Páginas de cine. Luis Alberto Álvarez. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Luis Alberto Álvarez
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9789587149838
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de buena gana a prestarle ese sencillo favor que considerábamos casi un honor; incluso nos lo disputábamos.

      El sobre, que contenía también fotografías u otros materiales gráficos para ilustrar la página, viajaba en bus hasta el nuevo edificio del diario en Envigado. No le alcanzaron a tocar a Luis Alberto los tiempos del metro ni del correo electrónico. La página salía puntualmente el domingo. Cuando no aparecía, por motivo de algún viaje prolongado o quebrantos de salud, era sabido que algunos de sus constantes seguidores, dispersos por muchas ciudades del país e incluso del exterior, inquirían, se preocupaban y hasta protestaban. Muchos la coleccionaban juiciosamente, y este hecho fue uno de los motivos que inspiraron a Luis Fernando Isaza y a Andrés Upegui a planear la recopilación que estamos reseñando.

      La dedicatoria del volumen 2 es también muy significativa: “A Paul Bardwell, restaurador del amor al cine en Medellín”. Expresa el agradecimiento de Luis Alberto por su amigo estadounidense, director que fue por varios años, hasta su muerte también prematura, del Centro Colombo Americano, situado en la capital de Antioquia; fundador, junto con el mismo Luis Alberto, de la revista de cine, todavía activa, Kinetoscopio, y quien, con su prodigiosa capacidad de trabajo, dotó la sede del centro no solo de una, sino de dos salas de cine, de una magnífica biblioteca, sin que faltaran la filmoteca y la fonoteca complementarias, la librería, la galería de arte, la cafetería y hasta un pequeño y bien atendido restaurante. Todo esto, después del atentado contra “el Colombo”, que, una de tantas noches del horror narco, conmovió los cimientos del gran edificio. Casualmente Luis Alberto había ido a una sede alterna, no lejos de la principal, a realizar alguna de sus muy frecuentes actividades divulgativas: un curso, una conferencia, una proyección comentada.

      Bien puede enorgullecerse Medellín de un centro cultural tan completo como el que terminó siendo “el Colombo” —así lo llamamos coloquialmente—, enclavado en pleno centro “histórico” de la ciudad y asiduamente visitado, de día y de noche, por gran cantidad de personas, especialmente jóvenes, ansiosos no solo de aprender bien el inglés, sino de aprovechar tantas ofertas culturales agrupadas en un solo, cómodo y bien dotado lugar. “El Colombo” llegó a ser para Luis Alberto como su “oficina”, máxime cuando nos trasladamos a vivir más cerca, primero en la calle Argentina con El Palo y, luego, en Mon y Velarde con Caracas.

      La tabla de contenido de este segundo volumen de Páginas de cine viene inmediatamente después de la dedicatoria, y también puede resultar útil —como abrebocas— repasar sus encabezamientos: “Imágenes colombianas”, “Perspectiva de infancia”, “Los héroes diferentes”, “Traumas y complejos”, “Música en la pantalla”, “El cine de los maestros” (sección que también aparece en el primer volumen), “Los nuevos caminos de Hollywood” (igualmente, sección del primer volumen), “La búsqueda del cine europeo”.

      Vale la pena, por muy significativa y crítica, transcribir íntegra la presentación que el mismo Luis Alberto redactó para esta segunda parte de su antología cinéfila:

      Esta nueva recopilación de artículos comprende un período, más breve y más difícil, que el que reflejaba el primer volumen. En estos últimos años la exhibición en Colombia se ha deteriorado de modo alarmante y el cine nacional ha estado, más que nunca, al borde de la desaparición total. La selección muestra, necesariamente, este panorama, en el que la presencia del cine norteamericano es aplastante y la casi total ausencia del cine de otras latitudes nos ha llevado a una desinformación total acerca del estado actual del medio. Confío, sin embargo, en que, como el volumen anterior, este pueda servir de referencia, de consulta, de apoyo a las fallas de memoria. Los artículos fueron publicados casi todos en el periódico El Colombiano y unos cuantos en la desaparecida revista Cine y en la Gaceta de Colcultura. En la elaboración del material agradezco la colaboración de Luis Fernando Isaza, Lía Máster, Guillermo Ríos y Santiago Andrés Gómez.

      A Luis Alberto le habría gustado mucho ver que la situación que él lamentaba ha revertido, y que el cine colombiano conoce, en estos años que corren, una especie de primavera que él no pudo imaginar. Como hago de cronista y reseñista, dejo a los críticos la valoración de esta dichosa primavera de la que muchos se hacen lenguas, y vuelvo a mis oficios.

