Inmigración internacional en Chile. Baldomero Estrada Turra. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Baldomero Estrada Turra
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Социология
Год издания: 0
isbn: 9789561708969
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debe su inmenso progreso respecto de los otros… Más de una vez los jefes y los profesores del instituto han tomado de Valparaíso sus más brillantes y útiles inspiraciones de gobierno. XV De la inmigración como medio de progreso y de cultura para la América del Sur. Medios de fomentar la inmigración…. Tolerancia religiosa. Ferrocarriles… ¿Queremos plantar y aclimatar en América la libertad inglesa, la cultura francesa y la laboriosidad del hombre de Europa y de los Estados Unidos? Traigamos pedazos vivos de ellas en las costumbres de sus habitantes y radiquémoslas aquí. Los Estados Unidos son un pueblo tan adelantado porque se componen y se han compuesto incesantemente de elementos europeos. En todas las épocas han recibido una inmigración Europea…Tolerancia Religiosa. Si quereis pobladores morales y religiosos, no fomentéis el ateísmo… Llamar la raza anglosajona y las poblaciones de Alemania, de Suecia, y Suiza, y negarles el ejercicio de su culto, es lo mismo que no llamarlas… Esto es verdadero a la letra: excluir los cultos disidentes de la América del Sur, es excluir a los ingleses, a los alemanes, a los suizos, a los norteamericanos, que no son católicos; es decir, a los pobladores de que más necesita este continente… Traerlos sin su culto es traerlos sin el agente que los hace ser lo que son; a que vivan sin religión, a que se hagan ateos”112.

      Dicha propuesta fechada un 1 de mayo de 1852 en el propio Valparaíso, fue presentada como Bases y Proyecto de Constitución Argentina, 1853, la cual se sancionó en Santa Fe, en la Confederación Argentina. Solo agregar, que en dicha nación ante tales propuestas pasaría a existir una estrecha relación de protestantismo e inmigración113.

      3.3) Los “Valparagringos” inmigrantes a mitad del siglo XIX

      “Venid a Valparaíso…! Venid a ilustraros y a estudiar el movimiento de esta población aventurera y cosmopolita; aquí encontrareis que lo que fue un desierto, es hoy la primera ciudad de la República; que de esta importante ciudad parten todas las mejoras e ingresos de los demás pueblos; de aquí a poco el foco de la civilización y su acción ejecutiva para la riqueza e industria nacional. Aquí tenéis la vida de la República…”114

      “Valparaíso Progresa. Es la palabra que oímos a cada paso de boca del santiaguino que visita nuestra ciudad. Oh! Si la naturaleza hubiese sido menos severa! Si en lugar de estas colinas nos hubiese regalado un terreno espacioso, un pedazo siquiera de nuestros inmensos y fértiles valles del interior, habría Valparaíso domeñado ya el orgullo de la vieja capital. Para vencer esta brusca naturaleza que nos circunda necesitamos dar un golpe a la montaña y avanzar palmo a palmo en el mar: esta es obra de la audacia para el yankee, de tiempo solo para el chileno. Aguardemos, pues, que ese espíritu invasor del hijo del Norte, sí, invasor, pero en la industria y en el campo inmenso del progreso, nos comunique su empuje, nos despoje enteramente de nuestros hábitos inveterados, que vienen ya demasiado estrechos y miserables a nuestro cuerpo, y asi la estrella de nuestra bandera lucirá con igual fulgor que la constelación americana115.

      Las dos citas ligan directamente con el Valparaíso inmigrante formador de ideas de inmigración, pues la primera evidencia que J. B. Alberdi se educaría por medio de “estudiar el movimiento de esta población”. La segunda cita evoca no solamente el momento, los años que son resumidamente descritos en “Old Timers. Brithish and American, in Chile116, en lo puntual de quien escribe posiblemente se refiera también a la audacia del yankee, en cuanto a que “es de construcción yankee” un vapor de fierro para navegar en el Maule117, o al vecino porteño, y miembro de la Union Churchs, William Wheelwright.

      Para 1849, Wheelwright en medio de la liturgia de rito presbiteriano escocés, asiste a un servicio religioso privado en un salón arrendado; los ingleses en una casa residencia. La legislación española heredada de los reyes de España además estorbaba la plantación de colonias y la inmigración, uno de aquellos estorbos era la ligazón del derecho civil y eclesiástico, la imposibilidad de matrimonios mixtos, la de sepultura en cementerios parroquiales y por otra parte, imposibilidad de la libertad de cultos. Ante aquello “después del culto, la justicia es el resorte mas poderoso del progreso de la riqueza”118, justicia que se tenía que lograr al modo de la Reforma, la cual fue por la prensa por un lado, y por otro, al modo calvinista, la participación política en forma pública por quienes también eran los más afectados.

