En palabras del Buddha. Bhikkhu Bodhi. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Bhikkhu Bodhi
Издательство: Bookwire
Серия: Clásicos
Жанр произведения: Философия
Год издания: 0
isbn: 9788499888293
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INVESTIGAR AL PROPIO MAESTRO

      1. Así lo he oído. En cierta ocasión, el Bienaventurado residía en Sāvatthi, en la Arboleda de Jeta, en el bosque de Anāthapiṅḍika. Allí, el Bienaventurado se dirigió a los monjes: «Monjes». «Sí, venerable señor», respondieron los monjes. Y el Bienaventurado les dijo:

      2. «Monjes, el monje con espíritu crítico, desconocedor del alcance de la mente de otro,11 debería examinar al Tathāgata para averiguar si está o no perfecta y completamente iluminado».

      3. «Venerable señor, las enseñanzas tienen en el Bienaventurado su raíz, tienen al Bienaventurado como guía, tienen al Bienaventurado como refugio. En verdad que sería bueno, venerable señor, que el Bienaventurado aclarara el significado de sus palabras. Habiéndolas escuchado, los monjes las recordarán». «Entonces, monjes, escuchad bien, prestad atención y hablaré». «Sí, venerable señor», respondieron los monjes. Y el Bienaventurado les dijo:

      4. «Monjes, el monje con espíritu crítico, desconocedor del alcance de la mente de otro, debería examinar al Tathāgata en lo referente a dos tipos de cualidades, las que pueden conocerse por el ojo y por el oído: “¿Tiene o no tiene el Tathāgata cualidades impuras que puedan conocerse por el ojo y por el oído?”.12 Examinándolo de ese modo, conoce: “El Tathāgata no tiene cualidades impuras que puedan conocerse por el ojo ni por el oído”.

      5. »Cuando conoce esto, lo examina aún más: “¿Tiene o no tiene el Tathāgata cualidades mixtas que puedan conocerse por el ojo y por el oído?”.13 Examinándolo de ese modo, conoce: “El Tathāgata no tiene cualidades mixtas que puedan conocerse por el ojo ni por el oído”.

      6. »Cuando conoce esto, lo examina aún más: “¿Tiene o no tiene el Tathāgata cualidades puras que puedan conocerse por el ojo y por el oído?”. Examinándolo de ese modo, conoce: “El Tathāgata tiene cualidades puras que pueden conocerse por el ojo y por el oído”.

      7. »Cuando conoce esto, lo examina aún más: “¿El Tathāgata logró esas cualidades beneficiosas hace mucho tiempo o más bien las tiene desde hace poco?”. Examinándolo de ese modo, conoce: “El Tathāgata logró esas cualidades beneficiosas hace mucho tiempo y no las tiene desde hace poco”.

      8. »Cuando conoce esto, lo examina aún más: “¿Hay en este venerable monje alguno de los peligros que se dan en quien tiene fama y reconocimiento?”. Porque monjes, cuando el monje no ha conseguido fama y reconocimiento no se dan esos peligros, en cambio, monjes, cuando el monje consigue fama y reconocimiento sí se dan esos peligros.14 Examinándolo de ese modo, conoce: “Este venerable monje es famoso y está reconocido, pero no hay en él ninguno de esos peligros”.

      9. »Cuando conoce esto, lo examina aún más: “¿Este venerable se controla sin miedo [al qué dirán], no se controla por miedo [al qué dirán]? ¿Es por falta de apego y por haberla eliminado por lo que no se entrega a los placeres de los sentidos?”. Examinándolo de ese modo, conoce: “Este venerable se controla sin miedo, no se controla por miedo, no se entrega a los placeres de los sentidos porque está libre de apego y lo ha eliminado”.

      10. »Monjes, si otros preguntan al monje: “Venerable, ¿cuáles son los hechos en que se basa el venerable para decir: ‘Este venerable se controla sin miedo, no se controla por miedo, no se entrega a los placeres de los sentidos porque está libre de apego y lo ha eliminado’?”. Para responder correctamente, monjes, el monje tendrá que responder así: “Este venerable, viviendo en comunidad o viviendo sólo, viendo que unos van por el buen camino, otros por el malo, que unos instruyen a un grupo [y otros no], que algunos se involucran en asuntos materiales y otros no se ensucian con asuntos materiales, no desprecia a ninguno de ellos”.15 Además, esto yo lo he oído de la boca del Bienaventurado y lo he aprendido del mismo Bienaventurado: “Yo me controlo sin miedo, no por miedo, no me entrego a los placeres de los sentidos porque estoy libre de apego y lo he eliminado”.

