alt="carácter"/>sāra para así arrancar de raíz las tendencias egoicas de la mente. sasāra significa literalmente “dar vueltas en círculo”. Es característico de una vida de frustración a la que le dedicamos mucha energía y, aun así, llevamos vidas que nos conducen una y otra vez a estados de sufrimiento.
El sasāra es la sensación de estar atrapado en una rueda que gira ininterrumpidamente sin que podamos hallar la forma de salir del ciclo. Cuando empecé a estudiar posturas de yoga seriamente, practicaba toda la mañana y, por la tarde, trabajaba en un hogar de ancianos. Algunos de los residentes eran inteligentes y locuaces, y había un hombre llamado Walter que era particularmente callado y amable. Me sentaba con él debajo de las ventanas de cristales emplomados del invernadero, cuyas paredes eran de pizarra y cuyos senderos de ladrillo estaban cubiertos de musgo; allí le preguntaba sobre Toronto y su antigua arquitectura. Un día, mientras discutíamos el triste destino de algunos de los edificios históricos de la ciudad, me comentó que tanto la arquitectura humana como la física estaban condenadas al deterioro. Luego agregó algo realmente conmovedor: “Cuando pienso en mi vida de joven, ya sea a los tres o a los treinta años, compartía algunos pensamientos de cuando tenía doce o veinte. Ahora, rondando los cien años, no estoy seguro de haber cambiado mucho. He pintado y escrito poemas, he viajado por Europa y hecho una buena cantidad de dinero. Tengo dos hijos adultos y no he dejado de amar a mi esposa. A pesar de todo esto, no sabría decir si he logrado responder a mis preguntas acerca de la vida ni si he cambiado demasiado. Mi neurótico ser sigue igual de neurótico y mis preocupaciones son exactamente las mismas. Es como si nada se hubiera modificado”.
Este tipo de reflexiones no son inusuales y apuntan directo al significado del término sasāra. Nuestros patrones psicológicos y físicos, en tanto matrices arraigadas que se autoperpetúan, nos mantienen atados a la rueda del sasāra y, por ende, a la rueda giratoria de la existencia condicionada. Carl Jung solía describir el sufrimiento como una compulsión neurótica. Dijo en una oportunidad: “La compulsión es el gran misterio de la vida humana; una fuerza motriz involuntaria en la mente y el cuerpo, que puede oscilar entre sentir un ligero desinterés y estar poseído por una energía diabólica”. (7) Sigmund Freud se refería a la misma actividad como “compulsión a la repetición”, una tendencia aparentemente universal de la psiquis a quedar atrapada sin cesar por algo que escapa a la consciencia. (8) La filosofía de los doce pasos sostiene que “la definición de la locura está en repetir el mismo comportamiento y esperar resultados diferentes”. La mayoría de los patrones que repetimos se repiten porque son inconscientes y están, por definición, fuera de nuestra consciencia más despierta. En la medida en que quedamos atrapados en ciclos y conjuntos de hábitos, nos convertimos en criaturas, imitadores y copistas estereotipados de nuestros seres pasados.
La enseñanza del karma nos dice que, en todo momento, ya sea de manera consciente o inconsciente, realizamos acciones que, por mínimas que sean, crean nuestra experiencia de momentos futuros. Y nuestras acciones tienen un efecto. Ponemos algo en cada momento al dialogar con él y participar en él y, al hacerlo, construimos el tipo de experiencias que tenemos tanto en ese momento como en el futuro. Si queremos crecer, cambiar, despertar o sanar de alguna manera y en algún punto, dicha transformación solo será posible si aceptamos conscientemente este preciso momento, aun cuando se trate de un momento de malestar, dolor o descontento.
Entonces, ¿cuál es el camino que nos ayuda a salir del círculo? ¿Cuál es el camino del yoga?
1. Venkatesananda, The Concise Yoga Vāsia, trad. Christopher Chapple (Albany: State University of New York Press, 1984), 9.
7. Carl Jung, Mysterium Coniunctionus, Collected Works 14 (Princeton, N.J.: Princeton University Press, 1955), párr. 151.
8. Sigmund Freud, “Remembering, Repeating, and Working-through” [1914], en Standard Edition of the Complete Psychological Works of Sigmund Freud, ed. y trad. James Strachey (London: Hogarth Press, 1966).
3. MĀRGA
TRAZAR EL CAMINO
Yoga […] ya se ha vuelto una palabra común en inglés, aunque en su sentido más físico, como haha yoga. En la Gītā, tiene una gran variedad de significados: camino, práctica, disciplina, meditación, entre otros. Restringirla únicamente a “disciplina” sería empobrecerla.
—STEPHEN MITCHELL, Introducción a la Bhagavad Gītā
El yoga como camino es la salida de nuestro condicionamiento presente y la vía para liberarnos de las condiciones que suelen atraparnos: una práctica y una filosofía descrita de diversas maneras en textos como los primeros Vedas, el Yoga Sūtra y la Bhagavad Gītā. Desde un punto de vista indio, lo contrario del sasāra es un espacio abierto a posibilidades en el que podemos prosperar y salir de donde nos encontremos atascados.
La libertad solo tiene sentido si la entendemos como la liberación de una condición no libre. Siempre implica “liberarse de algo”. La iluminación es un movimiento por el cual nos liberamos de aquello que nos estorba y atrapa.
¿Qué constituye el camino del yoga? En primer lugar, está la idea de que en verdad existe un camino. El término sánscrito para “camino” es mārga, que puede referirse a un sendero, una ruta o la idea de dirección. La raíz marg significa “buscar” o “procurar”, y también se la asocia a la raíz verbal mrj, cuyo significado es “seguir una dirección en particular”. Asimismo, un camino espiritual nos ofrece una dirección. Todo camino nos marca un claro sendero para seguir. Así como podemos perdernos en un bosque sin un sendero claro para seguir, percibimos el camino espiritual de forma intuitiva porque la misma intuición nos señala cuándo hemos salido del sendero. Aun cuando no sabes qué sendero espiritual estás siguiendo, puedes saber con certeza cuándo te has desviado de un camino propicio.
Un camino también implica que ya hubo otros que lo recorrieron antes que nosotros. En el sistema aСкачать книгу