      La Constitución en el ciudadano es como la Biblia para el cristiano. Para los críticos al sistema en esos años, una constitución conservadora, mixta, de la monarquía, de ella en cuanto a “todo lo que tenía de aplicable a nuestro modo de ser”119 habían tomado los legisladores nacionales. Por otra parte, los inmigrantes se habían formado en sus realidades políticas y religiosas muy diferentes a las nuestras. Para los ingleses, con una constitución aristocrática, y solo con sus iglesias de capellanías, no participarán abiertamente en la libertad de cultos en Chile; además no podían, el catolicismo no era restablecido aún, no era público en Inglaterra. Fueron todos aquellos que simpatizaban con un cristianismo no exclusivo ni excluyente, también aquellos que por nacimiento estaban bajo una constitución democrática como la de Norteamérica, y que comulgaban con las ideas de libertad religiosa de Norteamérica.

      Para los inmigrantes educados la creación de riqueza tenía una diferente comprensión que la posición de La Revista, como arriba ya lo consignamos, eso de que a ellos solamente les movía el ambicionar, el oro, la riqueza, lo meramente material. Si bien, también arriba hemos leído declaraciones con respecto a la forma que calificaban a los inmigrantes, no se evidenciaban las causas primeras, y de donde esas causas se alimentaban. Un artículo de El Mercurio, con una agudeza weberiana, da las explicaciones correspondientes a lo que a juicio de él son causas —aunque secundarias a nuestro entender—, pues “la ley moral está íntimamente unida a la ley económica; que el adelanto intelectual supone el progreso físico [material], y por la inversa, el progreso físico representa el adelanto intelectual”,120 la “riqueza…, no es hija del vicio sino del trabajo”121. Como las costumbres estaban en relación a la economía de un país, para reformar las costumbres qué más certero que la prédica del Evangelio a las masas.

      El progreso material, moral, y educacional de los chilenos con el ejemplo de los inmigrantes debía tener un soporte firme, era lo que ya arriba Alberdi había acentuado: “Traedlos sin su culto es traerlos sin el agente que los hace ser lo que son”. Para el Revdo, D, Trumbull, descendiente de antiguas familias de Nueva Inglaterra, y cuyos antepasados, incluso cercanos, y familiares directos seguían teniendo participación en la vida pública de Norteamérica, para él, una de las imposibilidades principales se daba en una contradicción vital, pues “la carta fundamental no rechaza a los disidentes de la ciudadanía, mas si llegan a ser ciudadanos siempre les niega su derecho para ejercer el culto público”122.

      Otro miembro fundador de la Unión Church, creyente comprometido, Stefem Williamson, a quien se le acusó de propagar ideas disolventes, las cuales la mayoría de la colonia inglesa no compartía en su forma, es capaz por su conocimiento del territorio y estadía en Valparaíso de presentar un informe a modo de crónica, una incipiente historia económica de Chile. En ella, para darse a explicar claramente el punto económico a destacar, indica que el grueso de la inmigración anglosajona o teutónica no se dirigirá a nuestras playas, pues requieren de garantías y seguridades, y si sucediera aquello como política decidida de Estado “Colocaría al país en un rango mucho más elevado que el que actualmente ocupa, y que en pocos años multiplicaría increíblemente su riqueza y fuerza nacional”123, donde la Constitución impide de hecho, a juicio de Williamson, la inmigración de colonos.

      Para ya terminar por razón de espacio, en un artículo que llevaba el sugerente título de Inmigración: educación, destinado al gobierno de turno al cual se le hacía un urgente llamado a que tomase en cuenta un cambio de política con respecto a los malos resultados en no lograr un mayor compromiso en función del cambio, afirmando: “ya era tiempo, sin embargo , de que se hubiese convencido de lo contrario en vista de los resultados, y de que por consiguiente tratara de sacar al país de este embarazo, que obstruye sus principales vías de progreso, mejorando las condiciones o alicientes que ofrece la ley de inmigración”124.

      CONCLUSIÓN

      Valparaíso y su sociabilidad extranjera fueron producto de una inmigración espontánea no programada, la cual respondía a la situación de los tiempos donde por medio