Por tanto, según sus escritos, es preciso que sus almas experimenten todas las maneras posibles de vivir, de manera que, al salir del cuerpo no queden reducidas a la nada; dicho de otra manera, deben de obrar de manera que no falte nada a su libertad, con cuya falta se verían obligadas a volver de nuevo a un cuerpo. He aquí por qué, según ellos, ha dicho Jesús esta parábola: “Cuando estés con tu adversario en el camino, procura arreglarte con él, no sea que te entregue al juez, y el juez al alguacil y te metan en la cárcel. En verdad te digo que no saldrás de allí hasta que pagues el último céntimo” (Lc. 12:58, 59; Mt. 5:25, 26). Dicen que el adversario es uno de los ángeles que están en el mundo, al que llaman el Diablo; éste, según ellos, ha sido hecho para llevar las almas de los difuntos de este mundo al Arconte.
Dicen que este Arconte es el primero de los autores del mundo; él entrega las almas al otro ángel, que es su alguacil, para que las encierre en otros cuerpos, pues, según ellos, el cuerpo es la prisión. En cuanto a la frase: “No saldrás de allí hasta que pagues el último céntimo”, la interpretan del modo siguiente: Nadie se librará del poder de los ángeles, que han hecho el mundo, sino que cada alma pasará de un cuerpo a otro, hasta que se realicen todas las obras que se hacen en este mundo; cuando no quede ninguna obra por realizar, el alma liberada se elevará a Dios, que está sobre los ángeles, autores del mundo.
Así se salvarán todas las almas, ya sea entregándose de una vez a todas las actividades en cuestión en una sola venida, ya sea pasando de cuerpo en cuerpo y realizando toda clase de actividades deseadas, cualquiera que sea la clase de vida, pagan su deuda y quedan así libres de la necesidad de regresar a un cuerpo.
5. Aunque efectivamente se realicen entre ellos todas estas maldades, todas estas abominaciones, todos estos crímenes, yo jamás creeré en ello. Sea lo que sea, así consta en sus inscripciones y así lo manifiestan ellos, que Jesús comunicó cosas secretas privadamente a sus discípulos y apóstoles, y les ha pedido que también ellos transmitan privadamente a los que consideren dignos y tengan fe.
En efecto la salvación viene por medio de la fe y de la caridad; todo lo demás, como es indiferente, será unas veces bueno otras veces malo, según la opinión de los hombres, porque no hay nada que sea malo por naturaleza.
6. Algunos de ellos marcan a fuego a sus discípulos en la parte posterior del lóbulo de la oreja derecha. Perteneciente a su grupo era una tal Marcelina, que llegó a Roma en la época de Aniceto y fue causa de la perdición de muchos. Ellos se dan el título de gnósticos.
Poseen imágenes, unas pintadas, otras hechas de diversas materias, porque, según ellos, un retrato de Cristo fue hecho por Pilato en el tiempo en que Jesús vivía entre los hombres. Coronan estas imágenes y las exponen juntamente con las de los filósofos profanos, es decir, con las de Pitágoras, Platón, Aristóteles y demás. Y rinden a estas imágenes todos los honores en uso entre los gentiles.
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Cerinto y el nacimiento virginal de Jesús
1. Un tal Cerinto enseñó en Asia la siguiente doctrina: El mundo no ha sido creado por el primer Dios, sino por un Poder separado considerablemente del Poder Supremo, que está sobre todas las cosas, y desconoce al Dios que está sobre todo.
Jesús no ha nacido de una Virgen, porque esto le parecía imposible, sino que ha sido hijo de José y de María nacido de la misma manera que los demás hombres, y ha aventajado a todos tanto en justicia, como en prudencia y sabiduría. Después del bautismo, Cristo, viniendo de parte del Poder Supremo, que está sobre todas las cosas, ha descendido sobre Jesús en forma de una paloma; es entonces cuando este Cristo ha anunciado al Padre desconocido y ha realizado milagros; después finalmente se ha separado, volando de Jesús. Jesús ha padecido y ha resucitado, en cambio el Cristo ha seguido impasible, porque es espiritual.
Los Ebionitas y la negación de Pablo
2. Los que se llaman Ebionitas admiten que el mundo ha sido hecho por el verdadero Dios; pero, por lo que atañe al Señor, profesan las mismas opiniones que Cerinto y Carpócrates.
Utilizan solamente el Evangelio según Mateo, rechazando al apóstol Pablo, a quien le acusan de apostasía con respecto a la Ley. Tratan de comentar las profecías con una minuciosidad excesiva.
Practican la circuncisión y perseveran en las costumbres legales y en las prácticas judías, hasta el extremo de adorar a Jerusalén, como si fuera la casa de Dios
Los Nicolaítas
3. En cambio los Nicolaítas tienen por maestro a Nicolás, uno de los siete primeros diáconos ordenados por los apóstoles (Hch. 6:5, 6).
Viven sin moderación. El Apocalipsis de Juan manifiesta plenamente quiénes son (Ap. 2:14, 15). Enseñan que la fornicación y consumo de las viandas ofrecidas a los ídolos son cosas indiferentes.
También la Escritura dice a este propósito: “Tienes a tu favor que aborreces las obras de los nicolaítas, que yo también aborrezco” (Ap. 2:6).
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Marción y el Dios del Antiguo Testamento
1. Cierto Cerdón tomó también como punto de partida la doctrina de personas del entorno de Simón el Mago; habiendo llegado a Roma en la época de Higinio, que ocupó por sucesión el noveno lugar del episcopado a partir de los apóstoles, enseñó que el Dios anunciado por la ley y los profetas no es el Padre de Nuestro Señor Jesucristo; porque el primero ha sido conocido y el segundo es desconocido, el uno es justo y el otro es bueno
2. Le sucedió Marción, originario del Ponto,50 quien acrecentó su escuela blasfemando desvergonzadamente contra el Dios anunciado por la Ley y los profetas. Según él, ese Dios es un ser maléfico, que ama las guerras, inconstante en sus resoluciones y que se contradice a sí mismo. En cuanto a Jesús, enviado por el Padre, que está por encima del Dios, autor del mundo, vino a Judea en la época del gobernador Poncio Pilato, procurador de Tiberio César; se manifestó a los habitantes de Judea bajo la forma de un hombre, aboliendo la Ley y los profetas y todas las obras del Dios que ha hecho el mundo y que Marción llama también el Gobernador del mundo.
Además, Marción mutila el Evangelio según Lucas, eliminando de él todo lo relativo al nacimiento del Señor, suprimiendo también muchos pasajes de las enseñanzas del Señor, precisamente aquellos en que confiesa él del modo más claro que el Creador de este mundo es su Padre.
Mutilación de los Evangelios y de las cartas paulinas
Por eso, Marción ha hecho creer a sus discípulos que él es más veraz que los apóstoles, que han transmitido el Evangelio, cuando pone en sus manos, no el Evangelio, sino una pequeña parte de ese Evangelio. Mutila de igual forma las epístolas del apóstol Pablo, suprimiendo todos los textos donde el apóstol afirma manifiestamente que el Dios que ha hecho el mundo es el Padre de nuestro Señor Jesucristo, así como todos los pasajes donde el apóstol hace mención de profecías que anuncian de antemano la venida del Señor.
3. Según Marción, solamente habrá salvación para aquellas almas que hayan aprendido sus enseñanzas. Dice que el cuerpo, como ha sido sacado de la tierra, no puede participar de la salvación.
A su blasfemia contra Dios añade también, haciéndose realmente portavoz del diablo y perfecto contradictor de la verdad, la afirmación siguiente: Caín y sus