34. Ievréinov, N. N., El secreto de Rasputín, Byloie, Leningrado, 1924, p. 80. Véase también: Pokrovski, M. N., Prólogo a Epistolario de Nicolás y Alexandra Romanov, vol. 3, Gosudarstvennoie izdatelstvo, Moscú/Petrogrado, 1923, p. xxvii.
35. Vyrubova, A., «Páginas» de mi vida, en Anna Vyrubova, la dama de compañía de Su Alteza, Orbita, Moscú, 1993, p. 274.
36. Kozlov, N., «Vida y pesar», en Zemschina, Russkaya Gramota, 1992, nº 89.
37. Raykov, V., «Alcancé a ver un rostro extraordinariamente iluminado», Chudiesa i prikliuchenia, nº 1, 1991, p. 66.
38. Platonov, O. A., op. cit., pp. 144-146 y 206-207.
39. Avrej, A. Ya., op. cit., pp. 26-29.
40. Radzinsky, E. S., op. cit., p. 155.
41. Ievréinov, N. N., op. cit., p. 80; Raykov, V., op. cit., pp. 63-66; Rozhnov, V., «El último favorito del último zar. Ensayo histórico-psiquiátrico», en Naúka i religuia, nº 7, 1974, pp. 49-55; Ibid., nº 8, pp. 48-53.
42. Isaev, D. D., «Comentarios al artículo de A. P. Kotsiubinski y D. A. Kotsiubinski Grigori Yefímovich Rasputín: un retrato psicológico», en Obozrenie psijiatrii i meditsinskoi psijologuii im. V. M. Bejtereva, 1995, nº 1, pp. 112-117.
43. Kotsiubinski, A. P., «El secreto del amor de Grigori Rasputín», Smiena, 1994, 2 y 8 de diciembre; Kotsiubinski, A. P. y Kotsiubinski, D. A., «El secreto del amor de Grigori Rasputín», Smiena, 1994, 16, 23, 27 y 29 de diciembre; Kotsiubinski, A. P. y Kotsiubinski, D. A., «Grigori Yefímovich Rasputín: un retrato psicológico», en Obozrenie psijiatrii i meditsinskoi psijologuii im. V. M. Bejtereva, 1995, nº 1, pp. 102-111; Kotsiubinski, A. P., Kotsiubinski, D. A., «Personalidad y poder. Grigori Yefímovich Rasputín: el destino visto a través del prisma del carácter (primer informe)», Obozrenie psijiatrii i meditsinskoi psijologuii im. V. M. Bejtereva, 1995, nº 4, pp. 317-327; Kotsiubinski, A. P., Kotsiubinski, D. A., «Personalidad y poder. Grigori Yefímovich Rasputín: el destino visto a través del prisma del carácter (segundo informe)», en Obozrenie psijiatrii i meditsinskoi psijologuii im. V. M. Bejtereva, 1996, nº 1, pp. 92-102; Kotsiubinski, D. A., «Grigori Rasputín: un hombre que se hizo y se destruyó a sí mismo», en Dielo, 24 de enero de 2000.
LA LEYENDA
DE UN PEREGRINO
La personalidad
«Toda mi vida no ha sido más que una enfermedad»
Poco sabemos de la infancia y la adolescencia de Grigori Yefímovich Rasputín, aunque sí se ha logrado preservar algún que otro documento. De acuerdo con las pruebas documentales que han sido publicadas en los últimos años, G. Y. Rasputín nació el 9 de enero de 186944 y fue dado de alta, con fecha del 10 de enero de 1869, en el registro civil de la población de Pokrovskoie, distrito de Tiumén, provincia de Tobol.45
El apellido Rasputín consta en el «Listado de familias naturales de la comarca de Pokrovskoie» y sus orígenes se remontan a la segunda mitad del siglo xviii.46 Puede seguirse una línea que parte de Yakov Vasílievich Rasputín, abuelo de Grigori. Al nacer Rasputín, vivían en Pokrovskoie treinta y tres familias procedentes de la mencionada línea que partía de su abuelo. Al margen de los trabajos propios de los campesinos, los Rasputín se dedicaban al transporte de mercancías y a la pesca.47 Hasta donde nos es conocido, en la familia de los Rasputín no hubo enfermos mentales.
