El marido integral. Lou Priolo. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Lou Priolo
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Сделай Сам
Год издания: 0
isbn: 9781629461809
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para que nuestro matrimonio estuviera en diez?

      Una vez más debes animar a tu esposa a que sea lo más específica posible. Y no hagas esta pregunta si no eres serio en tu deseo de implementar sus ideas. Asegúrate de preguntarle cómo cree que cada sugerencia beneficiaría el matrimonio si no es totalmente claro para ti. El a quizá tenga algunos puntos de vista que tú ya hayas examinado. También sería de gran ayuda para ella poner las sugerencias en orden de prioridad desde la más importante a la menos importante. Recuerda, como tu ayuda, ella tiene información vital que tú necesitas para hacer del matrimonio un diez.

      9. ¿Cuál es tu opinión acerca de_______________________?

      Es una pregunta pequeña pero está cargada. Déjame explicarte cómo tu esposa estará tentada a pensar si no haces esta pregunta regularmente.

      “Mi corazón está lleno de todo tipo de cosas interesantes. Tengo bastantes ideas buenas, creencias, convicciones, planes, esperanzas y sueños. Lo que soy como persona es proporcional a lo que pienso en mi corazón. Lo que hay en mi corazón es lo que soy como persona ante Dios. Parece ser que mi esposo no le interesa lo que hay en mi corazón. Pienso que eso significa que no se preocupa por mí. Puede ser que la causa sea que no le gusta lo que me ha oído decirle con corazón. Si a él no le interesa lo que está en mi corazón, entonces no le gusto. Si él rechaza lo que hay en mi corazón, entonces me rechaza. Me siento tan rechazada y herida porque me doy cuenta de que mi esposo no me ama.”

      Antes de que te burles de esta “lógica femenina”, recuerda que es posible que pensando de manera lógica puedas llegar a una conclusión errónea si tus presuposiciones no son bíblicas. Más aún, si no estás interesado en las opiniones de tu esposa, de acuerdo a la Biblia, su conclusión es parcialmente correcta: realmente tú no la amas. Verás, como 1 Corintios 13 explica, el amor bíblico no es orgulloso (no piensa que puede hacer cada una de sus decisiones sin afectar a otros), no es envidioso (no le importa sólo el impacto que la decisión tendrá para sí mismo), y se regocija en la verdad (constantemente busca la verdad y es feliz cuando descubre la verdad, aun cuando la encuentra en el corazón de otro y no en el suyo).

      Además de obtener su opinión en referencia a tus decisiones, debes aprender a obtener su criterio sobre cosas como juicios que tú haces, sus percepciones, puntos de vista e intuiciones acerca de gente que ambos conocen (especialmente tus hijos), tus áreas fuertes y tus debilidades como cristiano, esposo, padre, hombre de negocios, etc., y sobre cómo aplicas porciones específicas de la Escritura a tu vida y la de tu familia.

      10. ¿Qué metas personales tienes para tu vida? ¿Qué tanto puedo ayudarte a conseguirlas?

      “Y los dos serán una sólo carne y Yo soy el único, ¡y no lo olvides!” Esa es la actitud con la cual muchos hombres entran al matrimonio. Tu esposa tiene metas propias, muchas de las cuales te benefician a ti y a sus hijos directamente, algunas otras te benefician indirectamente, sino es que todas. Ser un esposo compresivo (un amoroso siervo-líder) involucra seguir Fil. 2:3,4 (dos de los versículos más difíciles en toda la Biblia para muchos).

      Nada hagáis por egoísmo o por vanagloria, sino que con actitud humilde cada uno de vosotros considere al otro como más importante que sí mismo, no buscando cada uno sus propios intereses, sino más bien los intereses de los demás.

      Tu esposa tiene intereses a los que debes estar atento. El a tiene objetivos que le gustaría alcanzar que deben permitirle ser una mujer cristiana más piadosa y satisfecha (cf. Prov. 12:14; 14:14). Tales metas quizá incluyan perder peso, memorizar las Escrituras, cambiar un mal hábito, ser una mejor pareja, aprender a pintar o a jugar golf, tomar unos cursos universitarios, comenzar algunos negocios en casa o leer un libro en particular. Cuando tú inviertes tiempo en hablar con ella acerca de cómo alcanzar esos objetivos (y estás dispuesto a sacrificar algunos de tus recursos para llevarlo a cabo), estás considerando a tu esposa más importante que tú mismo.

