El segundo punta o un centrocampista bloquea el espacio a los defensas interiores e intenta evitar los pases horizontales o interceptarlos para hacerse con el balón.
El contrario que lleva el balón será abordado inmediatamente de forma agresiva por el jugador más cercano, creándole una falta de espacio y de tiempo.
El objetivo es la situación de pressing, en la que 2 delanteros y 2 centrocampistas actúan contra 4 defensas.
Situación de partida para un pressing en el mediocampo
A diferencia del pressing de ataque, el pressing en el mediocampo se inicia cerca de la línea de medio campo, dejando libre al contrario en su tercio de defensa.
Por lo demás, el procedimiento es el mismo que en el pressing de ataque, con la diferencia de que el centro del campo puede sumarse con un delantero, ya que se elimina la neutralización del portero.
En caso de darse la situación de pressing (ver Fig. 3) y éste es, por regla general, en el que el contrario está en posesión del balón en las bandas cerca de la línea de medio campo, entonces se organizará el desplazamiento del equipo a lo largo y a lo ancho hasta las 3 zonas longitudinales cercanas al balón.
Entrenamiento del pressing
En las siguientes sesiones de entrenamiento del período de puesta a punto se describen algunos ejemplos de ejercicios, con los cuales un equipo puede realizar el pressing y mejorar el nivel alcanzado.
Es recomendable realizar al principio los ejercicios en pequeños grupos (por ejemplo 2:2, 3:2, 3:3, 4:3, 4:4, etc.) y aumentarlos gradualmente hasta llegar a 11:11. Aquí se ejercitarán al mismo tiempo la preparación física y el uno contra uno a alta intensidad.
Es ventajoso que el entrenador explique inicialmente a nivel teórico sobre una pizarra qué objetivos se persiguen con el pressing, qué formas estructurales básicas existen, qué condiciones previas han de cumplirse y qué riesgos trae consigo el pressing, motivando y convenciendo con ello a los jugadores de que el pressing “vale la pena”.
OBJETIVOS PARA LA DIRECCIÓN DEL EQUIPO
Dirigir a un equipo significa dirigir a un grupo de personas y es éste uno de los problemas más difíciles que puedan darse. Para ello no existen recetas, en todo caso unos principios a tener en cuenta. La dirección del equipo persigue el objetivo de crear un clima y un entorno que influya positivamente en la disposición y la voluntad de los jugadores para rendir. Intentar formar a partir de jugadores individualistas un equipo combativo, capaz de entusiasmarse, que se quede sobre la tierra tras las victorias y demuestre una buena moral después de las derrotas.
Todo esto nos lleva a que un buen entrenador no tiene que ser sólo un buen futbolista y un táctico avispado, sino también un poco pedagogo, psicólogo y sociólogo, esto unido a una autoridad natural, que le permita ser reconocido como líder (persona de referencia).
Los principios para una dirección de equipo exitosa son, entre otros:
- Hay que marcarse unas metas básicas que además sean realizables.
Por el cumplimiento de estas metas conseguidas se medirá al equipo y a su entrenador.
- Tratar por igual a todos los jugadores no concediendo privilegios independientemente de su origen, sus diferentes puntos de vista o caracteres.
- Mantener la distancia suficiente, pero llevar una relación de confianza y colaboración.
- Hablar siempre unos con otros, buscar el diálogo con los jugadores.
- No sólo hablar, sino también saber escuchar.
- Fomentar todo lo que contribuya al compañerismo y al espíritu de equipo.
ANTES DEL PARTIDO
Una preparación psíquica y física suficiente para un partido requiere que el equipo se reúna por lo menos una hora antes del mismo. Cuando se trate de partidos en campo contrario deberá procurarse que los jugadores no tengan que trasladarse ellos mismos con su coche. La mentalización y la concentración para el encuentro inminente empiezan en el vestuario con una corta conversación entre el entrenador y los jugadores, donde se recordarán la táctica a seguir y el reparto de las funciones respectivas.
Si es posible, en este momento el entrenador tendría que conocer ya la alineación del equipo contrario, con el fin de realizar cambios de última hora en el equipo o tomar medidas tácticas (por ejemplo, asignar) con vistas a jugadores destacados del equipo contrario y también a poder describir sus debilidades.
Para seguir fomentando la disposición al rendimiento es necesario que el entrenador se ocupe especialmente de los jugadores nerviosos y sensibles, les infunda valor y ejerza una influencia tranquilizadora en ellos y que rebaje las tensiones acumuladas al grado necesario para obtener un buen rendimiento.
Antes del calentamiento hay que decidir con el capitán del equipo y el portero la mitad que se va a escoger:
- ¿Dónde se encuentra el sol?
- ¿En qué dirección sopla el viento?
Otra pregunta importante es:
- ¿Cuál es el estado del terreno de juego?
En lo que se refiere a los tacos tendría que ser el jugador mismo el que tomara la última decisión, aunque el entrenador, por supuesto, debería hacerse cargo de la revisión de las botas de fútbol.
Finalmente, el entrenador se ocupará de que en el descanso estén preparadas las bebidas adecuadas.
¡PROCURAR QUE EL CALENTAMIENTO SEA SUFICIENTE!
Precisamente en las categorías inferiores de aficionados se observa con frecuencia que al calentamiento no se le da la suficiente importancia, que muchas veces los jugadores salen a jugar fríos y, en consecuencia, mal preparados.
Muchos fallos en el juego, pero también contracturas, roturas de fibras musculares y de músculos tienen su origen por un calentamiento insuficiente antes del partido. El calentamiento supone una fase importante de la preparación física para el partido. Sobre todo debe prestársele mayor atención a estirar correctamente durante suficiente tiempo la musculatura. Esto tendría que durar entre 20-30 minutos. Ya que la disposición de los jugadores para un calentamiento intensivo varía, se recomienda un trabajo de calentamiento en grupo.
Se han hecho buenas experiencias cogiendo como mínimo una vez a cada jugador por separado dentro del marco de una sesión de entrenamiento durante la fase preparatoria y enseñarle la forma de calentar, dándole ideas, pero sin limitar demasiado su creatividad. De esta forma se puede enseñar a calentar a un jugador distinto cada domingo.
DURANTE EL PARTIDO
El lugar ideal para colocarse el entrenador es al borde del terreno de juego, en su medio campo y cerca de la línea central. Aquí se tiene la mejor visión y es posible un contacto acústico y visual con su equipo. Es una ventaja el que se obligue al cerebro del equipo a buscar con frecuencia el contacto visual con el entrenador, para así facilitar el entendimiento mutuo.
Las indicaciones y los gestos durante el juego deben ser concisos, entendibles y no debe haber lugar a variaciones libres, que influirán negativamente en el juego. El partido requiere también del entrenador una concentración total, decisiones rápidas y medidas eficaces, ya que deben
- reconocerse las debilidades propias y del rival,
- ordenar los cambios de posición y de funciones correspondientes,
- dar indicaciones tácticas,
- estimular a los jugadores dándoles voces y consignas
- ocuparse de los jugadores lesionados,
- e indicar el tiempo de juego que queda.
EN EL DESCANSO