Figura 1.2: Ilíaco.
El ilíaco también puede ayudar a inclinar la pelvis hacia delante, junto con otros flexores de la cadera como el recto femoral. Esta inclinación hacia delante tiene tendencia a marcar aún más la lordosis lumbar (acción de curvar la columna), por lo que el psoas debe ser fuerte, pero lo suficientemente flexible como para ayudar a la estabilización del área en caso de lordosis demasiado avanzada o lomo curvado, una de las afecciones más comunes como resultado de una mala postura. Los abdominales también pueden ayudar a contrarrestar esto (especialmente el recto del abdomen), así como los extensores vertebrales. El psoas se convierte en su propio antagonista en la estabilización entre la flexión y la extensión de la columna lumbar.
Centrar la pelvis con otros músculos que no sean el psoas mayor y mantener una curva vertebral neutra (natural) son claves para permitir que el psoas cumpla su principal función sin fatigarse.
Existen investigaciones que sugieren que los músculos psoas, al formar un grupo de músculos en torno a la columna lumbar con los músculos transverso-espinosos inferiores, también pueden intervenir en la erección de la parte inferior de la columna, mientras que otras fibras pueden flexionar el área. Sea como sea, como músculo central, el psoas es una fuerza con la alineación corporal adecuada. También es de vital importancia en la transferencia de peso entre tronco, y piernas y pies durante el movimiento (e, incluso, al permanecer de pie), ya que ayuda a colocar la columna, la pelvis y el fémur en relación de unos con otros.
Figura 1.3: el grupo muscular psoasilíaco. Imagine la estructura muscular a ambos lados del cuerpo para hacerse una idea de la extensión total del grupo.
El grupo profundo pero poderoso del psoasilíaco está compuesto por tres músculos que, al trabajar juntos, pueden mover el muslo anteriormente (flexión de la cadera) junto con otros músculos anteriores de la cadera. Cuando la pelvis permanece fija, es posible aislar el psoas mayor levantando la pierna hacia la parte delantera del cuerpo mientras se está sentado, formando una especie de V. Al tener la resistencia de la gravedad, el psoas se activa para apoyar a la columna lumbar y también afecta levemente a la cadera.
Figura 1.4: posición en V para aislar el psoas mayor.
Al igual que la mayoría de los músculos de la columna, el psoas también ayuda a doblar lateralmente la parte inferior de la columna (el psoas derecho se contrae para doblar la columna hacia la derecha, ipsolateralmente) y a la rotación contralateral (el psoas derecho se contrae para producir la rotación hacia la izquierda). Se trata de contracciones muy pequeñas y débiles del psoas en comparación con las del resto de sus funciones.
Proximidad del psoas mayor a otras estructuras
El psoas trabaja con muchos otros músculos importantes para producir y estabilizar el movimiento, como veremos a lo largo de este libro. Aquí hablaremos del grupo de apoyo de los extensores vertebrales inferiores.
El grupo muscular transverso-espinoso forma parte de los músculos posteriores más profundos, concretamente el semiespinoso, el transversoespinoso y los músculos rotadores. Estos dos últimos forman un grupo en torno a la parte inferior de la columna junto con el psoas mayor y ayudan a erguir la columna, lo que genera un conflicto con la acción de flexión de la columna lumbar del psoas. Y aquí es donde intervienen los conocimientos prácticos y la obra Vías anatómicas, de Thomas Myers (2009). En este libro, Myers explica que las fibras superiores y anteriores del psoas en la porción lumbar, según parece, intervienen en la flexión, mientras que las fibras inferiores e internas ayudan en la extensión. Otros científicos opinan justo lo contrario. Mientras el “jurado sigue deliberando”, lo más importante que hay que recordar es que el psoas en una columna erecta actúa más como estabilizador que como agonista, y son los músculos vertebrales extensores y flexores más potentes los que se encargan de la mayor parte del trabajo de contracción.
Figura 1.5: los músculos posteriores profundos en relación con el psoas mayor.
Para palpar (tocar) el área del psoas, habría que empezar por la parte delantera del cuerpo, a unos 8 centímetros por debajo y al lado del ombligo, para luego pasar por los abdominales, algunos órganos y otros músculos (algo que es casi imposible). Ahí, en la parte más profunda del núcleo, se encuentra el psoas, uno a cada lado de la parte inferior de la columna. Es bastante difícil llegar a este músculo debido a su proximidad a órganos, arterias y nervios, por lo que, por lo general, no se recomienda su palpación. El músculo baja por la parte delantera de la pelvis y el cuello del fémur hasta fijarse al trocánter menor en la parte interior del fémur superior. Pasa por detrás de los ligamentos inguinales, que van de la espina ilíaca anterosuperior (EIAS) de la pelvis al tubérculo del pubis y que son puntos prominentes que sobresalen por la parte delantera de la pelvis y fáciles de localizar. Es posible sentir la contracción de los flexores de la cadera buscando el borde exterior inferior de la EIAS y presionando ahí, mientras el muslo está levantado hacia delante flexionando la cadera.
El nervio ilioinguinal proporciona sensibilidad al área y ha de tenerse en cuenta a la hora de tratar el músculo, así como a la proximidad de la arteria ilíaca externa junto al borde medial del músculo. La continuación directa de la arteria ilíaca externa es la arteria femoral, que proporciona sangre a la mayor parte de la extremidad inferior. El nervio genitofemoral también puede verse afectado por la proximidad del psoas y ha de tenerse en cuenta durante el tratamiento.
Como ya se ha dicho, puede haber órganos asociados al psoas debido a su ubicación central. Los riñones, el uréter y las glándulas suprarrenales son muy prominentes en la sección media y deben manipularse con cuidado durante el tratamiento del psoas.
El psoas está cubierto por una fascia, al igual que otros músculos. La fascia es un tejido conectivo que rodea y separa el músculo. La fascia lumbar (también llamada aponeurosis lumbar) se fusiona con la fascia del psoas, que se extiende desde la primera vértebra lumbar hacia el sacro, y desde la cresta del ilion al cuadrado lumbar y el ilíaco. La fascia ilíaca conecta y acepta el tendón del psoas menor (si lo hay), así como el ligamento inguinal. Hacia el muslo, las fascias ilíaca y del psoas forman una sola estructura llamada fascia iliopectínea. Esta fascia pasa por detrás de los vasos femorales y, a su vez, las ramas de los nervios del plexo lumbar pasan por detrás de la fascia, lo que convierte la zona en un área extremadamente compleja.
Hay una bolsa grande (un saco lleno de fluido que proporciona amortiguación) en la cavidad articular de la cadera. Esta bolsa suele separar el tendón del psoas mayor de la cápsula articular y el pubis.
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