Sé una mujer cuyo Dios es suficiente. Cynthia Heald. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Cynthia Heald
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Религия: прочее
Год издания: 0
isbn: 9781646911059
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alt=""/> El don de Cristo tenía el propósito expreso de abrir una puerta a través de la cual pudieran pasar todas las demás cosas buenas. Él es la gran Carta de privilegio cristiano, el Predicador de paz, el Embajador de reconciliación, el Canal de gracia divina… Puesto que no hicimos nada para merecer el don de Cristo, las más pequeñas bendiciones que enriquecen nuestras vidas se nos otorgan, no por causa de nuestros desiertos, sino conforme a la gratuita generosidad de Dios. Él da abundantemente «sin dinero y sin precio». La única condición es recibir a Cristo. Estos regalos se obtienen «con Cristo, o de ningún otro modo».7

       S. R. Aldridge

      6. Romanos 8:34 nos enseña que nadie nos puede condenar, porque Cristo murió y resucitó por nosotros y está sentado en el lugar de honra a la diestra de Dios, intercediendo por nosotros. Para comprender mejor la magnitud del regalo de Dios de Su Hijo, estudia estos pasajes y comenta sobre la preeminencia de Cristo y el valor incalculable de Su sacrificio por nosotros.

      1 Corintios 8:6

      Filipenses 2:5-11

      Colosenses 1:15-20

       Tu salvación es posible solo porque Cristo ofreció una total expiación. Estás completo en Él y no tienes nada en ti en lo cual confiar. Descansa solo en los méritos de Jesús, porque Él es la única base de confianza.8

       Charles H. Spurgeon

       Respuestas bíblicas a la suficiencia de Dios

      Para ilustrar cómo nuestras elecciones reflejan si creemos o no que Dios es suficiente, cada capítulo incluirá esta sección especial, la cual explora cómo ciertos hombres y mujeres en la Biblia demostraron su visión de la suficiencia de Dios.

      Cuando Dios no parece ser suficiente

       Eva

      En el perfecto y todo suficiente jardín de Edén, la serpiente persuadió a Eva para que desobedeciera a Dios al comer del fruto prohibido del árbol del conocimiento del bien y el mal. Satanás convenció a Eva para que comiera del fruto al asegurarle que no moriría y que sería como Dios, conociendo el bien y el mal.

      La mujer quedó convencida. Vio que el árbol era hermoso y su fruto parecía delicioso, y quiso la sabiduría que le daría. Así que tomó del fruto y lo comió. Después le dio un poco a su esposo que estaba con ella, y él también comió. En ese momento, se les abrieron los ojos, y de pronto sintieron vergüenza por su desnudez.(Génesis 3:6-7)

      Cuando Dios es suficiente

       Pablo

      Al escribir a la iglesia en Filipos, Pablo enumera sus impecables credenciales como fariseo:

      Era tan fanático que perseguía con crueldad a la iglesia, y en cuanto a la justicia, obedecía la ley al pie de la letra. Antes creía que esas cosas eran valiosas, pero ahora considero que no tienen ningún valor debido a lo que Cristo ha hecho. Así es, todo lo demás no vale nada cuando se le compara con el infinito valor de conocer a Cristo Jesús, mi Señor. Por amor a él, he desechado todo lo demás y lo considero basura a fin de ganar a Cristo y llegar a ser uno con él. Ya no me apoyo en mi propia justicia, por medio de obedecer la ley; más bien, llego a ser justo por medio de la fe en Cristo… (Filipenses 3:6-9)

      7. Pablo declaró que «… Dios mismo nos puso en la relación correcta con él» (Romanos 8:33). A medida que reflexionas en estos pasajes, comenta cómo las elecciones hechas por Eva y Pablo pueden instruirte al aplicar la verdad de la omnipotencia y la suficiencia de Dios.

