En este sentido ha trabajado el restaurador e investigador Pablo F. Amador Marrero, que en un intento ejemplar de relacionar Cristos ligeros de procedencia mexicana y española, ha conseguido catalogar una nómina de 110 Cristos ligeros de origen novohispano, actualmente ubicados en España. Establece, a su vez, una serie de obradores, que no solo aúnan relaciones estilísticas entre los Cristos catalogados españoles, sino que guardan relación con otros homónimos mejicanos. Tal es el caso del denominado Taller de los Grandes Cristos[34].
El autor, en su tesis doctoral[35], documenta y propone los siguientes obradores: Cristos de estilo tardogótico, tales como el Cristo de las Aguas y Cristo del Capítulo de Bornos y el Taller de los Grandes Cristos, y otros de estilo renacentista, como el Taller del Cristo de Telde, Taller del Santo Cristo de Carrión, Taller de Cortés, Cristo del Punto (Córdoba), Taller de los Cristos de la Vía de la Plata, Taller de los Cristos de formato medio y Taller del Cristo de Ágreda, entre otras obras no incluidas en estos obradores. Se caracterizan en su conjunto por su poco peso con respecto a sus dimensiones naturales, o mayores, como los del Taller del Cristo de Carrión de los Condes o Taller de Cortes, especialmente grandes, los Cristos pertenecientes al Taller de los Grandes Cristos, y excepcionalmente “pequeños”, los del Taller de los Cristos de medio formato.
La primera documentación existente sobre la solicitud de un Cristo procedente del Nuevo Continente a España está datada en 1531[36], para la Hermandad de Vera Cruz de Toledo. La mayoría de las imágenes ligeras procedentes de América vienen bajo la advocación de la Vera Cruz. Representan a Cristo crucificado, marcados por la verticalidad del eje de simetría que recorre el tronco, con las manos y pies clavados a la cruz, interponiendo el pie derecho por encima del izquierdo y marcando la característica forma de aspa. La apariencia acartonada y la excesiva flexión de la curvatura de las piernas serán también determinantes en su aspecto.
La mayor parte de los Cristos ligeros novohispanos buscan el naturalismo en sus volúmenes y expresividad, teniendo como referente la influencia renacentista, como así se manifiesta en el Cristo de Telde: “Posee este Crucificado una anatomía muy expresivista que se ha logrado a través del desnudo detallado que muestra el cuerpo, sus músculos y todas las secuelas del daño físico al que ha sido sometido”.[37] Sin embargo, obras como el Cristos de las Aguas (desaparecido durante la Guerra Civil), el Cristo del Capítulo de Bornos[38] (Cádiz) o los Cristos pertenecientes al Taller de los Grandes Cristos de la Vía de la Plata, presentan formas tardogóticas, de estilo más arcaico y retardario las últimas, con musculaturas poco marcadas en sus anatomías y ausentes de elementos realistas, como venas o tendones, más propios de los modelos renacentistas.
En general, las facciones de los rostros representan sin lugar a dudas los rasgos hispanos, con nariz recta y prominente, marcado entrecejo y pómulos abultados. Tanto los cabellos, como el bigote y las espesas barbas, se distribuyen de forma simétrica, dividiéndose en dos mitades, generalmente marcadas por una línea central divisoria, y acompañados de anchos mechones acanalados, terminando en el característico enroscado como seña de identidad de este tipo de obras. Destacan las bífidas barbas del Taller de los Grandes Cristos, en donde los mechones se inician en la punta de la barbilla, retorciéndose sobre sí mismos para culminar en punta. El resto de los mechones de la barba caen de las mejillas ordenadamente, enroscándose en la parte inferior de forma muy diferente a los volúmenes presentados en los Cristos del Taller de Cortés. Las cabezas, invariablemente ladeadas hacia la derecha y caídas, casi rozando con la barba el pecho. Los mechones del lado derecho se recogen hacia atrás mostrando la oreja derecha, especialmente visibles en las obras del Taller de Cortés y el Taller de los Grandes Cristos, mientras que en los demás, a menudo se presenta algún mechón cayendo, más o menos retorcido, sobre el hombro derecho hacia el pecho.
