Estiramiento activo. Si es posible y con el consentimiento del entrenador de alguna zona con sobresolicitación muscular.
4.2.3. En el banquillo
Estiramientos activo-pasivo. Se realizarán inmediatamente al abandonar el terreno de juego y una vez escuchadas las pertinentes indicaciones de los técnicos, de forma individual junto con el preparador físico o fisioterapeuta del equipo y en aquellas zonas diana en cuanto a solicitación específica del baloncesto, básicamente aductores, abductores, flexoextensores de la cadera, cuádriceps, musculatura isquiotibial y triceps sural (Lekue et al., 2000).
Utilización de vestimenta adecuada. Hacerlo en el momento de sentarse en el banquillo, siendo una maniobra extraordinariamente sencilla de ejecutar y que debiera adaptarse a las propias condiciones ambientales e individuales. Se dirige básicamente a evitar situaciones de disconfort o enfriamiento que puedan derivar en pequeñas contracturas musculares que “a posteriori” pudieran limitar el rendimiento (Lekue et al., 2000).
Figura 7.2. Diferencias en el vaciado gástrico y en el aporte de fluidos entre una bebida para hidratar y otra energética para reponer carbohidratos. (Terrados y Maughan, 1995).
Crioterapia. Dada la alta incidencia de los fenómenos lesionales de mayor o menor importancia que se producen baloncesto en estructuras articulares claves como rodillas y tobillos, puede ser recomendable la aplicación local de hielo en esas zonas, y aún más cuando existan antecedentes recientes de fenómenos inflamatorios o signos evidentes de flogosis. Numerosos estudios de carácter experimental (Knight, 1980 y 1995) han examinado la disminución de temperatura en diferentes estructuras (músculo, terminaciones nerviosas y articulaciones) mediante aplicación de agentes de refrigeración como bolsa de hielo, bolsa de gel “cold-packs”, bolsas químicas frías, compresa fría, etc.
Masaje durante la competición. Las maniobras de masaje en el banquillo pueden propiciar una rápida mejora de pequeñas contracturas musculares localizadas y generadas por la intensidad alta a la que se desarrolla el juego, así como mejorar el nivel de activación del jugador previa a su reincorporación al partido (Cos et al., 1992).
Este tipo de masaje es el apropiado para aplicar en el intermedio de un partido o durante una pausa natural del juego (jugador que se retira a la banda para ser atendido); se basa en fricciones de distensión que favorezcan el flujo sanguíneo, pero otras veces será de relajación (fricciones, amasamientos, percusiones...), generalmente con pomadas o aceites que den sensación de calor.
4.2.4. En el descanso (vestuario)
Hidratación electrolítica. Las estrategias de ingesta de líquidos durante el partido van encaminadas a la reposición de hidratos de carbono, lo que puede beneficiar la capacidad de rendimiento en un deporte intermitente de alta intensidad como el baloncesto (Ostojic et al., 2002; Quanz et al., 1999).
Body cooling. La utilización de “Cool-jackets” es una herramienta habitual entre los deportistas de alto nivel con el objetivo de reducir la temperatura corporal interna del núcleo y con ello evitar el incremento gradual que se pueda generar antes de llegar a una temperatura de golpe de calor. El baloncesto, por sus características, se juega en pistas o pabellones cerrados frecuentemente en condiciones altas de temperatura y humedad que limitan la capacidad del deportista. El enfriamiento antes del ejercicio se parece a lo que la naturaleza hace tras una semana de ejercicio en ambiente con calor, bajando la temperatura basal del cuerpo 0,5 ºC (0,9 °F) (Buono et al., 1998), lo que puede beneficiar el rendimiento en el juego en climas calurosos (Booth et al., 1997; González Alonso et al., 1999), aunque para el baloncesto todavía no hemos encontrado estudios científicos sobre este tema.
El uso de “cool-jackets”, toallas frías o echar agua en la cara, cabeza y cuello podría tener un beneficio fisiológico.
4.3. Métodos a utilizar después de la competición
4.3.1. Inmediatamente después de los partidos
Reposición hidroelectrolítica e ingesta de hidratos de carbono. Recuperar la pérdida de agua y electrolitos durante la fase postejercicio puede ser de crucial importancia para mantener la capacidad de ejercicio (Terrados y Maughan et al., 1995). Hay que hidratarse según las normas expuestas por el médico del equipo, con líquido rico en NA+ (Maughan et al., 1994), para mantener el estímulo de la sed y facilitar el vaciado gástrico y la retención del líquido ingerido.
Tan importante como la reposición hídrica, es intentar reponer los depósitos de glucógeno. Para eso, nada más acabar el partido hay que iniciar la ingesta de hidratos de carbono, a ser posible asociados con proteínas hidrolizadas y con leucina, para mantener elevados los niveles de insulina y la síntesis proteica. La ingestión de una mezcla que contenga: hidratos de carbono (~1 g/kg de peso corporal), proteína hidrolizada (~0,5 g/kg de peso corporal), leucina (~0,25 g/kg peso corporal) facilita la recuperación tras ejercicios intensos, estimulando la liberación de insulina.
Utilización de vestimenta adecuada. Se trata de una maniobra extraordinariamente sencilla y que debe adaptarse a las propias condiciones ambientales e individuales. Está dirigida fundamentalmente a evitar situaciones de “disconfort” o enfriamientos que puedan derivar en pequeñas contracturas musculares que a posteriori pudieran limitar el rendimiento.
Recuperación activa. Los estudios de profesor Saltin (1973) demostraron que el proceso de aclarado del lactato se favorecía de forma significativa si inmediatamente tras el ejercicio se realiza ejercicio a una intensidad entre el 50 y 60% del
Figura 7.3. Cinética de aclarado del lactato después de realizar una actividad al 50-60% del
En nuestro caso, la recuperación activa se realizará implicando a la misma musculatura utilizada en la competición ya que los jugadores realizarán carrera continua durante 10-20 min una vez finalizada la competición o andar (en superficie blanda, si fuera posible descalzo) (Lekue et al., 2000). También la posibilidad de utilizar la bicicleta estática es una opción apropiada de recuperación activa (en función del presupuesto económico) dado el elevado número de contracciones excéntricas que se producen en un partido, el pedaleo (movimiento mayoritariamente concéntrico) nos ayudará a restablecer y equilibrar la estructura de la membrana muscular.
Estiramientos activo-pasivo. Parece ser, que no es adecuado utilizar métodos de flexibilidad dinámica que sí son propicios para el calentamiento (siempre y cuando los rebotes se hagan con control), ya que son los únicos que ganando flexibilidad conservan la capacidad elástica necesaria para realizar las acciones técnicas (Porta, 1992). Realizando un buen estiramiento podemos obtener una serie de efectos beneficiosos (Terrados et al., 1998), como son:
•Mejorar la flexibilidad tanto dinámica como estática.
•Mejorar la fuerza de tensión y la elasticidad de músculos, ligamentos y fascias.
•Algunos autores opinan que mejora la fuerza muscular.
•Ayuda al tratamiento y rehabilitación de diferentes lesiones deportivas.
•Mejora