Reflexiones sobre el sistema financiero chileno. Enrique Marshall Rivera. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Enrique Marshall Rivera
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Зарубежная деловая литература
Год издания: 0
isbn: 9789561708907
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y servicios financieros propios del siglo XXI, sin distinción de segmentos socioeconómicos, localidades o tipo de emprendimiento.

      Hace casi 40 años, compartimos una pequeña oficina con Enrique en un Banco que ya no existe. Comenzábamos nuestras vidas profesionales en un sistema financiero, en esa época, elitista, poco eficiente y con grandes problemas.

      Mi amistad y respeto por su persona nació en ese tiempo. Hoy con este libro le sumo admiración por su trayectoria y aporte efectivo a la modernización de nuestro sistema financiero, tanto desde el mundo público como privado, con responsabilidades complejas y, a veces, poco comprendidas.

      José Manuel Mena Valenci

      presidente de ABIF

      Marzo de 2020

      Prologo

      Introducción

      Este libro contiene un conjunto de reflexiones sobre el sistema financiero nacional formuladas desde las distintas posiciones profesionales que he ocupado en las últimas dos décadas. Son reflexiones contenidas en artículos, documentos de política, columnas de opinión y entrevistas de prensa, que cubren una amplia gama de temas relacionados con el funcionamiento del sistema financiero. Muchos de ellos, particularmente, las columnas de opinión y las entrevistas fueron publicadas en medios de prensa nacional.

      Por las tareas asumidas, me he visto expuesto a una infinidad de situaciones, muchas de ellas complejas, que han motivado el estudio, el análisis crítico y la formulación de propuestas tendientes a perfeccionar el funcionamiento del sistema financiero. Todos los planteamientos que se formulan comparten el predicamento de que es beneficioso para todos que la banca y los mercados financieros cumplan cabalmente sus tareas, como son la canalización del ahorro y la inversión, y la provisión de un sistema de pagos eficiente, procurando al mismo tiempo que los servicios y prestaciones alcancen una amplia cobertura entre las personas y las empresas.

      Para efectos de presentación, la obra distingue cuatro periodos. El primero está asociado a la Superintendencia de Bancos; el segundo, al Banco Central; el tercero, a Banco Estado; y el cuarto, a la Academia, pero con un foco en temas financieros. Los trabajos se han dispuesto en función del momento en que fueron escritos o aparecieron en prensa. La selección se hizo procurando asignarle prioridad a aquellos que proveen antecedentes o elementos de juicio que pueden ser útiles para la formulación de políticas públicas mirando hacia el futuro.

      Cada uno de estos cuatro períodos presenta sus propias características y concentra debates y controversias particulares. El período de la Superintendencia de Bancos (2000-2005) aborda muchos de los temas que irrumpieron con fuerza en esos años. Entre ellos están las fusiones bancarias, la competencia, el traspaso a los clientes de las rebajas en la tasa de interés oficial; la protección de los consumidores; y la modernización de la regulación bancaria que en esos años permanecía muy anclada a las políticas adoptadas después de la crisis de 1982-3.

      Las tareas y preocupaciones cambiaron en el período en que estuve en el Banco Central (2005-2015). Entre los principales desafíos de esos años estuvieron el perfeccionamiento de la gestión interna de la institución, que surgió como una necesidad después de la crisis de Inverlink; la implementación de la política monetaria en dos escenarios muy distintos, pero igualmente complejos, como fueron el de 2007-2008, cuando la inflación escaló hasta cerca de dos dígitos, y luego el de la crisis financiera global que planteó nuevos desafíos. Fueron años en que despertó una renovada preocupación por la estabilidad financiera, como así también una creciente atención por temas nuevos como la inclusión y la educación financiera.

      En BancoEstado (2015-2018) volví a ejercer como banquero comercial. Lo había hecho antes, pero en el sector privado. En ese período, el tema más importante fue el de la inclusión financiera en sus múltiples expresiones o facetas. La extensión de la red de sucursales a lugares apartados, el desarrollo de CuentaRut y del sistema de Caja Vecina estuvieron muy presentes en ese período. También surgió la preocupación por la reforma a la Ley General de Banco que estaba en trámite en el Congreso Nacional y que fue finalmente aprobada en 2018. Muchas de esas preocupaciones estaban referidas a la implementación de la reforma que tendría que efectuarse posteriormente. Numerosas columnas de opinión escritas en esos años versan sobre esos temas.