Los torsos, de apariencia acartonada, presentan en el caso del Taller de Cristo de Carrión de los Condes, una fisonomía específicamente marcada por un amplio arco semicircular, que determina la curvatura de la zona esternal o parte inferior de las costillas. El estómago aparece semihundido y relajado, ligeramente abultado en la zona inferior. Destacan los abultados pezones, con la peculiaridad de estar divididos por una cruz incisa en el caso del Cristo de la Palma[39]. En el Taller de Cortés, se enfatizan los volúmenes del torso, modelando una anatomía torácica predominando la línea esternal mucho más cerrada que la curvatura mostrada en los del Taller de los Condes de Carrión, y en donde predominan las líneas costales. Se desarrollan los músculos y tendones dotando de mayor realismo a las figuras.
Los paños de pureza se presentan siempre pequeños y ajustados al modelado de la anatomía, dejando ver las caderas y gran parte de la musculatura de los muslos. Los ligeros pliegues horizontales, como los del Taller del Cristo de Carrión de los Condes, tienden a recogerse en la lazada situada en la parte izquierda. A menudo, en dichas lazadas se emplea la técnica de las telas o papeles encolados, encontrando en algunas obras códices tributarios reutilizados, como los hallados en el Cristo del Capítulo o el Cristo de Telde. La línea recta de la parte superior de los sudarios del Taller del Cristo de Telde contrasta con los plegados de los sudarios, y característico trazado oblicuo que nace en la cadera izquierda y muere en la parte superior del muslo derecho del Taller de Cortés. Estos se distribuyen en líneas más o menos horizontales, continuando la forma en V del bajo vientre, como así ocurre en el Cristo de Zacatecas o el Cristo de los Canarios. Otras imágenes del mismo obrador presentan una variación muy significativa con respecto a este aspecto, como son el Cristo de las Aguas de Guadalcanal (Sevilla), de la Vera Cruz de Lekeitio o de la Misericordia de Sevilla, en donde el paño de pureza no presenta la característica curvatura del bajo vientre ni el trazado en diagonal, sino que se presentan formando una curva que sigue la forma de la cadera, y los suaves pliegues se desarrollan horizontalmente, concentrándose ligeramente sobre el muslo derecho por la forzada postura de las piernas.
En el Taller de los Grandes Cristos se aprecian dos modelos de sudarios. En el primero, el perizoma es pequeño y ajustado a la anatomía. El diseño es sencillo, siguiendo el movimiento de la imagen y trazando una línea oblicua desde la cadera izquierda más alta hacia la derecha, ligeramente más baja. La moña o lazada surge del lado izquierdo, cayendo pegada de forma natural. La parte superior del tejido se pliega con un doblez ancho siguiendo la línea oblicua superior, resolviéndose el resto de pliegues en largas y suaves ondulaciones condicionadas por su realización moldeada. Muestran este tipo de modelado los Cristos de la Buena Muerte de Agüimes y el Crucificado de Sanlúcar la Mayor (Sevilla). El segundo modelo, de corto y suave plegado, está ligeramente alzado en la cadera izquierda con una pequeña abertura lateral que deja a la vista parte del muslo. Se observa en los Cristos de la Sangre (Granada), el Crucificado de Portaceli (Valladolid) y el Cristo de los Afligidos (Cádiz), siendo la abertura lateral en este último más amplia.
3.MATERIALES Y TÉCNICAS
La imaginería ligera como disciplina artística aglutina todas aquellas representaciones escultóricas devocionales realizadas en materiales de distinta naturaleza, tales como: papelón, telas encoladas, pasta o caña de maíz y madera, entre otras posibles aún por descubrir. Las técnicas constructivas empleadas en la fabricación de dichas obras varían entre imágenes de molde, modeladas, telas encoladas o talla. La característica principal que agrupa a este conjunto de obras de naturaleza y técnicas heterogéneas es la ligereza o escaso peso que las identifica, la rápida ejecución y la facilidad de manipulación y manejo.
Como ya se ha planteado en el epígrafe anterior, las imágenes ligeras españolas se han clasificado