Fe, pobreza y desarrollo. Bryant Myers. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Bryant Myers
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Религия: прочее
Год издания: 0
isbn: 9781951539030
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cuál es la verdadera. La historia bíblica nos proporciona un marco muy útil para buscar respuestas a estas preguntas. El relato bíblico explica cómo empezó la historia de cada comunidad y por qué están llenas de dolor, injusticia y lucha al mismo tiempo que están llenas de gozo, relaciones amorosas y esperanza. El relato bíblico proporciona la respuesta de cómo las historias de la comunidad y del promotor de desarrollo necesitan reorientarse hacia la que su creador pretende y describe, en la metáfora del reino de Dios como la mejor historia humana. El relato bíblico también nos dice cómo terminarán todas nuestras historias. Aún más importante, podemos aprender para qué son nuestras historias: culto del Dios verdadero.

      La forma en que entendemos la naturaleza de la pobreza y quéla causa es muy importante, porque tiende a determinar cómo respondemos al fenómeno. Estructurar esto nos ayuda a determinar la fuente de gran parte de nuestro entendimiento acerca de qué es el desarrollo transformador y cómo se debe practicar. El propósito del capítulo cuatroes tratar e integrar lo mejor de lo que las personas han estado pensando sobre la naturaleza de la pobreza y su causa.

      Debemos empezar con nosotros mismos. Necesitamos trabajar duro para descubrir nuestros supuestos y nuestro precondicionamiento con respecto a la pobreza y los pobres. Esto es particularmente cierto para los cristianos, porque ha habido una variedad de puntos de vista de los pobres, dependiendo de la tradición cristiana.

      El capítulo cuatro revisa entonces los cambiantes puntos de vista de pobreza como una forma de mostrar que entender la pobreza es una tarea sin fin. En los primeros días del desarrollo muchos asumieron que pobreza podría explicarse como la ausencia de cosas. Después, a la mezcla se agregó la ausencia de ideas o conocimiento y luego, cuando la naturaleza sistémica de la pobreza se aclaró, la privación de acceso al poder, recursos y opciones formó parte de nuestro conocimiento de pobreza. En la década de 1980 surgió una visión sistémica de la pobreza con la propuesta de Robert Chambers,quien señalóque la pobreza es un sistema de enredos. A inicios de la década de 1990 John Friedmann agregó a la discusión describiéndola como la privación de acceso al poder social. Posteriormente, en 1990, Amartya Sen argumentó que era más el resultado de una falta de libertad que falta de dinero. Más recientemente, los sicólogos comunitarios Isaac Prilleltensky y Geoffrey Nelson argumentaron que es el resultado de la opresión que disminuye el bienestar personal y relacional.

      Sopesando desde una perspectiva cristiana, Jayakumar Christian, con baseen Chambers y Friedmann, describe la pobreza como un sistema de desempoderamiento que crea relaciones opresivas y cuyas causas fundamentales son espirituales. Finalmente, introduzcoel marco holístico de pobreza de Ravi Jayakaran como una falta de libertad para crecer.

      El capítulo diez explora las causas de la pobreza. Analizo la interacción entre las causas físicas y sociales como causas mayormente externas a los pobres. Luego exploro la gran contribución interna a la pobreza como resultado de las causas mentales y espirituales. Inspirándome en Jayakumar Christian, propongo que la naturaleza de la pobreza es fundamentalmente relacional y que su causa es fundamentalmente espiritual.

      Los pobres son pobres, en gran medida, porque viven en redes de relaciones que no trabajan para su bienestar. Por lo general, sus relaciones con otros son opresivas y desempoderantes como resultado de los no pobres que “juegan a dios” en las vidas de los pobres. Su relación dentro de ellos mismos está disminuida y debilitada como resultado de la rutina de la pobreza y del sentimiento de impotencia permanente. Su relación con los que ellos llaman “otros” se experimenta como exclusión. Su relación con su entorno es cada vez menos productiva porque la pobreza no deja espacio para cuidar del medioambiente. Su relación con el Dios que los creó y sustenta su vida está distorsionada por un conocimiento inadecuado de quién es Dios y qué desea para toda la humanidad. La pobreza es toda familia de nuestras relaciones que no son todo lo que pueden ser.

