Escritos militares . Vo Nguyen Giap. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Vo Nguyen Giap
Издательство: Bookwire
Серия: Verde Olivo
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9789874039309
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la formación del Ejército Rojo de obreros y campesinos, Lenin consideraba el aumento del porcentaje obrero en su composición como una de las medidas más importantes tendientes a reforzar el carácter revolucionario de las fuerzas armadas soviéticas. En nuestro país, el fortalecimiento de la dirección del partido, de la educación ideológica proletaria y del trabajo político en el seno de nuestras fuerzas armadas, como así también el fortalecimiento de su organización política constituyen, con el aumento del elemento obrero-campesino sobre todo en las filas de los cuadros, las medidas esenciales para reforzar el carácter revolucionario de esas fuerzas.

      Durante el desarrollo y la consolidación de nuestras fuerzas armadas, hemos tenido que resolver los siguientes problemas políticos fundamentales:

      – Reforzar continuamente la dirección del partido; una dirección unida directamente y en todos los planos con las fuerzas armadas particulares, siendo este el principio fundamental.

      – Reforzar continuamente el trabajo político, causa de la potencia combativa de las fuerzas armadas, también es un principio fundamental.

      – Vigilar particularmente la educación política y la dirección ideológica, lograr la asimilación por parte de los cuadros y de los combatientes de la línea y las tareas políticas, la línea y las tareas militares, así como de todas las medidas del partido y la legislación del Estado; inculcarles el marxismo-leninismo; elevar su conciencia de clase en estrecha vinculación con su conciencia nacional; inculcarles el amor a la patria, al Socialismo y al internacionalismo proletario. Sobre esta base, elevar incesantemente su combatividad y su determinación a combatir y vencer.

      – Consolidar continuamente la organización del partido y el sistema de trabajo político en todos los niveles.

      – Formar un contingente de cuadros absolutamente fieles a la obra revolucionaria del partido, capaces en el trabajo de dirección y de organización.

      – Aplicar el centralismo democrático. Aplicar correctamente una disciplina libremente consentida, la disciplina férrea de un ejército revolucionario sobre la base de una mayor democracia interna. Reforzar la cohesión en las filas del ejército, la unión entre el ejército y el pueblo como si fuesen pez y agua, promoviendo una solidaridad internacional fraterna sobre la base del internacionalismo proletario.

      Gracias a todo ese trabajo de educación y de organización, nuestras fuerzas armadas populares adquieren una esencia revolucionaria a toda prueba; siempre “fieles al partido, dedicadas al pueblo, listas para combatir y sacrificarse por la independencia, la libertad de la patria y por el Socialismo”, afirmándose como instrumento eficaz de la dictadura obrero-campesina, en la etapa de la revolución nacional-democrática-popular y de la dictadura del proletariado en la etapa de la revolución socialista.

      Nuestro partido resolvió con éxito el problema de la organización de las fuerzas armadas sobre la base de su organización política.

      La experiencia que hemos adquirido durante la guerra del pueblo en estos últimos veinticinco años demostró que la organización de las tres categorías de las fuerzas armadas —las tropas regulares, las tropas regionales y las milicias populares— es la forma más adecuada de movilizar y organizar a toda la nación para el combate; que es preciso prestar mucha atención a la organización de las tropas regulares, vigilando la organización de las fuerzas regionales y de las milicias populares; que se debe combinar estrechamente la organización de las tropas regulares y la de las fuerzas regionales, la organización de las fuerzas “estables” y la de las fuerzas móviles. Esto constituye un nuevo desarrollo de las tradiciones de nuestros antepasados en la organización de las fuerzas armadas de la nación.

      Las milicias populares, las fuerzas guerrilleras y los grupos de autodefensa, constituyen las fuerzas armadas de las bases trabajadoras. Sin apartarse de la producción, son el instrumento de dictadura del poder popular en la base. Organizadas en las aldeas y poblados, en las fábricas, las calles, etc., para responder a las necesidades del combate y a las características de cada región esas fuerzas forman una vasta red que cubre todo el país. Están siempre listas para combatir con todas las armas apropiadas, tanto rudimentarias como modernas, con métodos de gran eficacia. Así aseguran directamente la protección del pueblo, preservan y desarrollan las bases políticas, realizan mejor su papel de grupo de choque en la producción y proporcionan buenos cuadros y buenos combatientes a las tropas regionales y regulares.