      11. »Monjes, entonces habría que interrogar al Tathāgata aún más: “¿Tiene o no tiene el Tathāgata cualidades impuras que puedan conocerse por el ojo y por el oído?”. Monjes, al responder, el Tathāgata respondería: “El Tathāgata no tiene cualidades impuras que puedan conocerse por el ojo ni por el oído”.

      12. »Monjes, entonces habría que interrogar al Tathāgata aún más: “¿Tiene o no tiene el Tathāgata cualidades mixtas que puedan conocerse por el ojo y por el oído?”. Monjes, al responder, el Tathāgata respondería: “El Tathāgata no tiene cualidades mixtas que puedan conocerse por el ojo ni por el oído”.

      13. »Monjes, entonces habría que interrogar al Tathāgata aún más: “¿Tiene o no tiene el Tathāgata cualidades puras que puedan conocerse por el ojo y por el oído?”. Monjes, al responder, el Tathāgata respondería: “El Tathāgata tiene cualidades puras que pueden conocerse por el ojo y por el oído: éstas son mi camino y éstas son mi dominio, pero yo no me identifico con ellas”.

      14. »Monjes, merece la pena que el discípulo se acerque al maestro que así habla para escucharle enseñar el Dhamma. El maestro enseña el Dhamma, lo más elevado, lo más sublime, lo oscuro, lo claro y sus relaciones mutuas. A medida, monjes, que el maestro va enseñando al monje de este modo, éste va perfeccionando uno a uno los estados mentales hasta llegar al conocimiento superior del Dhamma.16 Entonces, puede confiar en el maestro: “El Bienaventurado está perfecta y completamente iluminado, el Dhamma está bien expuesto por el Bienaventurado, el Saṅgha practica bien”.

      15. »Monjes, si otros preguntan al monje: “Venerable, ¿cuáles son los hechos en que se basa el venerable para decir: ‘El Bienaventurado está perfecta y completamente iluminado, el Dhamma está bien expuesto por el Bienaventurado, el Saṅgha practica bien’?”. Para responder correctamente, monjes, el monje tendrá que responder así: “He aquí, amigos, que me acerqué al Bienaventurado para escucharle enseñar el Dhamma, el Bienaventurado me enseñó el Dhamma, lo más elevado, lo más sublime, lo oscuro, lo claro y sus relaciones mutuas. A medida, monjes, que el maestro me enseñaba de este modo, fui perfeccionando uno a uno los estados mentales hasta llegar al conocimiento superior del Dhamma”. Entonces pude tener fe en el Maestro: “El Bienaventurado está perfecta y completamente iluminado, el Dhamma está bien expuesto por el Bienaventurado, el Saṅgha practica bien”.

      16. »Monjes, de aquél cuya fe en el Tathāgata se establece, se arraiga y se fundamenta en estas cualidades, comportamientos y señales, se dice que su fe se basa en cualidades ciertas, está arraigada en la visión, es firme y no hay asceta, brahmán, deidad, Māra, Brahmā, ni nadie en el mundo que la pueda quebrantar.17 Así es, monjes, como se examina al Tathāgata según el Dhamma, así se examina bien al Tathāgata según el Dhamma».

      Así habló el Bienaventurado y los monjes se alegraron y se complacieron con sus palabras.

      (MN 47: Vīmaṃsaka Sutta; I 317-320)

      5. PASOS HACIA LA COMPRENSIÓN DE LA VERDAD

      10. En cierta ocasión, el brahmán Caṅkī,18 acompañado de una gran comunidad de brahmanes, se acercó hasta donde estaba el Bienaventurado, le saludó respetuosamente, mantuvo con él una breve charla cordial y se sentó a su lado.

      11. Después de mantener una breve charla cordial con varios brahmanes ancianos, el Bienaventurado se sentó. También se sentaba en aquella asamblea un joven llamado Kāpaṭhika, un adolescente de dieciséis años con la cabeza afeitada, que conocía bien los tres Vedas con su vocabulario, ritual, fonología, etimología y las narraciones históricas como quinta disciplina, y estaba versado en poética, gramática, cosmología y en las señales que distinguen a los grandes varones. De vez en cuando, interrumpía y se entrometía en la conversación que el Bienaventurado mantenía con los venerables brahmanes. Entonces, el Bienaventurado llamó la atención al joven brahmán: «Por favor, venerable