Similar profusión decorativa tiene el sagrario de la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción de Priego. Su construcción se ha atribuido a Jerónimo Sánchez de Rueda, sin embargo, la aparición en las yeserías del nombre de Francisco Javier Pedrajas y la fecha de 1784 ha llevado a atribuir esta obra a dicho arquitecto. Desde la nave del lado izquierdo se accede a través de un gran arco a una capilla convertida en vestíbulo. A continuación, se accede a un espacio octogonal, cubierto por una cúpula iluminada con ventanas. Los muros están adornados con blancas yeserías, en las que se mezclan temas figurativos y ornamentales, que lo convierten en una de las obras más significativas del Barroco andaluz. En el año 1921 se colocó en el centro del octógono un gran tabernáculo, realizado por el escultor Manuel Garnelo y Alda, con planta ochavada, imágenes de los evangelistas en las esquinas, en los frentes relieves de la Última Cena, Multiplicación de los Panes, Cena de Emaús y el Buen Pastor, y en el remate ángeles portando la custodia, uvas y trigo. En los lados del octógono hay retablos, algunos dieciochescos y otros modernos[34].
La cartuja de Granada fue fundada por los cartujos del Paular en el año 1506 con la colaboración del Gran Capitán, Gonzalo Fernández de Córdoba, que donó para ella dos huertas, aunque los monjes decidieron trasladarse a un lugar nuevo en 1516. El sagrario fue construido entre 1709 y 1720 por un equipo dirigido por el arquitecto cordobés Francisco Hurtado Izquierdo, en el que intervendrían Antonio Palomino, José Risueño, Pedro Duque Cornejo y José de Mora[35].
Constituye un espacio independiente al fondo del ábside, al que solo se accede por los laterales. En los ángulos de este espacio central con planta cuadrada se hallan esculturas de niños desnudos, obras de José Risueño, san José y san Bruno, de José de Mora, la Magdalena, de Pedro Duque Cornejo, san Juan Bautista, de José Risueño, varias virtudes recostadas y diversos lienzos con temas del Antiguo Testamento realizados por Palomino[36]. Bajo la cúpula, decorada por Palomino con un triunfo de la eucaristía, se halla el tabernáculo de mármoles polícromos, erigido sobre ocho columnas negras salomónicas, con estatuas con símbolos eucarísticos en los ángulos, obras de Risueño, al igual que la estatua de la Fe, que corona el conjunto (Fig. 27). El primitivo sagrario de plata, robado por el general francés Sebastiani, fue sustituido en 1816 por una obra en madera con maderas preciosas y apliques de bronces dorados. A los lados del Sancta Santorum hay dos pequeñas capillas rectangulares, añadidas en 1713, con retablos barrocos, pinturas de Sánchez Cotán y esculturas de Duque Cornejo. Destacan por su singularidad los tres óculos circulares situados a los lados, con objeto de que se pudiera adorar al Santísimo desde las capillas laterales. De esta manera se consigue el aislamiento y la creación de un espacio lleno de misterio, que representa “un verdadero manifiesto de la decoración ritual del setecientos”[37].
Fig. 27. Sagrario de la cartuja de Granada.
Se trata de una verdadera apoteosis del Santísimo Sacramento, con un programa iconográfico posiblemente ideado por Antonio Palomino junto con la representación de las principales virtudes de la orden de los cartujos en el siglo XVIII y la consecución de un modelo de vida, en el que predomina la vida monástica y eremítica[38].
En el año 1718, Hurtado Izquierdo se traslada a la cartuja del Paular, ubicada en la Sierra de Guadarrama, para realizar la capilla del sagrario, situada tras el retablo mayor de la iglesia. El sagrario está formado por dos espacios separados y unidos por una cancela calada a través de cuyos óculos acristalados se intercomunican visualmente ambos espacios: uno de mayor tamaño con planta de cruz griega y siete capillas circulares laterales, que a manera de antesala constituye una capilla independiente, y otro más reducido, que constituye el sagrario propiamente dicho con planta octogonal[39]. Como en Granada, en el centro se halla el tabernáculo de mármoles polícromos, jaspes, un gran alarde de columnas salomónicas y esculturas de ángeles, virtudes teologales, y Cristo resucitado, que se halla en el centro de la estructura superior, elevada sobre un sagrario de mármoles y estilo neoclásico (Fig. 28). El barroquismo dieciochesco se consigue mediante la unión de una arquitectura muy movida con numerosas esculturas, y el uso de materiales ricos y polícromos[40].
