Navegando en patín a vela. Ricard Pedreira Font. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Ricard Pedreira Font
Издательство: Bookwire
Серия: Deportes Acuáticos
Жанр произведения: Сделай Сам
Год издания: 0
isbn: 9788499108858
Скачать книгу
se agrupan para compartir su afición: la de navegar en patín a vela.

      Gracias a los patines a vela y su larga historia, existen hoy en día clubes náuticos de playa en primera línea de mar, cosa impensable en algunos lugares. Pero como el patín es una embarcación de playa, los módulos iniciales que al principio servían sólo para cambiarse y guardar los mínimos pertrechos poco a poco se han ido haciendo más grandes hasta convertirse, en determinados casos, en clubes náuticos. Por este hecho, algunos están situados en los mejores puntos de los pueblos o las ciudades. Por ejemplo, en Sitges (provincia de Barcelona), en un lugar privilegiado, pintado por cientos de pintores, justo debajo de la iglesia y en el centro del pueblo, se levanta el club náutico, que está formado por patines a vela, en su mayoría.

      Los patinaires son una gente excepcional. Cuando empecé a navegar en patín, con 16 años, tenía por compañeros a «jóvenes» de 40, 50 y 60 años, como si fueran mis compañeros de colegio. Existe una gran fraternidad entre los navegantes y esto hace a esta clase muy particular.

      Las grandes regatas son un encuentro de decenas de embarcaciones, a veces más de un centenar. Los clubes que las celebran muestran generalmente una excelente organización, acorde con la magnitud e importancia de estos eventos.

image

       Figura 1.6. Salida de una regata de campeonato en Andalucía.

      En estos últimos años hemos observado un cambio substancial en los navegantes de patín. El típico patinaire de antaño, con su vestimenta de trotamundos del mar, ha dejado paso al navegante deportista, que navega invierno y verano, en un mundo donde el deporte es una manera de mantenerse en forma, una pasión y un estilo de vida.

      La clase Patín a vela es una clase abierta y con proyección de nivel internacional.

      Yo invito a todo aquel que no conozca el fabuloso mundo del patín a que, aparte de leer este libro, se asome a los clubes náuticos de patín, pregunte y pruebe el patín a vela, ese barco maravilloso.

      CAPÍTULO 2

      Aprendiendo a navegar en patín

      Ricard Pedreira

      – Aquí tienes un patín – dice Ricardo a Manuel, su joven alumno.

      – Qué grande…

      – Mide más de 5 metros. Casi como una casa de dos pisos.

      – ¿Y es de madera?

image

      Figura 2.1. Patín sin vela.

      – Sí, hoy la mayoría de patines son de madera, pero se fabrican también en plástico.

      – ¿Y cómo se llaman estas piezas?

      – Estas dos piezas que van de punta a punta se llaman flotadores.

      – ¿Están vacíos?

      – Sí. Tienen unos refuerzos por dentro, pero están vacíos para que flote.

      – ¿Y estos tapones de la punta de delante?

      – Estos tapones sirven para vaciarlos, si se llenaran de agua, por una grieta o un agujero.

      – ¿Y los flotadores van unidos por estos cinco…?

      – Bancadas, se llaman bancadas.

      – Se ven fuertes.

      – Son las que dan rigidez a la estructura. Están compuestas por capas de distintas maderas.

      – Detrás hay una barra de metal brillante y una polea…

      – Exactamente, la barra de escota.

      – ¿Escota?

      – Escota es la «cuerda» (en un barco hay muchas «cuerdas» y cabos). Todas tienen un nombre propio…

      – ¿Para qué sirve?

      – Para tensar, cazar la vela.

      – Veo que lleva un palo de aluminio…

      – Es el palo que servirá para subir la vela.

      – Es muy largo…

      – Exactamente, 6 metros y 80 centímetros.

      – ¿Y cómo se monta?

      Manuel y Ricardo se acercan al patín.

      – Vamos a montar el palo.

      – ¿Se puede montar sin ayuda, una persona sola?

      – Vamos a verlo. Primero hay que soltar todos los obenques…

      – ¿Obenques?

      – Son los cables que sujetarán el palo para mantenerlo erguido.

      – Hay muchos…

      – Hay tres pares: los de proa, los medios y los de atrás.

      – Bien, vamos allá.

      – Primero, con el palo todavía echado, hay que sujetar los obenques de delante a sus posiciones de enganche en la punta de los flotadores.

      – Bien.

      – Después hay que alzar el palo y colocar la cazoleta (o coz) de su base en esta bola o punto de sostén de metal, colocado en la primera bancada.

      – Y se puede montar ya…

      – El palo se mantiene erguido, apoyado hacia atrás, y así se pueden sujetar los demás obenques a sus enganches del medio (regletas) y de atrás.

      – ¿Y ahora?

      – Está preparado para recibir la vela y navegar.

      – Si que es fácil…

      – Y rápido. Es el barco más rápido de montar que conozco. Y he montado muchos.

      – Primero la vela sobre el patín, con su grillete a la vista.

      – ¿Grillete?

      – Este pequeño aro de metal alargado, con su perno roscado. Ahora la escota.

      – ¡Ah! – dice Manuel, admirado.

      Ricardo desenrolla una flamante y gruesa escota roja y se la entrega a Manuel.

      – ¿Yo… qué hago?

      – Deja la punta que tiene una gaza, un ojal para entendernos, en la segunda bancada.

      – ¡Hecho!

      – Dirígete a la polea de atrás, en la barra de escota, y pasa la escota.

      – ¡Claro!

      – Ahora ve hasta la polea de la segunda bancada del patín y…

      – ¡La paso!

      – Que la polea suene cric-cric, al tirar.

      – ¡Ya!

      –