El padre de Grigori, Efimi (Yefim) Yákovlevich (1843-1916)48 —«un hombre regordete, peludo y recio»— 49 «a menudo impresionaba a sus convecinos con “charlas ilustradas”, por lo que pasaba por aldeano sabio, que de todo discurría y sabía».50 Cuando construyeron una iglesia en la aldea, Yefim Yákovlevich desempeñó durante un tiempo las labores de encargado de la misma. Según las convenciones locales, se trataba de un hombre acaudalado, toda vez que era dueño de una casa de ocho habitaciones, de diversos enseres para ejercer sus oficios y de una parcela de tierra.51 La madre de Grigori, Anna Vasílievna (aunque Matriona Rasputina la menciona con el patronímico Yegórovna) superaba en tres años la edad de su marido.52
Es imposible afirmar hoy con exactitud cuál era el número exacto de hermanos y hermanas que tuvo Grigori Rasputín. Matriona Rasputina informa de la existencia de Mijaíl, un hermano de Grigori, dos años mayor que éste, que había sido su único compañero de juegos durante la infancia y que murió cuando Grisha había cumplido los ocho años53 (doce según otras versiones).54 Los otros tres hermanos de G. Y. Rasputín, siguiendo también las afirmaciones de Matriona, murieron siendo aún muy pequeños.55 Por su parte, A. V. Chernyshov, quien accedió a los registros de nacimientos de la población de Pokrovskoie, no menciona a ningún Mijaíl y se refiere, por el contrario, a Feodosia, una hermana de Grigori nacida en 1875 y que habría vivido, al menos, hasta alcanzar la edad de doce años.56 A. N. Bojanov precisa, basándose en los mismos registros, que Yefim y Anna Rasputín tuvieron nueve hijos en total, todos ellos, con la excepción de Grigori, muertos antes de superar la niñez.57 Por último, O. A. Platonov, apoyándose igualmente en los registros, menciona a las hermanas mayores de Grigori y a un hermano, dos de nombre Evdokia, una de nombre Glikeria y un chico llamado Andrei, todos fallecidos a tierna edad.58 No es difícil percatarse de que aquí tampoco se menciona al hermano de nombre Mijaíl. Sólo se puede afirmar fehacientemente que Grigori fue el único de los hijos de Anna y Yefim Rasputín que alcanzó la edad adulta, lo que quedó registrado durante el Censo nacional de población realizado en el año 1897.59
La personalidad de Rasputín no fue ajena al trasfondo de las evidentes secuelas que le produjo un trauma de nacimiento.60 Según el testimonio de su madre, a diferencia de su hermano mayor, Grigori era un bebé extremadamente intranquilo, «se revolvía en la cuna, como si quisiera liberarse de los pañales».61 Comenzó a andar a la edad correspondiente, pero no habló hasta los dos años y medio,62 «y cuando comenzó a hacerlo, pronunciaba las palabras con descuido», aunque «no era disléxico» y, de hecho, muy pronto adquirió un elevado volumen de vocabulario.63
Según el testimonio de Matriona Rasputina, su padre jamás destacó por su buena salud.64 «Toda mi vida no ha sido más que una enfermedad ... », apuntaba un melancólico Rasputín en uno de sus escritos autobiográficos.65 La secuela principal del trauma que sufrió Rasputín durante el parto consistía en su escasa capacidad de adaptación al estrés lo que, a su vez, le producía una significativa merma de las defensas propias del organismo. Ello motivó que ya desde su infancia, Rasputín sintiera la necesidad de recibir ayuda psicológica exterior, especialmente, femenina, que le permitiera superar el estrés y los malestares que éste le acarreaba. En una ocasión, por ejemplo, y cuando aún se encontraba convaleciente de una enfermedad y con una fiebre muy alta que no remitía, el pequeño Grigori «vio a una hermosa mujer de la ciudad sentada en su cama que estuvo tranquilizándolo hasta que le pasó la fiebre».66 Más adelante, el propio Rasputín cultivaría esa «curación por apaciguamiento», en particular, cuando le tocó ocuparse de la salud del zarevich Alexei.
Grisha Rasputín se excitaba con facilidad, era extremadamente vivaz y, en el plano emocional, era un niño inestable e intranquilo. «Su comportamiento impredecible sacaba a mi abuela de sus casillas», escribe Matriona, porque