Fig. 28. Sagrario de la cartuja del Paular, Rascafría, Madrid.
4.BIBLIOGRAFÍA GENERAL
AA. VV. El arte del Barroco. Urbanismo y arquitectura., Vol. VI de la Historia del Arte en Andalucía. Sevilla: Ediciones Gever, 194.
BONET CORREA, Antonio. Andalucía barroca. Arquitectura y urbanismo. Barcelona: Ediciones Polígrafa, 1984.
CAMACHO, Rosario (Dir.). Guía histórico-artística de Málaga. Málaga: Editorial Arguval, 2006.
CANO NAVAS, María Luisa. “Estudio iconográfico del Monumento a las Cortes, Constitución y Sitio de Cádiz”. Cuadernos de Arte e Iconografía, nº 4, 1989, pp. 268-276.
GALERA ANDREU, Pedro. Arquitectura de los siglos XVII y XVIII en Jaén. Granada: Caja de Ahorros de Granada, 1977, pp. 163-17.
GALLEGO BURÍN, Antonio. Granada. Guía artística e histórica de la ciudad. Granada, 1982.
GAYA NUÑO, Juan Antonio. “La estatua ecuestre en el arte barroco”. Goya, nº 27, 1958, pp. 151-154.
GÓMEZ MORENO MARTÍNEZ, Manuel. La Inmaculada en la escultura española, Comillas, 1955.
MARTÍN GONZÁLEZ, Juan José. Escultura barroca en España. 1600-1770. Madrid: Cátedra, ١٩٨٣.
MORALES, Alfredo, SANZ, María Jesús y VALDIVIESO, Enrique. Guía artística de Sevilla y su provincia. Sevilla: Diputación Provincial, 1981.
PÉREZ REYES, Carlos. “Escultura”. En Del Neoclasicismo al Modernismo, Vol. V de la Historia del Arte Hispánico. Madrid: Editorial Alhambra, 1978, pp. 149-221.
PORTELA SANDOVAL, Francisco. Historia de la escultura: Neoclasicismo y siglo XIX. Madrid: Magisterio Español, 1973.
RODRÍGUEZ GUTIÉRREZ DE CEBALLOS, Alfonso. El siglo XVIII. Entre tradición y academia. Madrid: Sílex, ١٩٩٢.
ROMERO BENÍTEZ, Jesús. Guía artística de Antequera. Antequera: Caja de Ahorros de Antequera, 1989, p. 254.
SÁNCHEZ-MESA MARTÍN, Domingo. El arte del Barroco. Escultura, pintura y artes decorativas, Vol. VII. Historia del Arte en Andalucía. Sevilla: Ediciones Gever, 1994.
SÁNCHEZ-MESA MARTÍN, Domingo. “La portada principal de la Catedral de Granada como el gran retablo barroco de Alonso Cano”. Estudios sobre Literatura y Arte, dedicados al profesor Orozco Díaz. Granada, 1979.
SEBASTIÁN, Sebastián. Arte y Humanismo. Madrid, Cátedra, 1978, pp. 225-245.
SEBASTIÁN, Sebastián. Contrarreforma y barroco. Madrid: Alianza Forma, 1981, pp. 195-239 y 329-334.
VILLAR MOVELLÁN, Alberto (Dir.). Guía artística de la provincia de Córdoba. Córdoba: Universidad de Córdoba, 1995.
[1] ARA GIL, Clementina, DE LA PLAZA SANTIAGO, Francisco Javier y MELÉNDEZ, ALONSO, María (coord.). Inmaculada, Exposición Las Edades del Hombre, Santa Iglesia Catedral de Santa María La Real de la Almudena. Madrid, 2005. Salamanca: Fundación las Edades del Hombre, 2005.
[2] ROMERO TORRES, José Luis y CASTELLANOS GUERRERO, Jesús (coord.). Tota pulcra. El arte de la Iglesia de Málaga. Sevilla: Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, 2004, pp. 15-80.
MÁLE,