      Las relaciones de los pobres no trabajan por su bienestar debido a los valores espirituales que tienen los “otros” y los pobres, que no mejoran ni apoyan la vida. El egoísmo, amor por el poder y sentimientos de privilegio ordenado se expresan en complejos divinos. La pérdida de esperanza, oportunidad y reconocimiento deterioran la identidad de los pobres. El racismo, eternocentrismo y ostracismo erosionan la bendición pretendida de tener muchas culturas. El temor a los espíritus y creencias en dioses que no pueden salvar ensombrece la oferta del Dios que desea salvar. A fin de cuentas, las causas de la pobreza son espirituales.

      La sección final del capítulo cuatro se centra en la pobreza de los no pobres. Ellos también sufren de un sentido de identidad y vocación deterioradas, de forma diferente a la experiencia de los pobres.

      Al haber desarrollado un marco holístico para pensar en la pobreza, el capítulo cincoestudia una serie de formas de pensar acerca de lo que es desarrollo y cómo debería funcionar.

      Empiezo explorando de donde vienen nuestras ideas de desarrollo. La pregunta central es “¿Quién nos salvará?”. Esto es importante porque existen historias que compiten en este siglo, y todas ofrecen salvación. Algunos creen que seremos salvados por la ciencia y la tecnología. Otros descansan su fe en los mercados libres y la globalización. Otros ponen su fe en el ingenio humano y la idea del inevitable progreso humano. La visión cristiana de la salvación apunta a la cruz y a la resurrección como el único marco que puede verdaderamente traernos a casa.

      Exploro un rango de propuestas para pensar en desarrollo. Para los evangélicos, la conversación empezó en una consulta en Lausanne, Wheaton 1983, en la cual teólogos y profesionales fueron más allá del debate en cuanto a si el evangelismo y la acción social eran actividades cristianas legítimas y comenzaron la búsqueda de un marco bíblico para entender el desarrollo. De particular interés fue un documento de Wayne Bragg, entonces del Wheaton Hunger Center, en el que propuso la frase desarrollo transformador como una alternativa bíblica holística a la modernización occidental.

      Describo la propuesta de desarrollo centrado en las personas de David Korten, en la que él cuestiona el crecimiento económico como un motor del desarrollo sostenible e insiste en que el ambiente y las limitaciones del “planeta azul” se vuelven más centrales para las conversaciones de desarrollo. Exploro el punto de vista de John Friedmann de un “desarrollo alternativo” que se enfoca en expandir el poder político y social de las familias pobres apoyando las prácticas democráticas populares y construyendo la sociedad civil. Describo la propuesta de Isaac Prilleltensky y Geoffrey Nelson, dos psicólogos comunitarios que ven el desarrollo como mejoramiento personal, poder colectivo y relacional. Resumo la propuesta de Robert Chambers de desarrollo como bienestar responsable, aprovechando los principios de equidad y sostenibilidad perseguidos mediante el aumento de los medios de vida, seguridad y capacidades de los pobres. Finalmente, introduzco la propuesta de Amartya Sen de que la libertad humana es tanto la meta como el medio para el desarrollo.

      Luego paso un buen tiempo explorando el trabajo de Jayakumar Christian y su idea de desarrollo como una respuesta del reino a la impotencia de los pobres, que expone la red de mentiras sobre la identidad y el valor de los pobres y las redes de Dios de los no pobres a la verdad transformadora y las demandas del reino de Dios.

      Con estas tres piezas establecidas —un marco bíblico, un entendimiento holístico de pobreza y una encuesta de pensamiento de desarrollo— el capítulo seis intenta hacer una síntesis que reúne muchas de las piezas en una propuesta para un entendimiento cristiano del desarrollo transformador. Mi propuesta empieza estipulando lo obvio: el viaje de desarrollo transformador pertenece a Dios y a aquellos que están en él; no a los expertos, agencias de donantes o facilitadores de desarrollo. Cualquiera que sea nuestro marco o nuestros métodos, debemos estar dispuestos a dejarlos de lado y permitir que los pobres descubran su propio camino tal y como nosotros hemos hecho.

      La primera pregunta que un programa de desarrollo debe responder es“¿Cuál es el mejor futuro hacia el que apunta?”. Esto supone que hemos respondido la pregunta más fundamental de lo que es el bienestar humano. El relato bíblico y nuestra teología suministran la respuesta. El mejor