Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2012 (ensanut 2012). Arroja luz por primera vez respecto al estado de salud de esta población y acerca de los indicadores del Acuerdo para el Fortalecimiento de las Acciones de Salud Pública en los Estados (afaspe) para los adultos mayores.
Actualiza la información que genera el Sistema Nacional de Encuestas de Salud puesto en marcha desde 1986. El sistema ha permitido contar con evidencia para la planeación en el sector salud, y para la evaluación del desempeño del mismo, al documentar la cobertura de los programas y acciones del sector, y las condiciones de salud y nutrición de la población. Ahora es posible también en este grupo específico de la población. La ensanut2012 ofrece información que constituye un diagnóstico actualizado de las condiciones de salud de los adultos mayores mexicanos, así como sobre la respuesta del sistema de salud a estas condiciones, y los resultados alcanzados.6 El contar con este panorama es igualmente un insumo de primera importancia para identificar los retos en materia de salud hacia los próximos años, y formular las estrategias adecuadas para hacerles frente. En un sitio web dedicado, se pone a disposición de todos los interesados la información generada por la ensanut 2012, así como la disponible de las encuestas previas con representatividad estatal (2006 y 2000). Adicional a las bases de datos, se incluyen los instrumentos de recolección de información, y la documentación metodológica necesaria para el uso apropiado de la información.7
La cohorte de Coyoacán. Con el objeto de profundizar en la comprensión de los mecanismos que conducen a la fragilidad, en el año 2005 comenzó la preparación de un estudio de cohorte en la Delegación Coyoacán con un millar de adultos mayores en seguimiento longitudinal (Ruiz-Arregui, et al., 2013). En tres olas de evaluación a lo largo de cinco años ha producido una veintena de publicaciones, en particular, en colaboración con investigadores franceses y norteamericanos. La base de datos puede ser consultada a través del Departamento de geriatría del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición “Salvador Zubirán”.
BDSocial. Especial mención merece el portal BDSocial. Si bien no está exclusivamente dedicado al envejecimiento, reúne en su acervo las bases de datos y los documentos técnicos de las encuestas generadas en el país, financiadas parcial o totalmente con recursos públicos, durante los últimos años. Adicionalmente, muestra proyectos de encuestas generadas desde la academia y la sociedad civil, con el fin de promover su difusión. Tiene una estructura sencilla y homogénea que presenta las diferentes bases de datos de cada encuesta, así como los cuestionarios, las fichas técnicas y la sintaxis para su utilización. No sólo conjunta en un único espacio información dispersa en diferentes sitios, sino que también permite el acceso a un conjunto de bases de datos de encuestas que no se encontraban disponibles públicamente. Usando tanto la colaboración de las instituciones generadoras de encuestas, como las herramientas de la Ley de Transparencia y Acceso a la Información Pública Gubernamental, se han depositado en el portal BDSocial para su acceso irrestricto. Ojala pronto veamos también en este portal a las encuestas sabe estatales.8
Aportes significativos a partir de las fuentes de información enumeradas
La insuficiente explotación de la información conduce a desperdicio de recursos, inadecuación de servicios y en consecuencia a desenlaces desfavorables. El acercamiento a las fuentes de información enumeradas abre una nueva perspectiva respecto a las consecuencias que el envejecimiento poblacional puede tener para la salud de los adultos mayores.
Tanto en los países de ingreso medio y bajo como en los más ricos, las enfermedades crónicas son una costosa e importante causa de discapacidad y de merma de la calidad de vida. Actualmente es muy claro el papel determinante que en particular tienen la diabetes mellitus y la hipertensión arterial para acortar la esperanza de vida en salud. No se discute la necesidad de programas e intervenciones específicas a este respecto. Por otra parte, siguiendo la misma línea de pensamiento, cada vez más atención se ha prestado a otras enfermedades con prevalencia equiparable y repercusión funcional igual o mayor sobre la autonomía.
El deterioro del estado funcional, la salud mental, el estado nutricional, los trastornos de la marcha y las caídas, las alteraciones del afecto y de la cognición, la fragilidad y la accesibilidad y utilización de servicios por los ancianos en México son áreas que sólo recientemente se han convertido en foco de interés y a pesar de ello, aún no reciben la atención que merecen en la planificación. Tal es el caso de la depresión, los padecimientos demenciales, la osteoporosis, las caídas y otros accidentes, las artropatías, la incontinencia urinaria y el deterioro sensorial; afecciones todas que afectan considerablemente la calidad de vida y que tienen en común una repercusión desfavorable sobre la funcionalidad. La totalidad de las fuentes de datos enumeradas aportan información sustantiva a este respecto en cuanto a prevalencia autoreportada de afecciones geriátricas se refiere.
En el caso de la salud mental, por ejemplo, la depresión, de acuerdo a los trabajos del Grupo de Investigación de la Unidad de Envejecimiento del Instituto Mexicano del Seguro Social (Wagner, et al., 2012), es mayor a 20% en los mayores de 65 años y el deterioro cognoscitivo tiene, según la misma fuente de información prevalencias cercanas a 12% en los individuos de la misma edad. La esec confirma y amplía esta información caracterizando además los tipos de demencia más frecuentes. Y la enasem, el grupo 10/66 y la ensanut 2012, permiten citar ya datos de prevalencia e incidencia. A pesar de todo ello y de que se ha producido un Plan de Acción sobre la Enfermedad de Alzheimer,9 no existe aún un programa específico de salud mental del anciano en la actual estructura de la Secretaría de Salud. El primer programa destinado a abordar esta problemática sanitaria, el programa prioritario sobre padecimientos demenciales desapareció al cambiar en marzo del 2004 la estructura de los Servicios de Salud Mental de la Secretaría de Salud. Esa estructura y la titularidad del área permanecen iguales desde aquel entonces.
Es particularmente en razón de la creciente dependencia funcional, que el envejecimiento representa un reto en la actualidad para el Sistema Nacional de Salud pues según los más recientes reportes (Gutiérrez, García-Peña, Jiménez-Bolón, 2014), 21% de los adultos mayores, tiene al menos una discapacidad y de ellos, casi 70%, reconoció tener dificultad para caminar o moverse independientemente. Además 18.5% de la población tiene limitaciones para el diario vivir. La dependencia funcional dificulta la atención y el acceso a los servicios de salud y es particularmente disruptiva cuando se acompaña de deterioro cognitivo. Sabemos que 6% de los mexicanos mayores presentan un cuadro demencial y con mayor probabilidad a mayor edad y más comúnmente a causa de la Enfermedad de Alzheimer (Mejía-Arango y Gutiérrez, 2011).
En el ámbito de la dependencia, es de destacarse la importancia de identificar los determinantes del apoyo informal que reciben los adultos mayores dependientes por parte de familiares, amigos y comunidad; y es de lamentarse por otra parte, el magro desarrollo del conocimiento a este respecto.
En el futuro inmediato, es fundamental centrar la atención en este fenómeno y en el impacto funcional de la enfermedad. El deterioro funcional tiene implicaciones para la planeación. La transición a una situación de dependencia funcional implica cambios en las condiciones de salud y funcionalidad de la persona de edad y una redefinición de sus necesidades, que apunta al aumento de sus requerimientos de apoyo cotidiano en las actividades de la vida diaria. El creciente número de personas que en las próximas décadas entrará en esta situación representa un gran reto tanto para el diseño