      Las tropas regionales constituyen el núcleo fundamental de la lucha armada en una región. Organizadas según las necesidades y las condiciones reales de cada campo de batalla y de cada región, forman unidades fuertes y de gran calidad, dotadas de suficiente armamento; capaces de operar solas en la región o en estrecha coordinación con los guerrilleros y las tropas regulares, llevando a cabo las siguientes misiones: aniquilar al enemigo, promover la guerrilla, defender a la población y preservar el poder popular.

      Las tropas regulares son fuerzas móviles que operan en cualquier parte del país o en sectores estratégicos determinados. Incluyen diferentes armas, sobre todo un ejército lo suficientemente poderoso, una aviación y una marina de dimensiones apropiadas. Deben ser muy calificadas y constituir verdaderos puños de acero; deben ser capaces de sostener combates de aniquilamiento de envergadura, de asestar al enemigo golpes cada vez más severos; desde el momento en que se lanzan al combate deben asegurar la victoria, liquidar unidades enemigas cada vez más importantes, provocar cambios considerables en los diversos teatros de operaciones.

      De ese modo, las fuerzas armadas populares deben no solamente llevar a cabo con eficiencia su tarea esencial de aniquilamiento del enemigo sino que también deben defender a la población, contribuir a la organización y al desarrollo de las fuerzas políticas de masas, servir de sostén a la guerra del pueblo. Dada las particularidades de la lucha revolucionaria en nuestro país y el creciente encarnizamiento de la guerra, sobre todo en las condiciones de una agresión neocolonialista, debemos, mientras formamos tropas regulares de un valor combativo en aumento, organizar poderosas tropas regionales. Solamente así las tres categorías de tropas están en condiciones de llevar al máximo su capacidad combativa, de coordinar estrechamente sus actividades para aniquilar al enemigo y para defender con eficacia el potencial del pueblo, de asegurar el poder popular a diferentes niveles y de desarrollar vigorosa y plenamente la guerra del pueblo.

      En estrecha coordinación con las fuerzas políticas y las fuerzas de seguridad, las tres categorías de tropas son organizadas proporcionalmente y repartidas en forma racional en cada sector estratégico, cada ámbito y cada región, de manera de poder disponer de fuerzas locales importantes, de fuerzas móviles poderosas y combinarlas estrechamente en los puntos claves, en todos los niveles y en todo el país. Esta es una característica de la organización de las fuerzas armadas populares y, a la vez, la notoria superioridad de la guerra del pueblo. Si se dispone de buenas tropas locales, podemos atacar en todas partes con unidades que conozcan bien el terreno, al enemigo y sepan exactamente dónde sorprenderlo. Podemos replicar inmediatamente en cualquier parte, aniquilar, dispersar, detener las fuerzas del enemigo, permitiendo que nuestras fuerzas móviles se centren para aniquilar al adversario en los lugares donde está más expuesto. En un país con un territorio no muy extenso y frente a un enemigo que dispone de una gran movilidad y de tropas numerosas, organización y distribución de fuerzas, se pueden limitar los puntos fuertes del adversario y desarrollar los nuestros, crear un dispositivo estratégico sólido a fin de conservar la iniciativa en toda circunstancia. Eso nos permite tener en todo momento y en cantidad suficiente fuerzas para sorprender al enemigo en todas partes, contando con la posibilidad de realizar una cantidad de maniobras capaz de debilitar las fuerzas móviles estratégicas enemigas y de lograr victorias cada vez más importantes, sin que por ello sea necesario tener una cantidad de efectivos igual o superior a los del enemigo.

      Nuestro ejército pasó gradualmente del régimen del voluntariado al del servicio militar obligatorio. De este modo, la movilización del pueblo para organizar las fuerzas armadas populares y lograr la consolidación de la defensa nacional, realizó un nuevo progreso.

      Basándonos en la toma de conciencia de las masas populares, aplicamos el régimen del voluntariado para organizar el ejército durante la primera resistencia. Desde 1954 el Norte, totalmente liberado