Teoría del conflicto. Jorje H. Zalles. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Jorje H. Zalles
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Социология
Год издания: 0
isbn: 9789978681664
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es a mis estudiantes, quienes durante varias décadas me han proporcionado la experiencia, las preguntas, las evidencias de dificultades conceptuales y, sobre todo, la percepción de la importancia del tema para sus vidas diarias que han servido para estimular tanto el deseo de escribir este libro como su contenido específico. Lo que acá presento es el resultado de un continuo proceso de selección de las ideas más críticas que constituyen los fundamentos del campo, y de evaluación de las mejores maneras de presentarlas.

      Segundo, reconozco mi enorme deuda intelectual con los autores de las muchas excelentes obras que conforman el cuerpo intelectual a la introducción del cual pretendo contribuir. Es evidente que no he leído todas las obras que componen dicho cuerpo conceptual, pero sí he tenido el privilegio de leer y de aprender de muchas de ellas. Un grupo selecto de entre estos autores merece especial mención, porque sus contribuciones han sido especialmente importantes a mi comprensión del campo y a la formulación de este libro. Ellos en orden alfabético de apellidos: Kaj Björkqvist, Morton Deutsch, Roger Fisher, Herbert C. Kelman, Sun Hee Kim, Dean G. Pruitt, Jeffrey Z. Rubin, Harold Saunders, Arnold Schmookler, Lawrence Susskind, William Ury y Ralph K. White.

      Luego, mi también profundo agadecimiento a mis colegas y queridos amigos en el Program on Conflict Analysis and Resolution (PICAR) del centro Weatherhead para Asuntos Internacionales de la Universidad de Harvard, del cual soy Miembro Asociado desde 1997: su Director, el profesor Herbert C. Kelman; su directora asociada, la doctora Donna Hicks; sus miembros asociados, profesor Nadim Rouhana, doctoras Pamela Pomerance Steiner, Susan Korper, Rhoda Margesson, Cynthia Chataway, Maria Hadjipavlou y doctor Jeffrey Seul; y, muy cercanos a PICAR, la profesora Eileen Babbitt del Fletcher School of Law and Diplomacy, Tufts University, de todos quienes he aprendido constantemente y recibido valiosos estímulos de todo tipo.

      Finalmente, mi agradecimiento y aprecio permanente por el afectuoso apoyo que me han brindado, de infinitas y bellas maneras, mi esposa María Antonieta y nuestros cuatro hijos, Jorje, Francisco y Maria Antonieta Zalles, y Andrés Muñoz.

      Universidad San Francisco de Quito, noviembre de 2019

PRIMERA PARTE

       EL CONFLICTO: CONCEPTOS INICIALES

      Este capítulo comienza con lo más básico: una propuesta de definición del conflicto que se utilizará en todo el resto del libro, y una explicación detallada de sus elementos principales. Luego, presenta dos distinciones esenciales -entre el conflicto interno y el conflicto relacional, y entre el conflicto en sí y su escalamiento–y ciertas reflexiones acerca de los orígenes del conflicto, de si es o no evitable o deseable, y de la validez de una teoría general del conflicto.

       Manera en que se propone entender ‘conflicto’

      Entre las muchas definiciones de ‘conflicto’ de las que disponemos, tal vez la más apropiada es la propuesta por Rubin, Pruitt y Kim:

      ‘Conflicto’ significa una divergencia percibida de intereses, o la creencia de que las actuales aspiraciones de las partes no pueden ser satisfechas simultáneamente. 1

      Hay varios elementos críticos en esta definición. Primero, se refiere a la percepción y a la creencia, lo cual sugiere que el conflicto es, en un alto grado, una realidad sicológica que existe, en lo esencial, en las mentes de las personas. Puede argumentarse que el conflicto existe aun si las partes no lo perciben, pero parece más razonable incluir la palabra “percibida” en la definición, como lo hacen Rubin, Pruitt y Kim, porque es solamente ante un conflicto percibido que las partes pueden responder, actuar, y eventualmente buscar una resolución.