      A partir de 2018, he ejercido actividades académicas y, junto con ello, he desempeñado cargos de director de empresas. En el ámbito universitario, he desempeñado la posición de Director del Magíster en Banca y Mercados Financieros de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. En este período, si bien no he ocupado puestos ejecutivos de primera línea, he permanecido atento a la evolución de los temas financieros y, en varios casos, he sentido la motivación para efectuar aportes constructivos, principalmente a través de columnas de opinión publicadas en medios de prensa.

      Las autoridades financieras enfrentan frecuentemente situaciones complejas, en las cuales se presentan tensiones entre distintos objetivos de política pública. En esas circunstancias, sus decisiones pueden no recibir la aceptación de todos y, en algunos casos, suscitar críticas. Lo he experimentado en carne propia. Pero, existen también acciones de políticas que tienen un indiscutible sello positivo y que, por lo mismo, brindan satisfacción personal. De estas últimas, varias son mencionadas en este trabajo. Cabe consignar, por ejemplo, el otorgamiento de varias licencias bancarias, poniendo fin a un largo período en que no se había entregado ninguna; la instalación de la primera oficina de atención al público para brindar orientación a los clientes bancarios y recibir reclamos; la gestión de la crisis de 2008, realizada en conjunto con mis colegas del Banco Central, en un contexto de mucha incertidumbre; y la apertura de varias sucursales de BancoEstado en el corazón de la Araucanía, incluyendo las localidades de Alto Bíobío y Tirúa.

      A propósito de Tirúa, traigo a colación lo que me señaló el alcalde de esa comuna cuando preparábamos la apertura de una oficina en esa localidad. Ustedes, me dijo, serán bienvenidos por la comunidad porque vienen a facilitarnos la vida y no pretenden quitarnos nada. El día de la inauguración fuimos recibidos en las afueras de la Tirúa con un gran mural, pintado por jóvenes mapuches, que decía “Bienvenido BancoEstado”. Es uno de los logros más satisfactorios de esos años. Había escrito y hablado de inclusión financiera, la había pregonado en varias tribunas, pero no había tenido la sensación de estar promoviéndola efectivamente, como ocurrió en esa oportunidad.

      A lo largo de estos años, recibí reconocimientos de distintos estamentos de la sociedad. Valoro mucho aquellos provenientes de grupos o sectores completamente ajenos a la propiedad o gestión de los bancos, porque estos no denotan ningún potencial conflicto de interés. Me refiero especialmente a la medalla Diego Portales que me confirió la Confederación del Comercio Detallista y Turismo de Chile en 2002; al reconocimiento que me entregó Conapyme en 2004; la distinción que me dispensó la Confederación de Trabajadores Bancarios, en el marco de una reunión internacional celebrada en 2016; y dos distinciones provenientes del mundo de las cooperativas de ahorro y crédito, la primera de Fecrecoop en 2018 y la segunda de Coopera en 2019.

      Resultó también muy satisfactoria la aprobación unánime que me entregó el Senado de la República con motivo de mi nombramiento como Consejero del Banco Central en 2005. Fue la primera vez que esto ocurría, sentando un precedente que se ha repetido con posterioridad en varias ocasiones. Admito que esta unanimidad se explica principalmente por el alto prestigio institucional que había alcanzado el Banco Central en esos años.

      Espero que estas reflexiones aporten algún grano de arena a quienes tienen la compleja tarea de diseñar políticas públicas en el campo de la actividad financiera.

      Antes de terminar estas líneas, quisiera expresar mi agradecimiento al rector de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Claudio Elórtegui, por el apoyo brindado para la materialización de esta iniciativa; y al director ejecutivo del Magíster en Banca y Mercados Financieros, Gianfranco Arata, por entusiasmarme con este proyecto. Agradezco igualmente a José Manuel Mena, presidente de la ABIF, quien tuvo la amabilidad de prologar esta obra. Vaya también mi reconocimiento a Ediciones Universitarias de Valparaíso de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso por su contribución para