La venganza del caído. Nathan Burkhard. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Nathan Burkhard
Издательство: Bookwire
Серия: Ángeles Guardianes
Жанр произведения: Языкознание
Год издания: 0
isbn: 9788418616167
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en otra parte del mundo, dejó a Triassag, el sello con el cual los jefes del trono que vendrían podrían depositar su poder y dar inicio al juicio, con la forma de un círculo tenía al norte al fuego al sur al sello de agua, al este la tierra y al oeste el sello de viento, mientras que en el centro un hexágono como pieza faltante, allí tendría que depositarse el poder de Dios.

      Descubrió de mala manera que el fin estaba más cerca de lo que él mismo pensaba, descubriendo que el cofre que resguardaba, contenía cuatro papiros, en ellos revelaba los secretos del mundo, el nombre de los salvadores, así como el final de la historia. En cada profecía, al final de cada una, se encontraba dibujada una fracción del sello de cofre, un indicio que con el tiempo los encargados de destruir al mal descubrirían.

      La primera profecía narraba como todos fuimos creados, como el hombre había tentado contra Dios y contra sí mismo. Al inicio de la creación sus nombres eran Inumine y eran cuatro especies distintas. Ese rollo estaba envuelto por un listón blanco y un anillo con la forma de un halcón desplegando sus alas, mientras una ráfaga de viento lo envolvía, el mismo sello del medallón.

      La segunda profecía, en ella narraba como la cuarta especie fue despojada del reino por las manos de Sanel, ya que el jefe del clan advirtió sobre el mal que traería uno de los hijos del Clan Fuego, prediciendo una de las batallas más poderosas de dos hermanos, Hadeo y Uran. Ese rollo estaba envuelto en un listón marrón y un anillo con la forma de un tigre con una ráfaga de Tierra se desplegaba de sus alas.

      La tercera profecía, en ella revelaba que después de siglos, una de las generaciones traería la paz a ambos reinos, uniendo sus fuerzas tratando de evitar más guerras. Siendo los tres al trono de cada reino como Dios dispuso. Hablando de todas las generaciones de Uran han donado su poder antes de morir, depositándole en el sello que el patriarca construyó, bajando a la tierra cada 70 años depositando su poder. Ese rollo estaba envuelto por un listón azul, y un anillo con la forma de un delfín nadando en el mar, las aguas envolviendo su cuerpo.

      La cuarta profecía, revelaba en nombre de la última generación de cada especie, incluyendo del reino de los infiernos, como todos los clanes regresarían a la lucha por salvar la vida de muchos, incluyendo sus vidas mismas. En ella no daba información de quien ganaría esa batalla, solo daba los nombres de esos muchachos que serían la última generación viva de ángeles, la última generación de guardianes y protectores. Este último papiro no revelaba mucho, envuelto con un listón rojo y el sello de un lobo con alas envuelto en llamas.

      En cada papiro había un fragmento de poder, mínimo pero era un tesoro invaluable de las generaciones pasadas, siendo un tesoro más que guardar para los ángeles y cómo predijo, los años pasaron y los hijos de aquellos dos rivales crecieron, formando su familia, convirtiéndose en hombre, convirtiéndose en jefes de estado, vivieron años de infinitas guerras para solo un años de paz, la destrucción marco a ese pueblo, como marco también a sus tradiciones.

      El hijo de Hadeo, Sagia le enseño a su hijo Hur todo lo que tenía que saber sobre los demonios y sus rivales, y así pasaron los medallones a sus sucesores varones.

      El hijo de Uran, Adel le enseñó y mostró a su hijo Wuk y a su hija Jeka como es que la vida en el reino se vio amenazada por los demonios y el hermano de su abuelo, enseñándoles la ubicación del sello y de Triessag, mostrándoles que depositar su poder como ofrenda garantizaba que la maldad llegara a su fin y que esa tradición debía seguirse hasta que la llegada de los tres al trono, trono que sería dividido y daría años de paz, pero también traería a las puertas a la destrucción. Jamás cambiaron la historia, pero nunca se dieron cuenta que ambos hermanos fueron los responsables de una guerra que jamás terminaría. Dos hermanos que fueron rivales desde su nacimiento, nombres que yacen en el muro del conocimiento y del recuerdo, memorias de dos grandes que perduraron en la historia, memorias llenas de rivalidad, egoísmo, guerra y sangre

      Como Dios lo predijo, sus hijos tuvieron hijos y sus hijos también tuvieron hijos, el reino fue poblado, mientras que las ideas de guerra y matanzas también crecieron, hasta que la llegada de uno de los tres al trono fue cumplida, un miembro directo de la línea de Uran, un hijo, primogénito y descendiente, y su nombre era Linus, el último de los grandes.

