Voleibol táctico. Cristòfol Salas Santandreu. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Cristòfol Salas Santandreu
Издательство: Bookwire
Серия: Voleibol
Жанр произведения: Сделай Сам
Год издания: 0
isbn: 9788499108186
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de 1992 (XXII Congreso Mundial de Voleibol) cambió su definición del voleibol de deporte colectivo por la de deporte de equipo (FIVB, 1992:7).

      4“Los cuasi-juegos son actividades ludomotrices modificadas al gusto del participante (...). Por ejemplo, dos esquiadores trazando un descenso sobre una pista” (Parlebas, 1988, pág. 45).

      5Deportes denominados por Méndez-Giménez (2002) como de muro o pared (JDMP).

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      L as características ya señaladas en las consideraciones taxonómicas en cuanto a la utilización del espacio, del móvil y de la posibilidad de realizar pases entre compañeros hacen que el voleibol responda de una manera especial a los principios de la dicotomía entre el ataque y la defensa. Principios propios de los deportes de equipo y que han sido expuestos y definidos entre otros por Bayer (1986 y 1993), Blázquez (1986), Mérand (1989), Fourquet (1990), Antón (1991), Grehaigne (1991), Metzler (1991), Portes (1991), Domínguez y Valverde (1993), Menaut (1993) y Bonnefoy, Lahuppe y Né (2000).

      En todos los deportes o juegos en los que la utilización del móvil es alternativa, los principios de ataque y defensa, de posesión de la pelota, de recuperación de la misma, de avance, de obstaculización a dicho avance, son de difícil identificación (Bayer, 1986; Moutinho, 1997 y Sampedro, 1997), dado que se desarrollan a la vez a lo largo del desarrollo del juego, o incluso llegan a invertirse (Beal, 1989). Por ejemplo, en voleibol mientras un equipo está realizando la culminación de un ataque por un jugador determinado, es decir, mientras un jugador está efectuando un remate, el resto del equipo debe estar ocupando su posición dentro del sistema de cobertura o apoyo a dicho remate ante el posible bloqueo del equipo rival; el apoyo es una situación colectiva evidentemente defensiva que se está desarrollando a la vez que una acción evidentemente ofensiva: el remate. Los deportes de uso alternativo del móvil son deportes en los que existen un equipo o un jugador que saca y otro que recibe o resta, pero que a la vez está en disposición de puntuar a partir de esa primera acción que podríamos considerar, a priori, defensiva; tanto es así que tras el cambio de sistema de puntuación aplicado al voleibol, son muchos los equipos que prefieren comenzar el juego recibiendo antes que sacando, dadas las mayores posibilidades de éxito.

      La solución a este problema conceptual estriba en entender el voleibol como constantes transiciones entre la defensa y el ataque (Beal, 1992). En el desarrollo de estas transiciones nos encontramos en primer lugar con la definición de las estructuras de juego en función de dos fases: la fase punto frente a la fase cambio. Esta conceptualización pierde sentido a partir de la aplicación del sistema de marcador acción-punto, ya que durante todas las fases del juego cualquiera de los dos equipos está en disposición de puntuar. Otra posible solución conceptual pasa por identificar el equipo en ataque o en defensa en función del equipo que tiene el balón, entendiendo que el equipo en ataque es el que está en el lado en el que está el balón, y el equipo en defensa es el equipo situado en el lado de la red en el que no está el balón (Santos, Delgado y Viciana, 1996). Esta propuesta, a partir de la imposición del sistema de acción-punto, cobra mayor sentido, pero pierde identidad al entender como atacante tanto al equipo que está al saque como al equipo que está en recepción, dependiendo del desarrollo de la jugada.

      Queda entender el voleibol como un deporte de enfrentamiento de complejos estratégicos, tal y como lo hicieron Kleschtschevv, Tjurin y Furajev (1968), y no como enfrentamiento de dos equipos uno en ataque y otro en defensa. Propuesta seguida con posterioridad, entre otros, por Santos (1992 y 1992b), Herrera (1993), González (1993), Díaz-García (1996), Edelstein (1996), Muchaga (1998), Ureña (1998), Monge (2001) y Palao (2001).

      La justificación del término complejo estratégico viene de la mano del propio significado de las palabras que lo componen:

      Complejo: que se compone de elementos diversos o que resulta complicado. Conjunto o unión de dos o más cosas (Espasa, 2002: 419). En el caso que nos ocupa: compuesto de dos fases, una defensiva y otra ofensiva.