       ¿Cuál es «la mentira» (singular) que ha regido la civilización desde la caída del ser humano? Es la creencia de que los hombres y las mujeres pueden ser su propio dios y vivir para la creación y no para el Creador y no sufrir ninguna consecuencia.9

       Warren W. Wiersbe

       Pensamientos y reflexiones de una mujer mayor

      Cuando algo es suficiente, es abundante, es decir, no se necesita nada más. Estamos satisfechas y tranquilas. Este ha sido el propósito de Dios desde el principio. Él creó el jardín de Edén para Adán y Eva, y no les faltaba nada. Pero una de las estrategias de Satanás es hacernos sentir descontentas e insatisfechas. Sin embargo, Dios, en Su soberanía y bondad, les da a Sus hijos la libertad de elegir. Esto fue lo que Eva hizo: había sido engañada y escogió el fruto prohibido, aunque tenía todo lo que necesitaba.

      Fue la inclinación de Eva a buscar «más» fuera de la voluntad de Dios lo que me alerta sobre mi propia susceptibilidad de pensar que puedo actuar independiente de Dios. «Reinhold Niebuhr, un prominente teólogo posterior a la Segunda Guerra Mundial, señaló el problema: “El ego humano asume su autosuficiencia y autocontrol y se imagina seguro… No reconoce el carácter contingente y dependiente de su vida y se cree el autor de su propia existencia».10 Desafortunadamente, Eva aprendió demasiado tarde que no podía ser la autora de su propia existencia y que solo encontraría su seguridad y satisfacción en su dependencia exclusiva de Dios. Dios es quien creó todas las cosas de la nada; él es el único que siempre será suficiente. A. W. Tozer, pastor y escritor estadounidense, comentó: «¡Él está siempre intentando llamar nuestra atención, tratando de revelarse a nosotros, de comunicarse con nosotros!».11 Quizás él está siempre intentando llamar nuestra atención porque quiere que sepamos que el descanso y la plenitud solo se pueden encontrar en Él. En verdad Dios da abundantemente, «sin dinero y sin precio». Cuánto le entristece cuando confiamos en nosotras mismas o en el mundo para encontrar plenitud. Creo que esta es una de las razones por las que Pablo estuvo tan dispuesto a tenerlo todo por basura cuando se encontró con el Cristo vivo. Él había buscado la satisfacción y la plenitud bajo sus propios términos, al ser un fariseo justo, pero una vez que conoció a Cristo, ya no deseaba nada más. Pablo hablaba en serio cuando escribió: «Si Dios no se guardó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿no nos dará también todo lo demás?» (Romanos 8:32).

      Hace años, mientras asistía a un banquete, comencé mi proceso de aprender «la lección más grande y sublime» de Hannah Whitall Smith. Mi esposo y yo estábamos sentados en una mesa para ocho personas. Un joven soltero quería conversar con Jack y preguntó si podía sentarse junto a él. Dos parejas, que se conocían, vinieron y llenaron nuestra mesa, solo quedó una silla vacía a mi lado. Después de las presentaciones y una pequeña conversación, se sirvió la ensalada y todos comenzaron a conversar, y yo comencé a comer sola. Después de un rato me cohibí y me centré en mí misma. Seguramente otras personas sentadas a nuestro alrededor notaron que nadie conversaba conmigo. Mientras más tiempo pasaba, más me imaginaba a las personas susurrando: «Ella debe ser antipática y aburrida». Me sentía sola y que llamaba la atención.

      Mientras sentía lástima de mí misma, el Todopoderoso Creador del universo de forma abrupta y clara interrumpió mis pensamientos con este reto: «Cynthia, ¿soy suficiente para ti?». Aturdida, susurré con pena: «Oh, sí Señor, tú eres suficiente para mí». Estaba sorprendida, en primer lugar, por su participación evidente e íntima en mi circunstancia, y, en segundo lugar, por Su profunda interrogante. Entonces surgieron en mi corazón, de parte del Señor, estas preguntas inquietantes y agudas: «¿Entiendes que te amo con amor eterno? ¿Has entendido que nunca te dejaré ni te desampararé? ¿Sabes que soy el Primero y el Último? ¿Necesitas constantemente personas que te reafirmen tu valor? ¿No te das cuenta de que te compré con un alto precio y que eres preciosa a mis ojos? ¿Necesitas buscar satisfacción y validación en el mundo? ¿No es suficiente mi presencia, mi amor, mi gracia, mi propósito, mi conocimiento íntimo de ti?». Abrumada por esta santa