Utopías inglesas del siglo XVIII. Lucas Margarit. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Lucas Margarit
Издательство: Bookwire
Серия: Colección Mundos
Жанр произведения: Языкознание
Год издания: 0
isbn: 9788869343001
Скачать книгу
cuando un eclesiástico se introduce en él y lo golpea, ruge y emite un ruido tan terrible por sus numerosas cavidades que puede oírse a gran distancia. Siempre hay un buen número de estos artefactos emplazados por todos lados y de manera conveniente, de modo que la señal de alarma emitida pueda recibirse en todo el reino en un solo día.

      En algún momento he pensado proporcionar al lector un diagrama de esta obra de arte, pero soy muy mal dibujante y ni siquiera puedo ser lo suficientemente hábil como para describir el modo en que debiera modelarse, lo que sigue es mi mejor intento. Se trata de un recipiente hueco, bastante grande como para contener el más corpulento de los clérigos de la nación. Por lo general tiene una forma octogonal, abierta en su parte delantera, de cintura para arriba, y completamente cerrado en la parte trasera. En su parte superior tiene un saliente plano que permite duplicar el sonido o la reverberación. Se cree que es necesario duplicar y replicar los sonidos toda vez que se usa el aparato. El mismo está construido siguiendo principios matemáticos, se yergue sobre un pedestal de madera, como si fuese un molino de viento, y tiene dos escaleras de caracol como las que se ven en el gran tonel de Heidelberg.(72) Podría elaborar algunos discursos jeroglíficos sobre el aparato, a partir de estas referencias, a saber:

      1. Que está erigido sobre un pedestal cual molino de viento, que no es ninguna novedad para los clérigos, que son las únicas personas a las que se les permite hacer uso de él, para que gire con el viento y preste servicio a todos y cada uno de los puntos cardinales.

      2. Que tiene una superficie plana arriba para incrementar el sonido, puesto que forma una suerte de hueco o cavidad que sirve a tales propósitos, de lo que se deriva que existe cierta natural oquedad o vacío utilizados en ocasiones por los caballeros togados que se sirven de ello en exceso para propagar toda suerte de clamor, ruido, turbiedad o disturbio.

      Como las escaleras suben en caracol como las que se encuentran en el tonel de Heidelberg, que es único en su especie, puede deducirse que el uso que se haga de estos escalones ascendentes no difiere del que se emplea para lograr que la gente incremente toda suerte de entusiasmos, intoxicaciones espirituales, acciones perversas y extravagantes, altos vuelos exaltados, precipitaciones y todo tipo de ebriedades y excesos eclesiásticos.

      El sonido que produce este emblema de la vacuidad, el concionazimir, ni bien se oye en toda la nación, induce a que toda persona descubra de pronto su disposición en participar en aquello a lo que se la convoque. Como si el asunto se hubiera acordado previamente, envían mensajeros para requerir la asistencia de algún poderoso príncipe allende el mar, que sea de su propia religión y que se alíe a la corona a través del matrimonio.(73) Ofrecieron explicaciones muy básicas y hicieron que su rey –en razón de los artificios antepuestos por el Arzobispo– pareciera sospechoso a sus vecinos, de manera que aquél príncipe, sin hesitarlo, resolviera apoyarlos y acordara con ellos los preparativos para invadir los dominios de su rey. Por intervalos, la manera en que actuaron en su país se alteró bastante, ya no obedecían a la doctrina de la absoluta sumisión y no resistencia,(74) golpeaban diariamente el concionazimir para avisarle a todos que debían ponerse de pie para defender los derechos de la Iglesia, y que ya era tiempo de que pensaran en ellos, pues estaban amenazados. […]

      * * *

(15) Defoe alude aquí, por una parte, a la guerra contra el Imperio Otomano (1686-1700) que Rusia ganó con el Imperio Habsburgo y la coalición Polaca y Lituana como aliados, recuperando el dominio sobre el Mar Negro; por otra parte, también está presente en estas reflexiones la subsiguiente Gran Guerra del Norte (1700-1721), que para el momento de la escritura de esta obra ya llevaba cinco años activa y que tenía como principal objetivo debilitar la supremacía del Imperio Sueco en Europa del Norte, con el consiguiente control y el tráfico de los puertos sobre el Báltico.

       La isla del contento: o un nuevo paraíso descubierto

      [1709]

      Anónimo

      Introducción, traducción y notas de Lucas Margarit

       El orden y el absoluto: La isla del contento

      Lucas Margarit

      In a letter from Dr. Merryman of the same country, to Dr. Dullman of Great Britain.

      Esta aclaración nos plantea varios puntos de partida para comenzar a comentar esta obra. En primer lugar se nos presenta como una carta, el género epistolar demarca la distancia física y geográfica entre dos territorios, uno que no podemos precisar por falta de datos y que no pertenece al mapa del mundo conocido y, el otro (que funcionaría como base para la comparación), Gran Bretaña. Es indudable que este recurso –tan utilizado en los textos utópicos– cumple la función de enfatizar la indeterminación del espacio del territorio utópico que se describirá a lo largo de los capítulos siguientes del texto. Por otra parte, el relato epistolar permite también dar forma a la alteridad con respecto a la experiencia que se narra ya que es el medio que destaca no solo la distancia geográfica, sino también la presencia de un territorio que debería alterar la cartografía en un mundo donde el avance científico es cada vez mayor y más predominante. Es de destacar que la relación epistolar que se presenta en este relato utópico se lleva a cabo entre dos territorios insulares lo que nos permitiría pensar una relación especular entre el mundo conocido del lector y ese nuevo territorio que escapa a las coordenadas conocidas. Es el lector el que debe establecer las relaciones entre la conformación de esta sociedad utópica y los hechos históricos de Inglaterra que se presentan como contrapunto de los hechos en La isla del Contento. Por otra parte, unas líneas más abajo, en esa misma página de la portadilla, podemos leer lo siguiente:

      By the author of the Pleasures of a single Life.

      Esta afirmación acerca del autor de la obra complejiza las posibilidades de aclarar la autoría del texto. Tal como afirma Gregory Claeys, The Pleasures of a single Life; or The Miseries of Matrimony también ha despertado disputas acerca de su autor, las cuales se proyectan en las disputas acerca del texto que estamos tratando (Claeys, 1994, xxxviii). Este libro, publicado en el año 1701 ha sido atribuido en primer lugar a Sir John Dillon quien según sus biógrafos en ese período acababa de divorciarse de su primera mujer para luego contraer matrimonio nuevamente. Esta atribución aparece por primera vez en una edición realizada en Londres mucho más tarde, en el año 1860. David Foxon, por su parte, en su English Verse, 1701-1750: A Catalogue of Separately Printed Poems with Notes on Contemporary Collected Editions, propone que fue Edward Ward (1667-1731) el autor de este volumen acerca de la soltería y el matrimonio, con lo cual veremos que algunas referencias a La isla del contento aparecen bajo su autoría. Ward, nacido en Oxfordshire, fue un poeta, autor de alrededor de setenta obras que incluyen poemas y libros de viaje como A Trip to Jamaica, publicado en el año 1698 y un año después A Trip to New England. El hecho de ser autor de libros de viajes ha sido uno de los motivos que se han contemplado para contemplarlo como autor de la utopía que ahora presentamos. Durante décadas se ha debatido esta problemática acerca de quién fue el forjador de este relato y entre los autores propuestos han surgido nombres tan disímiles como los de John Pomfret, Thomas Brown o James Moore Smith. Sin embargo, entraríamos en meras especulaciones si confirmáramos alguna de estas plumas como el autor