      Estratégico: perteneciente a la estrategia, es decir, al producto de un acto creativo, innovador, lógico y aplicable, que genera un conjunto de objetivos, de recursos tácticos y técnicos, destinados a alcanzar la mejor clasificación posible, el mejor resultado posible, mediante el dominio y ocupación del espacio y uso del tiempo adecuados en cada momento.

      Por lo tanto, entendemos que un complejo estratégico es un conjunto o unión de dos fases del juego: una defensiva y otra ofensiva; cada una de las cuales se manifiesta a través de los comportamientos o conductas de los jugadores, lo que se pone de manifiesto a través de la ejecución en forma de un golpeo, un desplazamiento, o un salto… de cada uno de los componentes de un equipo. Las fases necesitan una dirección, un orden espaciotemporal para su correcto desarrollo, que debe estar sujeto a tres tipos de reglas, de lógicas: la impuesta por el reglamento, la que emana del propio juego y la que deduce el entrenador.

      Dichos complejos estratégicos van apareciendo de manera progresiva a lo largo del desarrollo de un partido, a partir del momento de inicio de la jugada, que no es otro que la puesta en juego del balón mediante el saque, y se van nombrando en función de su orden de aparición durante el desarrollo del juego: complejo estratégico I, complejo estratégico II. Sin embargo, el saque queda incluido por la mayoría de los autores antes citados dentro del segundo complejo.6

      Cumpliendo con la propia definición del término complejo, en ellos se desarrollan simultáneamente situaciones de ataque: jugar para puntuar; y de defensa: jugar para evitar el punto. Si tenemos en cuenta que la influencia del saque se va perdiendo a lo largo de la jugada de manera rápida, parece más adecuado extraer el saque de cualquiera de los dos complejos y analizarlo como un momento anterior a los dos complejos propuestos, entendiéndolo, tal y como lo hacía Monge (2001), como un complejo aparte al que él bautizó como complejo estratégico 0 (K-0), entendiendo que durante la realización del mismo no sólo se efectúa una ejecución aislada de un golpeo, sino que además se realiza la planificación de la estructuración defensiva del ataque rival, y en el que en función del tipo de saque, se están desarrollando a la vez intenciones tácticas ofensivas y defensivas.

      Monge (2001) propone el K-0 como punto de partida para analizar los patrones del juego, e interpreta que el mismo es como una macroestructura de complejos básicos, que van del K-0 hasta el K-IV, y de complejos específicos como combinación lógica de los anteriores, distinguiendo en su trabajo hasta un total de diez de estos complejos específicos.

      La aparición de un mayor número de complejos, entre los que destaca el tercero, no está del todo consensuada. En primer lugar, éste puede ser entendido como el juego medio (Herrera, Ramos y Mireya, 1996), entendiendo por juego medio toda secuencia que realiza un equipo a partir de una posición defensiva ante el contraataque del equipo contrario, indistintamente que el saque lo tenga a favor o en contra (Monge, 2001). Sin embargo, también es definido como el complejo que desarrolla el equipo que interviene para recuperar el saque cuando se ve obligado a defender y con-traatacar el ataque del complejo II del adversario (Ureña, 1998; Palao, Santos y Ureña, 2002).

      El replanteamiento de los complejos intermedios (Monge, 2001 y Hernández-Moreno, Benito, Lobato y Mejías, 2002) plantea una duda sobre un hecho al cual no se le había prestado mucha atención, ¿qué diferencia a un complejo de otro? Si somos capaces de contestar a esta pregunta seremos capaces de establecer la relación exacta del número de complejos y su definición.

      La propuesta estructural aquí planteada a modo de contestación consiste en entender que si el saque queda excluido de los dos primeros complejos y es considerado como punto de partida del juego, o como complejo 0, y analizamos las situaciones originarias de cada uno de los siguientes complejos que van apareciendo en el desarrollo del juego, es fácil observar que ambos parten de situaciones defensivas diferentes: la defensa del saque como primera fase del K-I y la defensa del remate como primera fase del K-II. Es decir, ambos complejos surgen de dos fases defensivas ante dos acciones de finalización.7 Ambas situaciones se diferencian en dos aspectos, por un lado las posibilidades