S. R. Aldridge
6. Romanos 8:34 nos enseña que nadie nos puede condenar, porque Cristo murió y resucitó por nosotros y está sentado en el lugar de honra a la diestra de Dios, intercediendo por nosotros. Para comprender mejor la magnitud del regalo de Dios de Su Hijo, estudia estos pasajes y comenta sobre la preeminencia de Cristo y el valor incalculable de Su sacrificio por nosotros.
1 Corintios 8:6
Filipenses 2:5-11
Colosenses 1:15-20
Charles H. Spurgeon
Respuestas bíblicas a la suficiencia de Dios
Para ilustrar cómo nuestras elecciones reflejan si creemos o no que Dios es suficiente, cada capítulo incluirá esta sección especial, la cual explora cómo ciertos hombres y mujeres en la Biblia demostraron su visión de la suficiencia de Dios.
Cuando Dios no parece ser suficiente
Eva
En el perfecto y todo suficiente jardín de Edén, la serpiente persuadió a Eva para que desobedeciera a Dios al comer del fruto prohibido del árbol del conocimiento del bien y el mal. Satanás convenció a Eva para que comiera del fruto al asegurarle que no moriría y que sería como Dios, conociendo el bien y el mal.
La mujer quedó convencida. Vio que el árbol era hermoso y su fruto parecía delicioso, y quiso la sabiduría que le daría. Así que tomó del fruto y lo comió. Después le dio un poco a su esposo que estaba con ella, y él también comió. En ese momento, se les abrieron los ojos, y de pronto sintieron vergüenza por su desnudez.(Génesis 3:6-7)
Cuando Dios es suficiente
Pablo
Al escribir a la iglesia en Filipos, Pablo enumera sus impecables credenciales como fariseo:
Era tan fanático que perseguía con crueldad a la iglesia, y en cuanto a la justicia, obedecía la ley al pie de la letra. Antes creía que esas cosas eran valiosas, pero ahora considero que no tienen ningún valor debido a lo que Cristo ha hecho. Así es, todo lo demás no vale nada cuando se le compara con el infinito valor de conocer a Cristo Jesús, mi Señor. Por amor a él, he desechado todo lo demás y lo considero basura a fin de ganar a Cristo y llegar a ser uno con él. Ya no me apoyo en mi propia justicia, por medio de obedecer la ley; más bien, llego a ser justo por medio de la fe en Cristo… (Filipenses 3:6-9)
7. Pablo declaró que «… Dios mismo nos puso en la relación correcta con él» (Romanos 8:33). A medida que reflexionas en estos pasajes, comenta cómo las elecciones hechas por Eva y Pablo pueden instruirte al aplicar la verdad de la omnipotencia y la suficiencia de Dios.
Warren W. Wiersbe
Pensamientos y reflexiones de una mujer mayor
Cuando algo es suficiente, es abundante, es decir, no se necesita nada más. Estamos satisfechas y tranquilas. Este ha sido el propósito de Dios desde el principio. Él creó el jardín de Edén para Adán y Eva, y no les faltaba nada. Pero una de las estrategias de Satanás es hacernos sentir descontentas e insatisfechas. Sin embargo, Dios, en Su soberanía y bondad, les da a Sus hijos la libertad de elegir. Esto fue lo que Eva hizo: había sido engañada y escogió el fruto prohibido, aunque tenía todo lo que necesitaba.
Fue la inclinación de Eva a buscar «más» fuera de la voluntad de Dios lo que me alerta sobre mi propia susceptibilidad de pensar que puedo actuar independiente de Dios. «Reinhold Niebuhr, un prominente teólogo posterior a la Segunda Guerra Mundial, señaló el problema: “El ego humano asume su autosuficiencia y autocontrol y se imagina seguro… No reconoce el carácter contingente y dependiente de su vida y se cree el autor de su propia existencia».10 Desafortunadamente, Eva aprendió demasiado tarde que no podía ser la autora de su propia existencia y que solo encontraría su seguridad y satisfacción en su dependencia exclusiva de Dios. Dios es quien creó todas las cosas de la nada; él es el único que siempre será suficiente. A. W. Tozer, pastor y escritor estadounidense, comentó: «¡Él está siempre intentando llamar nuestra atención, tratando de revelarse a nosotros, de comunicarse con nosotros!».11 Quizás él está siempre intentando llamar nuestra atención porque quiere que sepamos que el descanso y la plenitud solo se pueden encontrar en Él. En verdad Dios da abundantemente, «sin dinero y sin precio». Cuánto le entristece cuando confiamos en nosotras mismas o en el mundo para encontrar plenitud. Creo que esta es una de las razones por las que Pablo estuvo tan dispuesto a tenerlo todo por basura cuando se encontró con el Cristo vivo. Él había buscado la satisfacción y la plenitud bajo sus propios términos, al ser un fariseo justo, pero una vez que conoció a Cristo, ya no deseaba nada más. Pablo hablaba en serio cuando escribió: «Si Dios no se guardó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿no nos dará también todo lo demás?» (Romanos 8:32).
Hace años, mientras asistía a un banquete, comencé mi proceso de aprender «la lección más grande y sublime» de Hannah Whitall Smith. Mi esposo y yo estábamos sentados en una mesa para ocho personas. Un joven soltero quería conversar con Jack y preguntó si podía sentarse junto a él. Dos parejas, que se conocían, vinieron y llenaron nuestra mesa, solo quedó una silla vacía a mi lado. Después de las presentaciones y una pequeña conversación, se sirvió la ensalada y todos comenzaron a conversar, y yo comencé a comer sola. Después de un rato me cohibí y me centré en mí misma. Seguramente otras personas sentadas a nuestro alrededor notaron que nadie conversaba conmigo. Mientras más tiempo pasaba, más me imaginaba a las personas susurrando: «Ella debe ser antipática y aburrida». Me sentía sola y que llamaba la atención.
Mientras sentía lástima de mí misma, el Todopoderoso Creador del universo de forma abrupta y clara interrumpió mis pensamientos con este reto: «Cynthia, ¿soy suficiente para ti?». Aturdida, susurré con pena: «Oh, sí Señor, tú eres suficiente para mí». Estaba sorprendida, en primer lugar, por su participación evidente e íntima en mi circunstancia, y, en segundo lugar, por Su profunda interrogante. Entonces surgieron en mi corazón, de parte del Señor, estas preguntas inquietantes y agudas: «¿Entiendes que te amo con amor eterno? ¿Has entendido que nunca te dejaré ni te desampararé? ¿Sabes que soy el Primero y el Último? ¿Necesitas constantemente personas que te reafirmen tu valor? ¿No te das cuenta de que te compré con un alto precio y que eres preciosa a mis ojos? ¿Necesitas buscar satisfacción y validación en el mundo? ¿No es suficiente mi presencia, mi amor, mi gracia, mi propósito, mi conocimiento íntimo de ti?». Abrumada por esta santa