      Quisiera señalar, en el contenido del volumen 2 de las Páginas de cine, una breve sección, la segunda, titulada “Perspectiva de infancia”. Es una veta desconocida de la personalidad de Luis Alberto: su ternura infantil, a pesar de su inmenso tamaño; su ternura para con los niños, a quienes, en lugar de asustar su corpulencia, atraía con una especie de energía mágica. Alguna pareja de amigos de Luis Alberto lo visitó un día en nuestra casa claretiana de la calle Argentina con El Palo; llevaban a su pequeño hijo, un niño vivaz, inquieto, inteligente. Disfrutó los largos corredores, los vericuetos umbrosos y las salas llenas de libros, películas, afiches enmarcados, macetas de flores, la pecera en la que nadaban plácidos Abelardo y Eloísa, la enorme jaula que servía de mirador a Publio Ovidio Nasón, un hermoso tucán que en mala hora nos habían regalado y habíamos recibido, conscientes de que cometíamos un crimen ecológico; en fin, el niño la pasó en grande. Días después sus padres nos contaron que la maestra de su hijo los había llamado preocupada, diciéndoles que el niño había llegado a la escuela hablando de la visita que había hecho con ellos a la casa de un gigante que le había regalado caramelos y lo había paseado por sus cuevas llenas de maravillas…

      En esta “Perspectiva de infancia”, pocos recuerdan que Luis Alberto organizó, en los tiempos del cineclub El Subterráneo, el primer, y único, Festival de Cine Infantil de Medellín, con la ayuda de los gestores y los miembros de ese cineclub: Jorge Barberoff y Francisco Espinal, Pacholo.

      Y también vale la pena señalar que este segundo volumen recoge la polémica crítica que Luis Alberto hiciera de una película del celebrado director antioqueño Víctor Gaviria, en su columna titulada “No futuro de Víctor Manuel Gaviria en Cannes: nuestra grandeza y nuestra miseria”, junto con otra sobre un documental poco conocido del mismo director, que fue contertulio asiduo, amigo muy querido y discípulo de Luis: “El obispo llega a Apartadó de Víctor Gaviria: La documentación de una esperanza”.

      Aunque esta reseña ya resulta un poco larga, no puedo dejar de referirme al volumen 3 de Páginas de cine. Fue editado por la misma Editorial Universidad de Antioquia en 1998, dos años después de la sentida muerte de Luis Alberto, cuando apenas acababa de cumplir 50 años. Este volumen póstumo, con sus 489 páginas, es un poco más breve que los dos anteriores, ambos de más de 500 páginas. Repasando su tabla de contenido caemos en cuenta de su carácter celebrativo: los cien años de la invención de “El cine: la luz (Lumière) que vence la muerte”. Como si Luis Alberto quisiera despedirse. Y en el volumen hay otras varias celebraciones y despedidas: “El ciudadano Kane de Orson Welles: anotaciones para un cincuentenario”; “En la muerte de Audrey Hepburn: Lady Marian o la princesa que quería vivir”; “Ciao, Federico!” —en tres partes sucesivas—; “A los noventa y nueve años de edad murió Lillian Gish: Ella era el cine”. Y otras varias.

      La presentación de este tercer volumen estuvo a cargo de Luis Fernando Isaza Palacio, amigo íntimo, contertulio permanente, médico ocasional de los males que aquejaron tempranamente a Luis Alberto, y un apasionado del cine y de la obra crítica de Luis.

      Como ya se dijo a propósito del primer volumen, los otros dos también contienen, en su primera edición, una pequeña selección de fotografías ilustrativas y sus respectivos índices de nombres y títulos de películas.

      Son pues, los tres volúmenes, 207 columnas que representan la obra de una vida dedicada a altísimos ideales: la belleza de las imágenes que es reflejo de la belleza del mundo, la música, la amistad, la verdad más humana de la bondad y del amor.

      Una reseña debe dar una mínima información biográfica del autor reseñado: Luis Alberto Álvarez Córdoba nació el 21 de abril de 1945 en el Hospital San Vicente de Paúl, en Medellín, Antioquia. Fueron sus padres el médico de la Universidad de Antioquia Alberto Álvarez Uribe y doña Margarita Córdoba Maya. El padre había llegado a ser secretario de salud departamental y luego, ya retirado del servicio público, médico de la fábrica de tejidos Coltejer. La madre comunicó a Luis Alberto