[50]. Véase C. Lucchini, Apoyo empresarial en los orígenes del peronismo, Centro Editor de América Latina, Buenos Aires, 1990.
[51]. Hijo de un anarquista catalán y de madre aragonesa que habían emigrado a la Argentina a fines del siglo XIX, nació en Buenos Aires en 1891. Comenzó a trabajar desde muy joven, revelando talento para la administración y para sacar provecho de las oportunidades comerciales. Era empleado de Bunge y Born cuando comprendió las oportunidades que ofrecía la sustitución de importaciones en el país, abandonó su puesto y abrió una pequeña fábrica de hojalatería, base de su acumulación de capitales posterior, que reinvirtió en numerosos negocios diversificando sus intereses, hasta convertirse en un industrial y financiero de gran poder e influencia, gozando de gran estima entre sus colegas como self made man que prácticamente vivía en la fábrica.
En vísperas de junio de 1943 además de ser un gran empresario del laminado de hojalata, sus inversiones incluían empresas pesqueras y de conservas y líneas aéreas. Era miembro del comité ejecutivo de la UIA, presidente de la Cámara Argentina de Cromo-hojalatería Mecánica, secretario de la Sección Gremial de la Unión de Fabricantes de Conservas de Pescado y vicepresidente de la Asociación de Fabricantes de Dulces, conservas y Afines.
Cuando Perón comenzó a perfilarse como la figura destacada del régimen militar, su opinión no se distinguía de la del resto de sus colegas, aunque comenzó a cambiar influido por su amigo Rolando Lagomarsino, fabricante de sombreros, siendo nombrado director del Banco de Crédito Industrial. Cuando se creó el Consejo Nacional de Posguerra, Perón lo invitó a formar parte del mismo.
Cuando se produjo la victoria electoral de febrero de 1946, y antes que Perón asumiera sus funciones, pero sin dudas influenciado por él, Farell nacionalizó el Banco Central y colocó a Miranda a su frente.
En julio de 1947 Miranda renunció a sus puestos en el Banco Central y el IAPI, aunque inmediatamente fue designado en una nueva función como presidente del recientemente creado Consejo Económico Nacional, desde donde dirigió las negociaciones con los británicos que llevaron a la nacionalización de los servicios públicos controlados por capitales de ese origen y suscribió acuerdos bilaterales con diversos países.
Cuando se inició la crisis económica en 1949, en enero de ese año el Consejo Económico Nacional fue disuelto, y en su lugar se crearon dos secretarías (de Economía y Asuntos Económicos). Destituido de su puesto de control de le economía nacional y temiendo ser detenido, Miranda huyó a Montevideo, donde falleció en 1953.
[52]. Véase el capítulo 4.
[53]. G. Di Tella y M. Zymelman, Los ciclos económicos argentinos, Paidós, Buenos Aires, 1973, p. 349.
[54]. Decreto 8.503/46, en Anales de Legislación Argentina. Año 1946, VI, Imprenta del Congreso de la Nación, Buenos Aires, 1947, pp. 271-272.
[55]. N. Girbal-Blacha, “El Estado benefactor, dirigista y planificador. Continuidad y cambio en la economía y sociedad argentina”, en N. Girbal-Blacha (coordinadora), A. Gustavo Zarrilli y J.J. Balsa, Estado, sociedad y economía en la Argentina (1930-1997), Universidad Nacional de Quilmes, Bernal, 2001, p. 72.
[56]. S. Novick, El IAPI: auge y decadencia, CEAL, Buenos Aires, 1986, p. 37.
[57]. Ministerio de Economía de la Nación, IAPI, Memoria Anual. Ejercicio 1949, Buenos Aires, 1950, p. 9.
[58]. Art. 5 del decreto 15.334/46, en Ministerio de Economía de la Nación, IAPI, Memoria Anual. Ejercicio 1949, Buenos Aires, 1950, p. 80.
[59]. Art. 6º en ídem, p. 81.
[60]. Art. 6º en ídem, p. 81.
[61]. S. Novick, IAPI, auge y decadencia, Centro Editor de América Latina, Buenos Aires, 1986, pp. 77-78.
[62]. Véase Ley 13.548, en Ministerio de Economía de la Nación, IAPI, Memoria Anual. Ejercicio 1949, Buenos Aires, 1950, p. 83.
[63]. M. Rapoport y cols., Historia económica, política y social de la Argentina (1880-2000), Macchi, Buenos Aires, 2000, p. 387.
[64]. Ídem, pp. 393-394.
[65]. P. Gerchunoff y D. Antúnez, “De la bonanza peronista a la crisis del desarrollo”, en J.C. Torre (dir), Los años peronistas (1943-1955), Sudamericana, Buenos Aires, 2002.
[66]. Cuyo artículo 40 establecía en su 1º párrafo que los servicios públicos “originariamente y bajo ningún concepto podrán ser enajenados o concedidos para su explotación”, mientras que el 2º párrafo “los minerales, las caídas de agua, los yacimientos de petróleo, de carbón y de gas, y las demás fuentes naturales de energía, con excepción de las vegetales son propiedad imprescriptible e inalienable de la Nación” Constitución Nacional, 1949.
[67]. C. Belini, “Estado y política industrial durante el primer peronismo (1946-1955)” en P. Berrotarán, A. Jáuregui y M. Rougier, Sueños de bienestar…, p. 91.
[68]. J.D. Perón et al., Segundo Plan Quinquenal de la Nación Argentina, Ley 14.184, Hechos e Ideas, Buenos Aires, 1954, pp. 557 y ss.
[69]. Ídem, p. 559 y ss.
[70]. Ídem, p. 564.
[71]. Ídem, p. 590 y ss.
[72]. Ídem, p. 574.
[73]. Ley 13.653/49 en Anales de Legislación Argentina, Buenos Aires, La Ley, 1955, t. IX-A, p. 353.
[74]. Decreto 12.937/43, en Anales de Legislación Argentina. Año 1943, III, Imprenta del Congreso de la Nación, Buenos Aires, p. 429.
[75]. Decreto 15.805/46, en Anales de Legislación Argentina. Año 1946, VI, Imprenta del Congreso de la Nación, Buenos Aires, 1947, p. 606.