      Los esposos algunas veces cometen el error egoísta de esperar que sus esposas no hagan nada excepto lo relacionado a ser esposas y madre de sus hijos. Sí, estas son responsabilidades primarias que Dios les ha dado; sin embargo, si ella lo hace satisfactoriamente, ¿qué bases bíblicas tienes para evitar que se involucre en otras actividades legalmente-escriturales? Si sus deseos están de acuerdo con las Escrituras y si puede perseguirlos sin violar principios bíblicos, uno de las cosas más amorosas y desinteresadas que puedes hacer es ayudarla a alcanzar esas metas personales que tienen poco o nada que ver con que esté casada contigo.

      11. ¿Tienes algunas necesidades o deseos que crees que debería llenar o satisfacer mejor de lo que hago? ¿Cuáles son?

      ¿Conoces la diferencia entre deseo y necesidad? Deberías. Hoy en día la literatura cristiana está llena en referencias a la “necesidad” de los hombres (y de las mujeres). ¡Ten mucho cuidado! No existen tantas necesidades verdaderamente bíblicas como muchos autores suponen. De hecho, con pocas excepciones, tú podrías (y deberías) sustituir la palabra “deseo” por la palabra “necesidad” en tu lectura,; si lo haces serás más preciso teológicamente.

      “¿Entonces cuál es la diferencia?” La diferencia entre necesidades y deseos es si la Biblia lo identifica o no como una necesidad. Como Jesús lo señaló a Marta “Sólo algunas cosas son necesarias, en realidad sólo una.” Lo que más necesitamos nosotros es sentarnos a los pies de Cristo y escuchar Su Palabra- “no sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios” (Mt. 4.4). Cualquier cosa que las Escrituras no identifican como una necesidad (i.e. 1 Tim. 6:8 “Y si tenemos con qué comer y con qué cubrirnos, con eso estaremos contentos.”) debe de ser llamado propiamente deseo. Si tu esposa está confundida con la diferencia entre estos dos términos, debes ayudarla a distinguir entre ellos.

      Como proveedor de tu esposa (Ef. 5:23), debes considerarte responsable de velar que sus verdaderas necesidades estén siendo atendidas. De hecho, es Dios quien te está usando como proveedor para esas necesidades. Por supuesto, ultimadamente, ella debe depender de Dios para su satisfacción puesto que tú no puedes satisfacer todo lo que ella necesita. Es posible que tengas que ayudarla a depender de Dios en las cosas que tú no puedes proveerle. En cualquier caso, como su líder amoroso, debes esforzarte plenamente para satisfacer todas sus necesidades y deseos legítimos que sea posible sin pecar en el proceso.

      Estas once preguntas deberían ayudarte a empezar. Recuerda que ésta es sólo una lista de sugerencias. Algunas de estas preguntas pueden serte útiles para comenzar a crear un catálogo personalizado de preguntas a tu esposa. Deberás añadir preguntas a esta lista hasta que te vuelvas diestro en preguntar cosas que produzcan una íntima comunicación constructiva. Después de leer cada capítulo, ¿por qué no te tomas unos momentos para desarrollar tu propia lista de preguntas que quisieras añadir? (basándote en el contenido de cada unidad).

Preguntas que Me gustaría Hacerle 1. Si pudieras cambiar tres cosas de mí que me hicieran más como Cristo, ¿cuáles serían? 2. ¿Tengo algunos hábitos molestos o peculiaridades irritantes que te gustaría que cambiara? 3. ¿Qué sientes cuando yo…? (menciona algo que tú sabes que le molesta) 4. ¿Qué es lo que pasa por tu mente cuando yo…? (menciona alguna cosa que sabes que le molesta) 5. ¿Qué quieres de mí que no te doy? 6. ¿Qué quieres ver que cambie específicamente en mí en esta área…? (menciona algo que sabes que le molesta) 7. En una escala del uno al diez ¿Cómo calificarías nuestro matrimonio? 8. ¿Qué se necesitaría para que nuestro matrimonio estuviera en diez? 9. ¿Cuál es tu opinión acerca de ______________? 10. ¿Qué metas personales tienes para tu vida? ¿Qué tanto puedo ayudarte a conseguirlas? 11. ¿Tienes algunas necesidades o deseos que crees que debería llenar o satisfacer mejor de lo que hago? ¿Cuáles son? Agrega tus propias preguntas…

      Así que,

      ¿de qué tenemos

      que hablar?

      ¿Alguna