza no nos defrauda porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado…»
Este conocimiento nos revela no solo identidad, sino libertad en nuestra identidad. Libertad en quienes somos; ya no somos esclavos, sino Hijos de Dios, celestialmente posicionados. Reconocemos a nuestro Padre y el anhelo de su corazón. Mi anhelo es que todos los pueblos lo conozcan y regresen a la Casa del Padre.
José O. Grau (CEO Puente Hispano)
Paola Silvero (discípula)
a las historias del Génesis
El GÉNESIS es un libro tan excepcional como singular. Es el primer libro de la Biblia, el primero también del Pentateuco, nombre que deriva del griego, llamado así por formar parte de los 5 (‘pénte’) y libros o rollos (‘téukhos’), escritos por Moisés en el siglo décimo quinto (XV) antes de Cristo. En realidad, el título del libro en el original hebreo es ˝Be-reshith˝, que corresponden a las primeras palabras de la ˝Torá˝ y del propio libro, que significan «En (el) principio».
Pero esta anotación va más allá de lo obvio, ya que no sólo es el principio del libro y de la Torá, sino que marca el principio para todo: es el principio de la creación, el principio de la humanidad, relata la primera caída del hombre y sus consecuencias, el principio de los oficios, de la construcción de las primeras ciudades, de la sociedad organizada que hoy llamamos ‘urbanita’, del mayor cataclismo de la historia de nuestro planeta, el origen de las lenguas y las naciones, del origen de la migración de personas y animales a todos los continentes; del origen de la total corrupción del género humano, pero también del principio del plan de la Redención y de la Gracia por parte de Dios.
El Génesis es el principio de todas las cosas que conocemos y vemos a nuestro alrededor. Es el origen de todo lo creado, pero no del Creador. En Juan 1: 1 y 2 el autor del Evangelio nos dice que “en el principio (sin principio) ya existía el Verbo (Jesucristo), que el Verbo estaba con Dios (el Padre), y que el Verbo era Dios”. Y continúa diciendo que “Dios creó todas las cosas por medio de Él, y nada fue creado sin Él.” Y finalmente en el segundo versículo de la Biblia (Génesis 1:2) también aparece la acción del Espíritu Santo en el orden de la creación: “Y el Espíritu de Dios se movía en el aire sobre la superficie de las aguas” (Versión NTV).
Sin ningún ánimo de pretensión, queremos presentar la misma Palabra de Dios, de una manera fresca y renovadora para todos nosotros, con una nueva visión y una nueva perspectiva para el hombre de hoy, siguiendo las recomendaciones del Apóstol Pablo en Romanos 12: 2 de no conformarnos a este mundo, mas bien, transformar nuestra manera de pensar mediante la renovación de nuestro entendimiento, y comprobar cómo la voluntad de Dios hacia nosotros es buena, agradable y perfecta.
En el Génesis podemos apreciar principalmente seis relatos o “historias del Génesis” que sobresalen sobre todas las demás, de las cuales se puede decir que las tres primeras corresponden a relatos sobre la creación desde diferentes perspectivas, y las otras tres al llamamiento y desarrollo de los pueblos semitas hasta convertirse en la nación de Israel, llamada a ser luz y piedra angular como testimonio a las naciones.
Creemos que toda la Biblia, incluido el Génesis, no es un libro de fábulas alegóricas más o menos inventadas, sino más bien se trata de un libro en el que se narra la historia de nuestro mundo, inspirado enteramente por Dios, en el que se cuenta la historia de una “cosmovisión” que incluye la tierra y a la humanidad. En esa cosmovisión aparecen 7 etapas o eventos fundamentales para la Humanidad:
1 La creación;
2 La caída;
3 El diluvio universal;
4 Babel, la gran confusión;
5 El nacimiento del Mesías;
6 La muerte y resurrección de Cristo; y
7 La Segunda Venida y redención final del creyente, con cielos nuevos y tierra nueva.
En la primera historia se nos aparece el Creador como el Ser eterno e inmutable, creador y creativo, como dador y fuente de vida, existiendo ya en el principio y actuando desde el principio, poniendo su sello de identidad en todo lo creado y aportando al hombre de su propia esencia constitutiva.
En el relato de la creación destacan con diáfana claridad el orden, organización y sinergia perfecta, lógica e inteligencia supremas en el desarrollo de construcción cosmogónica del universo.
Desde el desarrollo del espacio y la materia donde no existían, la energía que permitirá poner en funcionamiento las creaciones posteriores, así como el orden y el inicio del tiempo. Un entorno agradable y perfecto para la vida como fue la atmósfera primigenia, organización sinérgica y el inicio de la vida con toda su diversidad. Para recrear nuestra vista, como si de un mirador se tratara, creó los cuerpos celestes y la medida del tiempo, las estaciones, los días y años.
Ya estaba preparado el universo para poblar la tierra de vida animal con gran movilidad como los animales marinos, toda variedad de aves, los gigantes terrestres como dinosaurios y los mamuts, los reptiles y sin olvidar el resto de animales terrestres, incluido el ganado, según diferentes géneros y especies. Finalmente Dios reposó de sus obras y santificó el reposo como ejemplo para nosotros.
El hombre aparece como fruto del amor de Dios hacia sus criaturas, como pináculo de la creación, hecho a imagen de Dios le dio de su propia esencia de vida, le hizo virrey de lo creado y le dio potestad para gestionar y administrar su creación; y finalmente lo bendijo con una bendición especial, la cual le permitió participar y compartir el mismo reposo del Creador: utilizando el tiempo y la vida que recibió, gozando de la vida en comunión con El, investigando y descubriendo su creación, ínter-actuando y aprendiendo a través de sus experiencias y manteniendo una relación personal y natural con el Creador.
En el 2º relato sobre la historia de la Creación en el Génesis, Dios, como arquitecto, nos sigue revelando el gran proyecto de su creación y en especial su gran obra: “el hombre”. Dios responde aquí a nuestras típicas preguntas existenciales:
¿De dónde venimos?; ¿cuál es nuestro origen?; ¿qué propósito y razón de ser tiene el hombre?; ¿y la mía en particular?; ¿qué es