      CAPÍTULO 8:

      LOS TRES AL TRONO.

      Después siglos y siglos de batallas, la lucha entre reinos persistió, al igual que sus ideas de conquista y devastación, donde nuevos enemigos habitaron el reino, para luego ser despojados de sus habilidades, ser destruidos lentamente mientras que eran despojados de sus almas y de llegar a la gracia de Dios padre.

      Fue entonces, para términos de los años de 1940, en plena guerra entre los mundos, cuando el infierno trataba de conquistar las tierras de los ángeles, y los ángeles destruir desde raíz el mal, nacieron seis niños entre el cielo y el infierno, Dios les había advertido a los primeros reyes de esos nacimientos, los tres al trono para cada reino habían llegado al fin.

      Conocidos como guardianes blancos, tres varones nacidos de distintas familias, tres ángeles que tomarían el poder a la mayoría de edad, Linus que siguió la generación de Uran, de sus antepasados, fue el que nació primero, tomando el trono demasiado joven ante la muerte prematura de su padre.

      Dos años después de su nacimiento, nació el segundo niño del clan de agua, naciendo con la marca de los reyes, el delfín rodeado de una ráfaga de agua, fue bautizado como Firop, para luego de seis años, nació Begord, con la marca del clan de viento.

      Mientras que los demonios también tuvieron triple nacimiento de distinta madre y padre, eran varones, Druagar nació tres años antes que Linus, descendiente directo de Hadeo, Triaco guardián oscuro del clan agua nació el mismo día que Linus y Alianu era el guardián oscuro del viento, era menor de todos los guardianes, naciendo dos años después de Begord.

      Tras el nacimiento de cada uno, los medallones se prepararon para recibir a sus elegidos, llegando a sus manos el día en que nacieron, la barra de protección se desvanecía lentamente al disminuir el poder que concentraban cada sello, sin importar donde estaba esos niños, los medallones cruzaron mundos para llegar a sus propietarios, cruzaron todo obstáculo para llegar a aquellos que darían vida al inicio del juicio.

      Sin embargo no fue el único que tuvo que pasar por una dura prueba, la caída fue dura, la sensación de ardor, de frío, hizo que su cuerpo no solo cambiara, sino que le hizo aún más débil de lo que solía ser, lo habían arrojado de su tierra, de aquella tierra que le pertenecía por derecho, le habían arrebatado lo que él consideraba suyo. Cansado por el agotador viaje, quedó en el suelo por horas, solo para despertar siendo diferente y ver que pertenecía a un mundo oscuro, un mundo al que siempre vio como un mundo destruido por un Dios que nunca supo comprender.

      En medio del polvo, de las cenizas y el dolor, trató de ver a su alrededor, era un mundo extraño, pero había sido condenado sin remordimiento y miedo alguno al lanzar a uno de los suyos al infierno, tratando de levantarse sintió el dolor de su espalda, le había arrancado las alas sin compasión arrebatándole lo único que atesoraba, de pie supo que el infierno sería su nuevo hogar, su padre no había hecho intento alguno de rescatarlo, solo lo reprendió y observó cómo ese hermano suyo lo había lanzado a un lugar al que posiblemente no sobreviviría, su nombre solo traería la muerte así que opto por dejar también atrás el nombre que su padre le había dado.

      Adrex, el padre de Linus, le enseñó todo lo que sus ancestros le enseñaron a él, su hermano menor Olap había muerto en batalla en día en que su segundo hijo nació, siendo un gran golpe para él. Sin que los ancestros de Uran se olvidaran de lo prometido, nombró a las generaciones de Odotnet guardianes oficiales del reino, creciendo junto a las generaciones, resguardándoles, siendo el último de la generación Miaka.

      Desde el nacimiento de los Guardianes blancos, las guerras se intensificaron, las muertes superaron números, mientras que la gente del pueblo solo clamaba paz y rendición, la vida estaba siendo