Vaschetto, EmilioSer loco sin estar loco / Emilio Vaschetto. - 1a ed . - Olivos : Grama Ediciones, 2021.Libro digital, EPUBArchivo Digital: descarga y onlineISBN 978-987-8372-52-51. Clínica Psicoanalítica. I. Título.CDD 150.195 |
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Diseño de tapa: Gustavo Macri
Ilustración: Roly Arias
Idea: Carolina Alcuaz
Primera edición en formato digital: febrero de 2021
Versión: 1.0
Digitalización: Proyecto451
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Inscripción ley 11.723 en trámite
a Germán García
Agradecimientos
En primer lugar quiero agradecer a Alejandra Glaze por confiar nuevamente en mi trabajo. A Diego Costa por su colaboración sobre la “prehistoria” de las psicosis sin locura. A Jorge Faraoni, mi amigo y compañía indispensable en la lectura minuciosa de los capítulos. A Carolina y a Lola por el amor que me prodigan diariamente y ser quienes iluminan mis madrugadas de silenciosa y trabajosa escritura. A Gloria Aksman por sus precisiones conceptuales. A la interlocución producto de los carteles de “Psicosis”: Oscar Montivero, Maira Rivainera, Paula Cristo, Roxana Talocchino, Antonella Sorrentino, Matías Calderón, Oscar Toscano y Nicolás Salinas y el cartel “Sujetos sin inconsciente”: Carolina Alcuaz, Josefina Cantero, Lucina Carbón y Andrés Rodríguez Evans.
Prefacio
Este libro compromete al menos ocho años de elaboraciones, reflexiones e interpretaciones dentro del psicoanálisis de la orientación lacaniana desde que escribí ese breve itinerario llamado “Los descarriados…”.
Durante todo este tiempo he contenido cualquier impulso grafomaníaco entendiendo que tales elaboraciones requerían de un punto de capitonado conveniente y a tempo, una suerte de “tincture of time”.
El que crea que se trata de un libro acerca de las psicosis quizás incurra en el error de querer descubrir alguna ontología determinada, alguna respuesta a los interrogantes que destila la clínica de la locura, pero no es exactamente eso. ¿Están excluidas entonces las respuestas? De ninguna manera. Están todas las respuestas que he ido encontrando tanto en mi casuística como en la que he ido recopilando dentro del Campo Freudiano del cual formo parte –así como también en la de analistas por fuera de éste–, un conjunto de casos que demuestra, paradójicamente, soluciones ejemplares, vale decir, únicas.
Qué es la locura no es muy difícil decirlo, lo difícil es pensar cómo es que no estamos locos. Por qué no alucinamos si el lenguaje está fermentando en nuestra cabeza y cómo es que no deliramos si es que continuamente interpretamos el mundo con la torsión de nuestro deseo. No estaba muy errado Raymond Queneau cuando suponía que el primer hombre habría sido un mono que se volvió loco. (1) El lenguaje lo hace todo, desde enloquecernos hasta deshacernos de nuestros padecimientos, desde soñar hasta imaginar, hacer vibrar las palabras en el amor hasta congelarlas en el odio inveterado. El lenguaje lo hace todo, todo menos uno: gozar.
La lección antisegregativa de Jacques Lacan es que se puede ser psicótico sin ser loco. Y extendiendo nuestras posibilidades idiomáticas diremos mejor que es posible ser loco sin estar loco. Solo el psicoanálisis contempla la extraordinaria alternativa de una locura sin locura.
1- Raymond, Q., Comprendre la folie, citado por: Madeleine Velguth en Introducción, Queneau Raymond. En los confines de las tinieblas. Los locos literarios, Asociación Española de Neuropsiquiatría, Madrid, 2004, p. 15.
CAPÍTULO I
Antecedentes difusos de una clínica de lo discreto
(Capítulo escrito en coautoría con Diego Costa)
¿Maníacos o lúcidos? (Pinel con Trélat). Los ex-céntricos (Paul Moreau de Tours). Una forma de manía argentina (Diego Alcorta con Groussac). Psicosis con consciencia (Brion y el caso Violette). Estados intermedios (Alejandro Korn en la penitenciaría). Los simuladores de talento (Ramos Mejía con José Ingenieros). Las locuras morales de Helvio Fernández. El club de los deformes.
¿Maníacos o lúcidos? (Pinel con Trélat)
No es una novedad que, en el campo de la psiquiatría moderna, desde que ésta se gestó como un movimiento europeo, (2) hubieron casos de locura que no expresaban plenamente sus síntomas, cuyas manifestaciones podían suponerse, más no constatarse semióticamente.
En tal sentido es inevitable sobrevolar las elaboraciones de Philippe Pinel (1801) en torno a la Manía sin Delirio, los trabajos de los británicos James Pritchard (1837) y Henry Maudsley (1874), así como el desarrollo del francés Ulysse Trélat (1867) tanto como el singular trabajo de Paul Moreau de Tours. Todos y cada uno de ellos destacan en mayor o menor medida la posibilidad de una locura sutil, formas de alienación que se asemejan mucho a la normalidad.
Philippe Pinel, en su Tratado médico-filosófico sobre la alienación mental (1801), de modo fundante aceptará la posibilidad de coexistencia de locura (manía) “sin lesión del intelecto” pero con lesión en las “facultades afectivas”. Presenta así varios casos que ejemplifican esta concepción; esencialmente, individuos que sufren ataques de furia y violencia repentina. Aclaremos aquí que lo afectivo difiere del trastorno del humor tan difundido actualmente bajo el mote de “trastorno bipolar”, es decir, en el eje manía-depresión.
“¿Puede haber manía conservándose ileso el entendimiento? -se pregunta Pinel. Podemos mirar con la debida admiración los escritos de Locke, y convenir sin embargo en que son muy incompletas las nociones que da sobre la manía cuando la considera como inseparable del delirio. Yo mismo opinaba como este autor cuando volví a comenzar en Bicêtre mis investigaciones sobre esta enfermedad, y no me causó poca admiración el ver muchos locos que en ningún momento presentaron lesión alguna del entendimiento, y que estaban dominados por una especie de instinto de furor, como si únicamente estuviesen dañadas sus facultades afectivas”. (3)
Ulyses Trélat por su parte, trabajando en la Salpêtrière, publica un tratado sobre la Locura lúcida (1867), (4) inaugurando así la nefasta serie de los psiquiatras-policías. El papel del alienista quedaba rebajado al lugar de quien debe desenmascarar a aquellos locos que no lo parecen, para terminar en la recomendación, al modo de los eugenistas, de mantener a estos individuos alejados de las buenas familias. Algunos más o menos débiles, más o menos maníacos, abúlicos o locos, en su mayoría ocultaban el delirio o encubrían de manera astuta la bizarría de su conducta.
Los ex-céntricos (5) (Moreau de Tours)
“Excéntricos”. Así llama Paul Moreau de Tours, hacia fines del siglo diecinueve, a una serie de individuos sobre los cuales la atención