      Segundo, la definición propuesta se refiere a las actuales aspiraciones, que son diferentes de meros deseos o sueños: una aspiración refleja tanto un deseo como la intención concreta de satisfacerlo. Si la aspiración de una persona o un grupo –la búsqueda concreta de una satisfacción–se ve entorpecida porque es incompatible con la de otros, es mucho más probable que se dé un conflicto que si lo que parece estar amenazada es la satisfacción de un mero sueño o de una remota posibilidad.

      Tercero, la palabra simultáneamente subraya un aspecto esencial de esta manera de entender el conflicto: el reconocimiento de que es el momento en que se espera satisfacer una aspiración que puede generar la incompatibilidad: las aspiraciones de dos personas o grupos pueden ser incompatibles si se busca satisfacerlas al mismo tiempo, pero perfectamente compatibles si no.

      Para ilustrar la definición propuesta de “conflicto”, consideremos el caso de una joven pareja, Juan e Isabel. Una tarde, Isabel revisa la programación de la televisión y descubre que una de sus películas favoritas, que ha querido ver con Juan durante varios meses, va a ser transmitida esa noche, a las 7:30. Entretanto, camino de regreso a su casa, esa misma tarde, Juan ve un anuncio de un concierto que tendrá lugar esa noche a las 7:30, y decide que le gustaría ir al concierto con Isabel.

      ¿Existe un conflicto en ese momento? Volvemos al tema de la percepción de aspiraciones incompatibles. En este caso, solo existe un conflicto en potencia: las condiciones están dadas para que surja un conflicto, pero hasta que Juan e Isabel se encuentren, subsiste la posibilidad de que sus aspiraciones incompatibles nunca salgan a la luz, y el conflicto nunca se dé.

      Si tan pronto como Juan ve a Isabel le cuenta con entusiasmo acerca del concierto, y aun antes de que él termine ella le cuenta de la película, sin duda tenemos un conflicto. Están satisfechas las tres condiciones críticas de la definición propuesta por Rubin, Pruitt y Kim: las actuales aspiraciones de Juan e Isabel son simultáneamente incompatibles; no es posible que hagan ambas cosas –ir al concierto y ver la película juntos–a las 7:30 p.m. de esa misma noche.

       Conflictos basados en creencias y valores

      Con frecuencia se oye describir a ciertos conflictos como “religiosos” (p.e. el conflicto israelí-palestino) o como “ideológicos” (p.e. la Guerra Fría o el conflicto entre los Estados Unidos y Cuba).

      Existe un potencial error de concepto detrás de tales descripciones: la creencia que la base de estos conflictos está dada por las evidentes diferencias entre los sistemas de valores y creencias de la una y la otra parte. Es cierto, la mayoría de israelíes profesan la religión hebrea y la mayoría de palestinos el islam. Es también cierto que los gobiernos de Cuba y los Estados Unidos se guían por ideologías políticas y económicas fundamentalmente diferentes. Sin embargo, debemos preguntarnos si esas diferencias son la esencia de los respectivos conflictos. Aunque pueda parecernos extraño, la respuesta es que no.

      Los israelíes y los palestinos no están atrapados en su mortal pelea principalmente porque tienen creencias religiosas diferentes. Las aspiraciones incompatibles que configuran ese conflicto tienen mucho más que ver con la identidad de cada grupo y con sus pretensiones territoriales incompatibles.

      De manera similar, el conflicto entre Cuba y Estados Unidos comenzó porque el régimen cubano establecido en 1959 expropió activos de propiedad norteamericana, y se desarrolló aún más a partir de 1960 porque cada una de las partes aspiró a exportar y/o a consolidar su postura ideológica en toda América Latina.

      El punto crítico, en ambos casos, es que la mera diferencia de creencias y valores religiosos, políticos o de otro tipo no constituye, en sí, un conflicto. Las personas pueden tener creencias y valores diferentes, pero si se respetan mutuamente y no aspiran a cambiar las creencias y valores de otros, no hay incompatibilidad de aspiraciones.

      Este análisis resalta otra idea importante: para poder entender un conflicto, que es el primer prerequisito para poderlo manejar o resolver, es esencial comenzar por identificar las reales necesidades y aspiraciones de las partes, cuya simultánea incompatibilidad configura el conflicto.

       Conflicto interior