Por su parte, hace apenas 80 años apareció con gran furor la industrialización de los alimentos, lo cual implicó otro violento cambio de formas y culturas nutricionales. El impacto del alimento industrializado provocó cambios radicales en la disponibilidad y el almacenamiento, lo cual modificó y globalizó las diferentes culturas alimentarias .
Estos grandes hitos se vuelcan en el siguiente cuadro, relacionando dichos sucesos, con el año calendario que sugerimos como marco de referencia. Supongamos que es el 1º de enero de este hipotético año calendario referencial, cuando aparecen sobre la tierra los homínidos, que se alimentaban de frutos, raíces y semillas. En esta escala, vemos que el consumo cárnico (en crudo) asoma el 10 de agosto. Por su parte la cocción de los alimentos recién “aparece” el 9 de diciembre,a 22 días de concluir el período patrón. ¿Y la agricultura? El 31 de diciembre, a las 10 de la mañana, apenas a 14 horas de finalizar el año. ¿Y laindustrialización? Sólo 8 minutos antes que “suenen los pitos de fin de año”.
Dicho de otro modo, todos los grandes eventos que modificaron nuestra relación con el alimento aparecen en la última semana de todo un año de evolución . Teniendo en cuenta que nuestro ADN no ha cambiado sustancialmente en todo este lapso evolutivo, es bastante claro entender que, como especie, estamos frente a una experiencia inédita y fugaz . Se estima que las mutaciones como fenómenos positivos de adaptación evolutiva, requieren unos 100.000 años [11] .
HECHO OBJETIVO | AÑOS REALES | RELACION CON UN AÑO CALENDARIO DE 365 DIAS |
Homínidos | 5.000.000 | 1º de enero |
Carne cruda | 2.000.000 | 10 de agosto |
Cocción | 300.000 | 9 de diciembre |
Agricultura | 8.000 | 31 de diciembre - 10 hs |
Azúcar | 1.000 | 31 de diciembre - 22h 15m |
Industrialización | 80 | 31 de diciembre - 23h 52m |
Hoy | 0 | 31 de diciembre - 24 hs |
Y si los miles de años de convivencia con cárnicos, lácteos y cocidos son relativamente “recientes”, ¿qué podemos decir de las brutales transformaciones agrícolas e industriales del último siglo ? Las violentas mutaciones en los cultivos y en los procesos de elaboración a gran escala, han generado cambios tan drásticos, que nuestras enzimas y mucinas digestivas todavía no han logrado adaptarse a los cambios .
Un ejemplo de este tipo de cambios en el reino animal lo tenemos con los alimentos balanceados, que tantas enfermedades generan en la crianza industrializada y en las mascotas domésticas. Es más, el caso de las “vacas locas” es una clara demostración de las consecuencias generadas por alimentar a un herbívoro con proteína animal.
¿Qué significa esto? Que todo alimento apartado de nuestro diseño fisiológico, representa un problema extra para nuestro sistema digestivo y depurativo . Esto no quiere decir que “no podamos consumirlos”; solo indica que estarán demandando al organismo una exigencia extraordinaria y no prevista. Y esta continua exposición llevará inexorablemente al desorden y la enfermedad.
Por una cuestión lógica, el problema se magnifica cuando nuestra alimentación se basa por completo en alimentos “no fisiológicos” . Y es algo muy frecuente hoy día. Es más, hay gente que posee tal desorden en su estructura digestiva, que rechazan o sienten aversión por frutas y verduras, a las cuales no logran digerir correctamente!!!
El ejemplo de la América precolombina
El polifacético Arturo Capdevila ( poeta, dramaturgo, narrador, ensayista, abogado , juez, profesor de filosofía y sociología, historiador), además de sobresalir en tan exigentes y variados ámbitos, dejó un legado increíblemente válido y preclaro, en un espacio del conocimiento del cual no era originario, pero al que enriqueció con su talento.
Elogiado y reconocido por su intensa actividad literaria, irónicamente el trabajo científico de Arturo Capdevila ha sido inversamente resistido e ignorado . Tal vez por la ausencia de pergaminos formales en el campo de la salud y la nutrición. Tal vez porque estaba demasiado adelantado a su época. Tal vez porque sus enunciados desafiaban al saber establecido y los dogmas imperantes. Tal vez porque aceptar sus fundamentadas verdades lesionaba demasiados intereses y obligaba a cambios profundos. Tal vez por la suma de todos estos factores. Seguramente hoy los cerebros están más abiertos y los tiempos maduros para valorar su evolucionado mensaje.
Si bien al término “prandiología” lo acuñó el Dr. Jacinto Moreno, fue sin dudas Arturo Capdevila quien lo fundamentó y difundió como propio, con particular ahínco. Originado del vocablo latino “prandium” (comida importante del día), el concepto de “ prandiología” está relacionado al efecto dieto-patogénico del alimento. Capdevila lo relaciona adecuadamente con el aforismo “ cada uno ingiere la enfermedad que padece”, no dejando lugar a dudas de que la salud o la enfermedad del ser vivo (hombre, animal, planta) es un efecto de su nutrición, coincidiendo con el hipocrático “que el alimento sea tu medicina”.
Como historiador y sociólogo, su riguroso análisis de la América precolombina y de aquello que ocurrió luego de la conquista, cobra un gran valor, convirtiéndose en una evidencia incontrastable [12] . Antes de la conquista, los indígenas americanos eran saludables y longevos . Sorprendidos, los españoles comenzaron a buscar la misteriosa “fuente de la eterna juventud” que justificara tamaña población centenaria. En las distintas latitudes, había un común denominador en la dieta de los pueblos originarios: frutas, verduras, raíces, semillas, pescados y algún que otro pequeño animal salvaje. Bebían leches vegetales obtenidas a partir de yuca, mandioca, maíz o cocos. Consumían un pan de mandioca que cautivó a los españoles, pues lo hallaron más rico y digerible que el pan de trigo que traían del Viejo Mundo. No existían los corrales de cría, ni los cuadrúpedos proveedores de carne o leche . Búfalos o cebúes formaban parte de la fauna salvaje y los pobladores indígenas no hacían uso de ellos en su alimentación.
Pero con el segundo viaje de Colón llegaron “ vacas, caballos, ovejas, cabras, porcinos y asnos ”. Animales habituados a la parquedad de la vegetación hispana, encontraron aquí exuberancia de pasturas y alimentos, lo cual estimuló su rápida reproducción. Valga el dato anecdótico que aporta la obra de Capdevila, refiriendo que “una sola vaca dio lugar a 800 reses en apenas