Teoría del conflicto. Jorje H. Zalles. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Jorje H. Zalles
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Социология
Год издания: 0
isbn: 9789978681664
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4.1 al final de esta sección.

       Las tácticas contenciosas ligeras

      Argumentos persuasivos: ¿Habría Usted pensado, de ordinario, que la simple presentación de un argumento persuasivo en favor de las propuestas o las aspiraciones de una persona o un grupo pudiera ser considerada ‘contenciosa’? Es probable que no. Recuerde, sin embargo, que definimos como ‘contenciosa’ a cualquier estrategia cuyo objetivo es la satisfacción de las propias aspiraciones, independientemente de si se satisfacen o no los de la otra parte. Si la intención del argumento persuasivo es obtener una ventaja a costa de la otra parte, es contencioso.

      Halago no sincero: El halago también puede ser una táctica contenciosa, por los mismos motivos por los cuales puede serlo un argumento persuasivo: decirle a una joven que se ve bella cuando en realidad uno no lo cree –en otras palabras, brindarle un halago no sincero para satisfacer los propios objetivos, sin importar si se satisfacen o no los de ella–es evidentemente contencioso.

      Hacerse agradable a ojos de otra persona (que también se conoce como congraciarse), que en la mayoría de circunstancias es irreprochable, se vuelve una táctica contenciosa si de por medio hay la intención de sacar ventaja de las reacciones que genera. Maneras típicas de congraciarse incluyen esperar a saber a qué candidato apoya la otra persona en una elección, qué vino le agrada, etc. y luego expresar la misma preferencia, aunque uno no la comparta en realidad..

      El halago y el congraciamiento presentan un interesante problema por el hecho de que son tácticas ambiguas. La joven a quien se le dice que se ve bella o la persona con cuyos gustos y preferencias nos expresamos siempre de acuerdo no tienen cómo saber, de inmediato, si están o no siendo sometidas a tácticas contenciosas. Como vimos recién, la llave para determinar si es ése el caso está en las intenciones de la otra parte, que no son inmediatamente aparentes. Si la intención detrás de decirle a la joven que se ve bella es reforzar su autoestima o alegrarla en un momento de tristeza (en otras palabras, ayudar a la satisfacción de alguna necesidad de ella, sin la expectativa de satisfacer las nuestras) no estaría ocurriendo nada contencioso. Si por el contrario (como primero se presentó el ejemplo), la persona que le dice lo bella que se ve en realidad no lo cree, y la está halagando solo para conseguir algo de parte de ella, la táctica es contenciosa, aunque esto no sea evidente. Lo mismo es cierto en el caso del congraciamiento.

      La ambigüedad señalada hace que estos dos tipos de táctica contenciosa sean particularmente insidiosas, y éste es uno de los motivos por los cuales ambos tipos se utilizan con mucha frecuencia. Quien las aplica puede fácilmente ‘lanzar piedras y esconder el brazo’: si aplica estos dos tipos de tácticas, puede, si se le desafía, negar cualquier intención contenciosa.

       Las tácticas contenciosas intermedias

      Las tácticas que típicamente son categorizadas en un nivel intermedio entre ‘ligeras’ y ‘pesadas’ incluyen:

      Hacer que la otra persona se sienta culpable, táctica contenciosa de frecuente uso, que es diferente, de dos maneras importantes, de las últimas examinadas. Primero, no es ambigua: si una joven le dice a su enamorado, en tono triste, que su mal humor y largos silencios le hacen daño, no existe duda de que le anima una intención contenciosa, y no hay motivos para dudar de la sinceridad de sus expresiones: tal declaración de malestar es sin duda una táctica contenciosa.

      La otra manera en que esta táctica contenciosa es diferente de las dos anteriores es que inducir un sentido de culpa en la otra parte está algo más arriba en una escala de ‘hostilidad’ o de ‘pesadez’. El halago y el congraciamiento son casi siempre menos irritantes. La mayoría de nosotros, en consecuencia, mostraremos una menor tendencia a responder de manera defensiva o, peor, ofensiva, ante un halago o un intento por congraciarse con nosotros. Al contrario, sí estamos con frecuencia dispuestos a responder de manera contenciosa cuando alguien intenta hacernos sentir culpables.

