Salida, éxito, emoción
La palabra exiting, además, se parece mucho a “exciting”, que en inglés significa “emocionante”.
La asociación de ideas es interesante: salida – éxito – emoción.
Quedémonos por un segundo en este punto, y hagámonos algunas preguntas:
¿Qué emociones le provoca a Ud. la idea de salir de un lugar, o una situación, donde está establecido?
¿Temor?
¿Angustia?
¿Sensación de libertad?
¿Sensación de renovación?
¿La adrenalina del desafío?
- ¿De qué situaciones ha salido Ud. con éxito?
- ¿Querría Ud. volver a algún lugar, o situación, de donde salió?
- ¿Se pregunta Ud. adónde está entrando, cada vez que sale de un lugar o una situación?
¿Y si las circunstancias lo obligaran a volver al mismo lugar de donde sale?...
A lo largo del libro retomaremos estas preguntas, que resultan ser claves a la hora de enfrentar un proyecto de salida.
Empresa, negocio y práctica profesional
Partimos de la base de que, para que un proceso de exiting resulte sustentable, es necesario concebir al negocio o a la práctica profesional como una empresa, lo que implica identificar y tomar en consideración ciertos desafíos organizacionales de los que, quizás, el titular de un negocio, o el profesional, no son conscientes en el día a día, dado que ellos cumplen muchas funciones al mismo tiempo.
Para que resulte posible diseñar y ejecutar una estrategia de salida, cada una de esas funciones normalmente mezcladas debe diferenciarse, para poder delegar o sistematizar una operación sustentable en el futuro.
Es por ello, que a lo largo del libro generalizamos, hablando de “empresa” para comprender, también, a los casos de negocios y de prácticas de profesionales independientes, como los estudios contables, jurídicos, de arquitectura, de ingeniería, las veterinarias, las clínicas médicas, etc..
El ciclo de vida de la empresa y el ciclo de vida personal
Una empresa comienza con una idea, que se desarrolla a través de una organización incipiente, que luego crece, se desarrolla hasta su punto de madurez, y luego tiene dos alternativas: o decae (hasta la desaparición de la empresa) o experimenta una nueva etapa de crecimiento.
El ciclo de vida de una persona es totalmente diferente: es un proceso irreversible, que podrá prolongarse más o menos tiempo según las características biológicas y las conductas de cada persona, pero que, indefectiblemente, culmina en algún momento con la desaparición física.
La comparación de los dos cuadros demuestra que no existe coincidencia entre el ciclo de vida de una persona y el ciclo de vida de una empresa.
De allí se desprende que, quizás, la empresa puede, o debe crecer, en el mismo momento en que una persona está anhelando retirarse, o cuando experimenta limitaciones físicas que no le permiten acompañar ese crecimiento.
Es posible encarar medidas que respondan a esos diferentes ciclos, y, por lo tanto, encontrar soluciones para el desarrollo de la empresa, que pueden conllevar, por ejemplo, que la empresa inicie un proceso de crecimiento en el mismo momento en que su fundador se está alejando.
Cuando un empresario quiere estar seguro de que no tendrá que verse obligado a volver a la empresa a “apagar incendios”, en caso de que se desate alguna crisis (por finalización de un contrato de representación, o descenso de la facturación), uno de los caminos posibles es, precisamente, darle un mayor impulso a la empresa en el período de preparación del retiro, para que, desde una nueva dimensión, sea posible superar determinados condicionantes del pasado.
Consolidar la empresa, mejorar la vida
Es tan importante el capital humano y material involucrado en una empresa y la historia de luchas vividas, que no resultaría razonable que el proceso de salida quedara librado al azar.
Resulta muy positivo encarar el proceso de exiting como parte de una práctica más abarcativa, que lo contiene: la Planificación Patrimonial, Sucesoria y Financiera, que se viene desarrollando con importante aceptación por parte de los empresarios y también de las familias, empresarias o no.
Los puntos en común de la práctica de Planificación en sus diferentes ramas son:
•prever el futuro
•prevenir contingencias, es decir, aquellas situaciones riesgosas que podrían ocurrir.
Para poder planificar, es necesario integrar conocimientos de diferentes campos. Entre ellos, los más significativos son la administración, las ciencias económicas, el derecho y la psicología.
Todos ellos deben confluir en una práctica interdisciplinaria, es decir que el conocimiento y la práctica de un campo específico brinda un aporte de valor inestimable al resultado final, pero a condición de que sea armonizado con los demás aspectos.
Si, por el contrario, quisiéramos valernos de un solo campo de conocimiento, y reducir a éste un proceso de exiting, estaríamos condenados a un fracaso equivalente a creer que manejamos un automóvil sólo moviendo el volante, o sólo apretando el acelerador, o sólo utilizando el freno.
¿Se puede planificar en un entorno de inestabilidad?
Desde ya, para que la Planificación Patrimonial, Sucesoria y Financiera pudiera crecer, fue necesario atravesar un escollo importante: la creencia de que no se puede planificar en un entorno socioeconómico de inestabilidad, o, por lo menos, de posibilidad de cambios abruptos.
Para superar esa falsa creencia fue necesario demostrar que, al revés de lo que se pensaba, la exposición a cambios imprevisibles y abruptos da mayor fundamento, justamente, a la necesidad de planificar.
Porque, si hemos definido adónde queremos llegar, va a ser más fácil que retomemos el rumbo una vez que la situación de excepción desaparezca.
Una devaluación abrupta, o una recesión prolongada, se pueden enfrentar con muchas mayores posibilidades de éxito si se tiene un plan de largo plazo, que si todo se reduce a enfrentar esa contingencia. Es que, quizás, el daño que produce una situación determinada, sólo puede enmendarse y recuperarse a través de una política de largo plazo, y nunca con acciones puntuales que pueden estar condenadas al fracaso de antemano.
Todos sabemos que en los países desarrollados se planifica concienzudamente. En consecuencia, cabe preguntarse: ¿en los países desarrollados se planifica porque hay estabilidad, o, al contrario, hay estabilidad porque se planifica?
Si creemos que no se puede planificar porque no hay estabilidad, lo único que hacemos es contribuir a esa inestabilidad, desde el momento en que no adoptamos conductas previsibles.
Por el contrario, si aceptamos que la planificación puede dar un aporte valioso a la estabilidad, el compromiso con nuestras metas, y con los pasos adecuados para lograrlas, ayuda a crear un entorno más previsible.
Las metas y los pasos a cumplir
Planificar, en cualquier caso, consiste en establecer metas y diseñar los pasos adecuados para lograrlas, con debido asesoramiento profesional.
Según las diferentes metas fijadas, se divide la Planificación en distintas ramas, a saber:
CUADRO 1: DIFERENTES TIPOS DE PLANIFICACIÓN
Planificación Patrimonial: