•Elaboración de programas motores y puesta en práctica de proyectos concebidos (v. pág. 88).
•Articulación espacio-temporal y configuración afectiva del movimiento.
•Control y ajuste de la actividad muscular ante las necesidades situacionales por medio de informaciones retroactivas periféricas (reaferencias) que llegan a través los analizadores (v. pág. 486).
•En la realización de un movimiento deportivo participan muchas estructuras cerebrales diferentes, que en el transcurso de la filogénesis del hombre han ido adoptando una especie de distribución jerárquica. De un movimiento se encargan instancias reguladoras más o menos elevadas en función de que dicho movimiento sea consciente o inconsciente (automatizado), sencillo o complejo. La figura 40 nos ofrece una visión general de la estructura jerárquica del encéfalo.
Las estructuras anatómicas representadas en la figura 40 desempeñan las siguientes funciones motoras:
Médula espinal
Además de la conducción de varios millones de fibras aferentes sensoras y aferentes motoras, la tarea principal de la médula espinal consiste en la ejecución de modelos motores y posturales sencillos (p. ej., coordinación de los movimientos de la marcha). Dentro de esta motricidad espinal, los reflejos propioceptivos contribuyen decisivamente a mantener el cuerpo en postura erguida; el ejemplo más significativo es el reflejo de estiramiento muscular de los husos musculares (v. pág. 445).
Tronco encefálico
El bulbo raquídeo, el puente de Varolio y el mesencéfalo se agrupan desde el punto de vista funcional en el llamado tronco encefálico. Estas estructuras, consideradas en su conjunto, se ocupan de una motricidad de sustentación que se adapte a la motricidad intencional.
Las motricidades intencional y de sustentación se consideran dos coordinaciones motoras complementarias. La inervación de sustentación que denominamos postura es una condición necesaria de toda acción intencional y sirve para su preparación y su control. La coordinación de secuencias motoras especiales de las extremidades necesita la motricidad intencional, y la postura corporal correspondiente necesita la motricidad de sustentación.
Cerebelo y ganglios basales
El cerebelo y los ganglios basales (v. también cuerpo estriado y globo pálido) articulan espacial y temporalmente los modelos motores gruesos de los centros asociativos del telencéfalo.
Telencéfalo
La presencia de las áreas corticales motoras, los centros de asociación y las áreas de motivación y de impulsos otorga al telencéfalo una especial importancia para la realización de acciones motoras, para la preparación de esquemas de programas y para la regulación del impulso motor.
En el momento de ejecutar una acción motora, las estructuras anatómicas recogidas en la tabla 8 se encuentran conectadas en serie dentro de una cadena funcional (cf. de Marées, 1979, 70; Schmidt, 1979, 181).
La figura 41 reproduce de forma esquemática la complejidad de los procesos de regulación existentes.
El proceso de entrenamiento contribuye a una mayor precisión y economía y a una reestructuración de los diferentes procesos reguladores; los movimientos que al principio se efectuaban con la intervención del plano superior (corteza cerebral) se van automatizando progresivamente, esto es, se van desarrollando en niveles más bajos y, por tanto, de forma inconsciente y sin control del cerebro. De esta forma se descarga de trabajo a la corteza cerebral, que puede dedicarse a otras tareas motoras (detalles).
Figura 41. Representación esquemática del cruzamiento complejo de los distintos planos de movimientos y programas para la ejecución de un movimiento en el que participan varios músculos (M1-M6) y varios centros efectores (CE1-CE6).
Para que todos los movimientos del músculo esquelético se puedan adecuar a las condiciones marco externas se necesita una retroalimentación (feedback) continua, suministrada por el efecto que el movimiento ha provocado. Esta retroalimentación tiene lugar –al igual que la regulación del movimiento en su conjunto– en distintos niveles organizativos.
La figura 42 muestra las múltiples posibilidades combinatorias de cada uno de los centros de regulación y control; estas posibilidades resultan del cruzamiento de conducciones informativas. La retroalimentación puede discurrir por diferentes planos de regulación. Puede recibirse en los centros de nivel superior proveniente de los de nivel inferior, y viceversa (cf. Beulke, 1980, 173).
Los sistemas de conexión jerárquicamente inferiores (p. ej., el plano espinal) se ocupan de un ámbito de regulación muy restringido; en él no se pueden compensar desviaciones importantes del valor real, y sólo se registra una parte de la regulación global del organismo.
Los sistemas de conexión superiores (p. ej., supraspinales y corticales) se ocupan ya del organismo en su conjunto, aunque su ámbito de regulación tampoco resulta suficiente para compensar desviaciones extremas. El sistema regulador jerárquicamente superior (corteza), con el ámbito de regulación máximo, es el único capaz de integrar todas las posibilidades funcionales del organismo (cf. Trincker, 1974, 14). Los sistemas de regulación y conducción superiores (adaptadores) están por lo general tan imbricados con un circuito regulador de menor nivel jerárquico, que se sirven de éste para el planteamiento de objetivos normales, por ejemplo, la realización de movimientos intencionales, mientras que el circuito regulador más bajo en la jerarquía asume la realización del movimiento de sustentación y la retroalimentación rápida en casos de magnitudes de trastorno externas.
Tabla 8. Representación esquemática del transcurso de una acción motora, indicando las estructuras anatómicas que participan en ella y su función
Figura 42. El principio de la ordenación jerárquica y la red de circuitos reguladores organizativos.
Frente a los mecanismos de reflejo de la médula espinal, cuyo representante principal es el reflejo de estiramiento muscular (v. pág. 445), limitados estrictamente en su programación a las conexiones innatas, las estructuras sensomotoras cerebrales, jerárquicamente superiores, son más elásticas y adaptables. En el proceso de aprendizaje motor (v. pág. 503) se produce, por tanto, una mejora de los mecanismos de regulación de los sistemas funcionales superiores.
Breve exposición, a modo de resumen, de los cambios de adaptación provocados por el entrenamiento
Adaptación a las exigencias de rendimiento coordinativo
La adaptación coordinativa se refleja, en el plano muscular, en una mejora de las interacciones intramuscular e intermuscular.
Con la mejora funcional intramuscular, que tiene lugar dentro de un único músculo, éste adquiere la capacidad de activar al mismo tiempo un número mayor de unidades motoras y, por tanto, de aumentar su fuerza.
Con la mejora del rendimiento intermuscular, la colaboración de diferentes músculos gana en calidad. Los músculos o grupos musculares necesarios reciben una inervación más selectiva, se optimiza la interacción de agonistas y antagonistas,