      Irritar a la otra persona, pero no mucho: Subiendo unos cuantos puntos en la escala de ‘contenciosidad’, a niveles en los cuales es cada vez más probable que se genere un escalamiento, la táctica de irritar levemente, confundir o avergonzar a la otra parte para reducir su resistencia a ceder puede llevarse a cabo de diversas maneras 7.

      Éstas incluyen burlarse de la otra parte, resaltar sus deficiencias o sus debilidades y avergonzarla frente a otros.

       Las tácticas contenciosas pesadas

      La amenaza de hacer serio daño: ¿Quién de nosotros jamás ha recibido o proferido una amenaza? Padres, hijos, profesores, empleadores, amigos … todos las proferimos con alguna frecuencia. En consecuencia, la mayoría de nosotros conocemos cuán efectivas pueden ser. Aún si éstas son, en sí, poco duras (por ejemplo, “No te voy a prestar el libro”), el mero hecho de que se profieran típicamente trae consecuencias negativas porque revela una posible voluntad de causar daño.

      Las amenazas son diferentes, en ese sentido, de las advertencias: si usted está caminando bajo un andamio y algo comienza a caer desde él, no pensaría que le está amenazando la persona que le grita “¡Cuidado!” Al contrario, si alguien dice, “¡Deme lo que quiero o le pego un tiro!” es obvio que tiene la voluntad de hacer daño. Todavía no se sabe con seguridad, pues subsiste alguna duda respecto de cuán creíble es la amenaza, pero el mero hecho de que ha sido proferida significa que existe al menos algún nivel de posibilidad de que la intención de hacer daño esté presente. La distinción general entre tácticas contenciosas ‘ligeras’ y ‘pesadas’ es obviamente aplicable a las amenazas, las cuales también pueden ser ‘más ligeras’ o ‘más pesadas’. “No te voy a prestar mi libro” es una amenaza evidentemente más ligera que “No te volveré a hablar,” o que “Te mataré,” o “Bombardearemos sus poblaciones civiles” que son amenazas evidentemente pesadas. También es importante aclarar que la naturaleza del daño que se causaría no es solo físico: puede darse la amenaza de causar daños sicológicos, y la amenaza de estos puede incluso resultar más efectiva que la de causar daños físicos. Finalmente, la manera en que se expresa una amenaza puede hacer una importante diferencia: si es expresada suavemente, puede resultar menos amenazante que si es expresada seria o agresivamente.

      Compromisos irrevocables: Estos involucran el establecimiento invariable de un determinado curso de acción, no importa qué, de manera que la culpa de cualquier consecuencia negativa se traslada a la otra parte. Un usuario frecuente de esta táctica contenciosa fue Gandhi: por ejemplo, informaba a las autoridades coloniales británicas que decenas de miles de opositores al régimen colonial en la India iban a realizar una marcha de protesta, y que continuarían con su marcha no importaba cuán dura fuese la represión en su contra. El compromiso irrevocable consistía en la decisión de seguir marchando, con la cual Gandhi transfería a las autoridades británicas toda la responsabilidad moral de decidir si intentar o no evitar las manifestaciones y por qué medios tratar de hacerlo. Si el intento llegase a resultar en violencia y derramamiento de sangre, la culpa sería de los ingleses.

      Provocar daños serios: Esta es, claramente, la máxima táctica contenciosa, cuyo objetivo es obligar (y ya no solo persuadir) a la otra parte a ceder. Consiste en destruir sus bienes, causar serios dolores físicos o sicológicos y, en el extremo, matar a la otra parte o a personas allegadas a ésta. Como sabemos demasiado bien, el uso de esta táctica contenciosa es muy común. En todos los contextos de las relaciones humanas –parejas, familias, comunidades de varios tipos, naciones, el plano internacional–individuos y grupos se causan daños y dolores físicos y sicológicos de manera continua y reiterada. Este es el motivo fundamental por el cual el escalamiento alto de los conflictos llega a ser un problema de extrema gravedad.

LigerasIntermediasPesadas
Argumentos persuasivosGenerar sentido de culpaAmenazas pesadas
Halagos no sincerosIrritar al otroCompromisos irrevocables
CongraciamientoAmenazas seriasDaños físicos y sicológicos
Amenazas ligeras