Así que, en medio de un bullicioso banquete —con ojos llorosos, y profundamente humillada, aunque en extremo bendecida por el Dios eterno—, cubrí mi boca y meramente asentí. Mi corazón rebosaba con el gozo y la paz que solo Dios puede dar, y supe de una manera nueva y fresca, que Dios, y solo Dios era suficiente.
Julian de Norwich (siglo XIV)
Reflexión y aplicación personal
Charles H. Brent comentó: «Ciertamente, pareciera que las verdades más profundas vienen solo en momentos de profundo silencio devocional y contemplación».13 Toma tiempo para estar quieta y prepara tu corazón para meditar y ora por tus respuestas a los siguientes pensamientos. (Tal vez desees tener un diario separado para registrar tus reflexiones en cada capítulo).
8. Revisa con atención este capítulo, toma nota de los versículos y las ideas clave que te impresionaron. Haz un breve resumen de lo que has aprendido en tu estudio.
9. ¿Cómo conocer a Dios como el Creador soberano te ayuda a creer que Él es suficiente? Incluye cualquier duda o impedimentos que tengas para aceptar la suficiencia de Dios.
10. Al examinar tus elecciones diarias, ¿en qué áreas te ves tentada a satisfacer tus propios deseos en lugar de descansar en la provisión de Dios?
11. ¿Estás de acuerdo con el criterio de Hannah Whitall Smith de que descubrir la suficiencia de Dios es la lección más grande y sublime que un cristiano debe aprender? ¿Por qué sí o por qué no?
12. ¿Cómo te ha ayudado este capítulo a percibir a Dios como dador misericordioso de todas las cosas?
13. ¿Cuál sería una forma tangible en que puedes comenzar a dejar que Dios sea suficiente para ti?
14. Al escribir a la iglesia en Éfeso, Pablo se sentía sobrecogido por la gracia y la bondad de Dios, y proclamó: «Cuando pienso en todo esto, caigo de rodillas y elevo una oración al Padre, el Creador de todo lo que existe en el cielo y en la tierra» (Efesios 3:14-15). Después de reflexionar en «todo esto», cierra este capítulo con una oración al Padre y Creador de todo, pídele que se revele a ti como el único Dios que da gratuitamente todas las cosas. Ruega que el Señor, en Su bondad, se dé a ti, y que tu corazón esté más y más alerta a Su deseo de «tener tu atención, de revelarse a ti, de comunicarse contigo». Ora para que seas una estudiante dispuesta, lista para aprender esta gran lección de que solo Él es suficiente. Agradécele por no escatimar ni a Su propio Hijo y por comprometerse a darte amablemente todo lo que necesitas.
D. Martyn Lloyd Jones
VERSÍCULO A MEMORIZAR: ROMANOS 8:32
CAPÍTULO 2
Dios, nuestro pastor todo suficiente
El Señor es mi pastor; tengo todo lo que necesito.
SALMO 23:1
Como el Señor es mi pastor, no me falta nada. Él satisface mis necesidades. Ese es el lugar al cual Dios nos quiere llevar. Él quiere que seamos independientemente dependientes de Él, que lo necesitemos solo a Él. En realidad, hay solo dos opciones en la vida. Si el Señor es mi pastor, entonces no tendré necesidad; pero si estoy en necesidad, entonces, es obvio que el Señor no es mi pastor.1
DAVID H. ROPER
Phillip Keller, un experimentado pastor, escribió en A Shepherd Looks at Psalm 23 [Un pastor analiza el Salmo 23]: «Es obvio que David, en este salmo, no habla como pastor, aunque él lo era, sino como una oveja, una del rebaño. Él habló con un fuerte sentido de orgullo, devoción y admiración. Es como si literalmente presumiera en voz alta: “¡Miren quién es mi pastor, mi dueño, mi jefe!”. ¡Es el Señor!».2 De hecho, podemos sentir orgullo y deleite al conocer que cuando el Señor es nuestro Pastor, Él se hace cargo de nuestras vidas. Él se involucra de forma personal con Sus ovejas, y se preocupa y provee según las necesidades de cada una en lo individual.
Cuando Abraham estaba a punto de sacrificar a su hijo Isaac en un altar, Dios intervino y proveyó un carnero como sustituto. La Biblia nos declara: «Abraham llamó a aquel lugar Yahveh-jireh (que significa “el Señor proveerá”) […]» (Génesis 22:14). Hannah Whitall Smith escribió: «Abraham descubrió que una de las características de Jehová es ver y satisfacer las necesidades de Su pueblo. Por tanto, él lo llamó Jehová-jireh: el Señor verá, o el Señor proveerá».3 Nuestro pastor es Jehová-jireh. Él está totalmente comprometido con el bienestar de Su rebaño y con la satisfacción de todas sus necesidades.
Dios provee para nuestras necesidades
1. Dios es descrito como un pastor tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. ¿Cómo se describe el cuidado de Dios hacia nosotras en estos versículos?
Salmos 23
Isaías 40:10-11
Juan 10:1-10
2. La iglesia de Filipos envió un regalo monetario al apóstol Pablo, esto lo animó tanto que en esencia declaró: «Mi Señor les recompensará; yo no puedo… y la medida de Su provisión para ustedes serán las inmensurables “riquezas de Su gracia”».4 Como nuestro Buen Pastor, Dios es más que capaz de suplir nuestras necesidades. ¿Cómo confirman los siguientes pasajes de la Escritura el deseo y la capacidad de Dios de proveer para nosotras?
Juan 4:5-14
Efesios 1:7-8
Filipenses 4:19
3. Cuando Pablo predicó en Atenas, hizo esta declaración: «Él es el Dios que hizo el mundo y todo lo que hay en él. Ya que es el Señor del cielo y de la tierra, no vive en templos hechos por hombres, y las manos humanas no pueden servirlo, porque él no tiene ninguna necesidad. Él es quien da vida y aliento a todo y satisface cada necesidad» (Hechos 17:24-25). ¿Qué necesidades específicas de las ovejas se señalan en estos versículos?
Salmo 142
Mateo 6:25-34
2 Pedro 1:3-4
C. S. Lewis
Dios determina nuestras necesidades
4. El autor W. F. Adeney comentó: «Dios no nos dará lo que deseamos, sino lo que necesitamos. Además, nosotros no podemos distinguir entre la necesidad real y nuestra idea de lo que necesitamos. Es solo lo primero lo que Dios suplirá».6