Dendritas. Kallia Papadaki. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Kallia Papadaki
Издательство: Bookwire
Серия: Narrativa
Жанр произведения: Языкознание
Год издания: 0
isbn: 9788415509653
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      TÍTULO ORIGINAL: Δενδρίτες

      Publicado por

      AUTOMÁTICA

      Automática Editorial S.L.U.

      Avenida del Mediterráneo, 24 - 28007 Madrid

       [email protected]

       www.automaticaeditorial.com

      Copyright © Kallia Papadaki and Polis Editions, 2015

      Publicada originalmente en griego en Polis Editions con el título Δενδρίτες

      © de la traducción, Laura Salas Rodríguez, 2020

      © de la presente edición, Automática Editorial S.L.U, 2020

      © de la ilustración de cubierta, Carmen Casado, 2020

      Derechos exclusivos de traducción en lengua española para todo el mundo: Automática Editorial S.L.U.

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      eISBN: 978-84-1550-96-5

      Diseño editorial: Álvaro Pérez d’Ors

      Composición: Automática Editorial

      Corrección ortotipográfica: Automática Editorial

      Primera edición en Automática: septiembre de 2020

      Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización de los propietarios del copyright, bajo las sanciones establecidas por las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, incluyendo la reprografía y los medios informáticos.

      DENDRITAS

      KALLIA PAPADAKI

      TRADUCCIÓN DEL GRIEGO

      DE LAURA SALAS RODRÍGUEZ

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       a mis padres, Antigoni y Manolis

      Tabla de contenidos

       NOTA

       Capítulo I

       Capítulo II

       Capítulo III

       Capítulo IV

       Capítulo V

       Capítulo VI

       Capítulo VII

       Capítulo VIII

       Capítulo IX

       Capítulo X

       Capítulo XI

       Capítulo XII

       Capítulo XIII

       Capítulo XIV

       Capítulo XV

       Capítulo XVI

       Capítulo XVII

       Capítulo XVIII

       Capítulo XIX

       Capítulo XX

       AGRADECIMIENTOS

      NOTA

      La ciudad de Camden se encuentra en Nueva Jersey, enfrente de Filadelfia. Ambas ciudades están separadas por el río Delaware y unidas por dos puentes que llevan el nombre de Benjamin Franklin y Walt Whitman. Camden fue un crisol para varias generaciones de inmigrantes, con mucho empleo y una industria rica. Las cosas cambiaron con el fin de la Segunda Guerra Mundial. La industria se trasladó a los estados del oeste y a México. Ya no había trabajo, la nueva ola de inmigrantes portorriqueños y afroamericanos arrasó la ciudad. Venían buscando una vida mejor. En septiembre de 1949, el veterano de guerra Howard Unruh mató en el barrio de East Camden a trece personas en doce minutos. Fue el primer asesinato en masa registrado en la historia de Estados Unidos. En los años que siguieron, tres alcaldes de Camden fueron condenados y encarcelados por corrupción. En 2012 la ciudad tenía la tasa de delincuencia más alta de todo Estados Unidos. Hoy en día, alrededor del cuarenta por ciento de la población sigue viviendo por debajo del umbral de la pobreza. Estos son hechos indiscutibles. Por lo demás, cualquier parecido con personas, nombres o situaciones es pura coincidencia y no guarda relación alguna con la realidad.

      «Ha transcurrido ya todo el tiempo […] nuestra vida es apenas el reflejo crepuscular […] de un proceso irrecuperable». Jorge Luis Borges, Tlön, Uqbar, Orbis Tertius

      I

       el viento de otoño arrancó el telegrama y mucho más de la mano de la madre 1

      Minnie se deshace las dos trenzas recortadas y se recoge el pelo en una cola de caballo asimétrica. Por las mejillas encendidas le corren dos lágrimas que se limpia a toda prisa con la manga de la camiseta, no la vayan a pillar llorando, y un nudo lanoso se le queda pegado en la garganta, mezclado con un lamento, todo le sale mal, el colegio es una verdadera chorrada, sus compañeros unos idiotas, su hermano un pequeño tirano que le roba la paga, y hoy, cuando se ha atrevido a contestarle, ha cogido la tijera de las manualidades y le ha cortado la mitad de la trenza izquierda. Por si no bastaba, la ha amenazado con que si se chivaba a su madre lo pagaría caro, y, como Minnie sabe bien que cumple al pie de la letra todas las bravuconadas que salen de su boca, ha cogido la tijera, se ha plantado delante del espejo de los servicios del colegio y se ha cortado la trenza derecha también, para igualarla con la izquierda. Porque su madre no es tonta, le preguntará, querrá enterarse, y entonces qué va a decirle ella. Una tercera lágrima corre por su mejilla y Minnie se la lame.

      Y antes de que termine de digerirlo todo, aparece ante ella, contra la luz tierna y desdibujada de octubre, una chica rubia que le saca casi una cabeza. «¿No tendrás un cigarro?», pregunta y le clava una mirada inquisitiva, y Minnie se encoge en su esquina, porque ella no fuma y la única vez