Retrato hablado. Javier Darío Restrepo. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Javier Darío Restrepo
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Зарубежная деловая литература
Год издания: 0
isbn: 9786074506297
Скачать книгу
tema se sentirá más motivado a responder que cuando nota que el entrevistador está ahí porque lo mandaron. En una ocasión una persona llamó al periódico para decir: “La próxima vez que manden a esa reportera a entrevistarme, por favor denle antes un café”. Luego explicó que la reportera había pasado toda la entrevista recostada sobre el escritorio y bostezando.

      La humildad es otra actitud que favorece el diálogo. La preparación del tema tiene como objetivo la posibilidad de sostener un diálogo de altura en función del público, pero cuando el entrevistador plantea la conversación en términos de un coloquio entre eruditos corre el riesgo de que su entrevista no sea interesante para el público en general. Si el periodista ya lo sabe todo sobre el tema o sobre la persona que tiene enfrente, se puede ahorrar la entrevista y pasar directamente a escribir un libro. Es, de nuevo, un asunto de equilibrio. El periodista tiene que saber mucho del tema, pero al mismo tiempo debe ser humilde y mantener una cierta dosis de ingenuidad. Con ello conseguirá que su texto contenga los elementos básicos que le permiten a cualquier lector entender el tema a la vez que le aportará al lector enterado datos novedosos.

      Rudos y técnicos

      Algunos periodistas consideran que una buena entrevista es un pleito. Creen que su tarea es hacer enojar al entrevistado, cuando de lo que queremos es hacerlo hablar. Por supuesto que no se trata de ser condescendiente con él ni que nuestra principal preocupación sea que pase un buen rato. En muchos casos habrá que hacerle preguntas duras que no le gusten y tal vez se moleste, pero no es su enojo lo que buscamos de entrada. Otros periodistas confunden su tarea y buscan ridiculizar al entrevistado o intentan convencerlo de algo. Pero no es tarea del periodista convertir a nadie sino conocer qué piensa y por qué piensa así una persona, por qué hizo o dejó de hacer algo. Es mostrar un punto de vista que puede ser distinto del suyo.

      Rosa Montero tampoco está de acuerdo con los “boxeadores” de la entrevista. Se inclina, en cambio, por los entrevistadores

      El diálogo

      Si las evasivas sobre un tema son constantes, podemos confrontar directamente: “¿No quiere hablar de este tema?”.

      Con muchas personas la conversación fluye de manera muy natural. Pero algunos entrevistados padecen de incontinencia verbal y otros, en cambio, sufren de estreñimiento oral y responden con monosílabos. Hay los que pretenden impresionar al mundo con respuestas rimbombantes o exageradamente técnicas. Otros buscan entrevistar al entrevistador y no falta el que quiere tomarle el pelo. En cada caso el periodista tendrá que ser hábil para maniobrar y llevar la conversación a buen puerto.

      Se trata de generar una interacción creativa entre el entrevistador y el entrevistado que cuando funciona bien los sorprende a ambos porque aparecen cosas que ninguno de los dos habían imaginado y que fueron posibles gracias a ese ir y venir de las ideas. Una buena entrevista establece un diálogo auténtico. El periodista logra que el entrevistado reflexione, que producto de ese proceso descubra cosas que no había expresado y, sobre todo, que las diga.

      Normalmente comenzamos con preguntas básicas y ligeras. Luego, vamos profundizando paulatinamente hasta llegar a las preguntas más difíciles en las que se abordan los temas más complejos. De ahí regresamos a preguntas más suaves para terminar el encuentro. Pero no es regla. En algunas ocasiones tendremos que empezar con las preguntas más incómodas. Saber plantear el ritmo de la conversación es una de las habilidades que debe desarrollar el entrevistador.

      Dice Grijelmo:

      Durante el proceso, el reportero deberá registrar no sólo las respuestas del entrevistado sino también las reacciones que sean significativas: sus pausas, sus énfasis, sus titubeos, su tono de voz, sus risas. Igualmente irá “leyendo” su lenguaje no verbal.

      El reportero deberá también registrar algunos elementos significativos del entorno. No se trata de hacer una relación notarial de la vestimenta del entrevistado o