Por lo tanto, son estos momentos de "un carajo" que nos ayudan a definir nuestras vidas. Esto a menudo incluye un cambio abrupto de carrera, la opción de abandonar la universidad para comenzar un negocio o la opción de abandonar una relación tóxica. Significa despreciar los terribles desafíos de la vida y ser lo suficientemente valiente como para actuar.
Sin embargo, este arte de un carajo no es tan fácil como parece. Entendemos que las muchas luchas de nuestra vida son causadas por darnos demasiadas cosas, por lo que la solución obvia es atenuarlo. Pero, ¿cómo podemos comenzar a hacer eso?
Todo comienza con la constatación de que algún día vamos a morir. La muerte es lo único que seguramente sucederá en nuestras vidas. Esto nos hace darnos cuenta de que solo se nos da un corto período de tiempo para disfrutar de este regalo de la vida y, por lo tanto, también tenemos una cantidad limitada de cosas para dar.
Sin embargo, si usamos todos estos joderes y damos demasiado, seguramente nos quedaremos atrapados en algún lugar. Terminaremos demasiado distraídos por los problemas de los demás que no podemos ver los nuestros. Terminamos ignorando nuestros propios fracasos, por lo que ya no tenemos ninguna posibilidad de mejorar y vivir una vida así es realmente triste.
Otro inconveniente de dar demasiados joderes es cómo nos haría sentir con derecho. Nos hace creer que somos especiales y que debemos vivir cómodamente y felices en todo momento. Le damos la espalda a la realidad y comenzamos a pensar que todo debería suceder de la manera que queremos.
Por lo tanto, debemos entender que existe un sutil arte en la elección de las cosas en las que deberíamos gastar nuestros joderes limitados. Debemos aprender a enfocarnos y priorizar las cosas que realmente importan y qué valores conducirán al éxito a largo plazo.
Para perfeccionar este estilo de vida, hay ciertos conceptos que debemos aprender y tomar en serio. Esto incluye una comprensión más profunda de nuestras emociones y valores, y cómo definimos la felicidad. También nos enseña a decir que no, a mirar los fracasos y el rechazo de una manera positiva, y a comprender los peligros de la certeza pura. Una vez que adoptemos estos conceptos en nuestro estilo de vida, pronto nos encontraremos viviendo la buena vida: una vida en la que somos maestros del Sutil Arte de no Importarle un Carajo.
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No lo Intente
Charles Bukowski es uno de los escritores más reconocidos de su tiempo, debido a que tenía una forma diferente de escribir. Su trabajo a menudo giraba en torno a cómo los estadounidenses comunes vivían sus vidas, y a menudo estaba influenciado social, cultural y económicamente. Su ascenso a la fama comenzó cuando un editor de una pequeña editorial se interesó por él. Para ese entonces, ya tenía más de cincuenta años y ya había pasado gran parte de su vida ahogándose en alcohol, drogas y juegos de azar. Sabía que si elegía escribir, tenía una gran posibilidad de morir de hambre. Pero, por otro lado, trabajó como archivador de cartas en una oficina de correos, y eso lo estaba volviendo loco. Por eso decidió escribir y morir de hambre.
No obstante, sus obras fueron muy elogiadas, y eso lo catapultó hacia el estatus de celebridad. La gente creía que estaba viviendo el sueño americano y, sin embargo, la gente se pregunta por qué el epitafio de su lápida dice: "No lo intente". Esto parece ser completamente contrario a lo que se nos han dicho que hagamos toda nuestra vida: que siempre debemos perseverar hacia la grandeza porque esa es la clave del éxito y la felicidad.
El autor explica que el epitafio contenía esas palabras simplemente porque Bukowski seguía siendo un perdedor a pesar de sus ventas de libros y popularidad. No trató de ser nadie más, era realmente él mismo. Sabía que era un perdedor, y esa aceptación lo llevó a escribir honestamente sobre sus experiencias y fracasos sin dudarlo. Esto lo hizo identificable con las personas, y es por eso que lo amaban.
A pesar de su éxito, no se molestó en cambiar su estilo de vida. Todavía era alcohólico e incluso abusaría verbalmente de su audiencia durante las lecturas de poesía. Los logros de Bukowski no lo cambiaron porque no le importaba en absoluto el éxito. Sin embargo, el éxito continuó persiguiéndolo. Por lo tanto, Bukowski es el mejor ejemplo de una persona que vivió una buena vida porque sabía del Sutil Arte de no Importarle un Carajo.
Verá, preocuparse demasiado es malo para nuestra salud mental. Nos hace apegarnos demasiado a lo superficial, por lo que terminamos dedicando nuestras vidas a perseguir la ilusión de la felicidad, no la felicidad misma. Por lo tanto, el autor señala que la clave para una buena vida es importarle solo las cosas que son inmediatas e importantes.
Desafortunadamente, practicar este estilo de vida cuando somos bombardeados con mensajes de los medios sobre el perfeccionismo es bastante difícil. La sociedad espera que seamos más inteligentes, más ricos, más sexys y más populares que otros en nuestro rango de edad. Nos hacen creer que solo podemos considerarnos exitosos si estamos en la cima de la escala corporativa y viajamos en nuestro jet privado al trabajo todos los días. Cuando dejamos que estos mensajes se apoderen de nosotros, nos esclavizamos por el resto de nuestras vidas.
Cuando sentimos que el agotamiento de trabajar demasiado duro, a menudo recurrimos a los consejos de vida convencionales. Todos estamos familiarizados con las afirmaciones verbales y las técnicas de visualización que nos ayudan a sentirnos mejor con nosotros mismos. De lo que no nos damos cuenta es que este material de autoayuda en realidad nos mantiene enfocados en lo que no tenemos.
Para ilustrar este concepto, el autor explica que solo aprendemos sobre las mejores formas de ganar dinero porque no tenemos suficiente. Solo necesitamos afirmaciones de que somos hermosos porque no pensamos que somos lo suficientemente hermosos. Escuchamos consejos de citas porque sentimos que no somos amables. Por lo tanto, ahora podemos ver que esta fijación hacia ser mejores versiones de nosotros mismos solo nos recuerda que nos faltan como personas. Destaca lo que no somos y nos bombardea con lo que deberíamos ser.
Sin embargo, cuando observamos personas verdaderamente felices, simplemente exudan felicidad. No requieren afirmación para sentirse felices, simplemente son felices. Esto se aplica a las personas que tienen confianza