• El endoneuro rodea todos los axones y reviste los espacios que hay entre ellos. Por tanto, sirve como amortiguación entre los axones y permite su deslizamiento.
• Varios axones juntos forman el denominado fascículo, que está rodeado por el perineuro. El perineuro es la capa más compacta. En cierta manera equivaldría a la duramadre del sistema nervioso central. Además, el perineuro no solo tiene fibras de dirección proximaldistal, sino que también posee muchas en disposición circular. Las fibras protegen el nervio frente a dobleces y roturas, sobre todo en aquellas zonas en las que este ha de pasar por encima de las articulaciones (se podría decir que guardo un parecido con la cubierta metálica alrededor del flexo o manguera de la ducha).
• Entre los diferentes fascículos se encuentra el epineuro interno, y alrededor de todo el nervio, el epineuro externo. El epineuro interno también cumple funciones de amortiguación y deslizamiento, mientras que el externo hace que el nervio pueda soportar cargas en dirección longitudinal.
• El mesoneuro es una capa adicional de tejido conectivo laxo que conecta el nervio con el tejido circundante. Puede desarrollar adherencias y acortamientos cuando el nervio transcurre por un tejido inflamado.
Las capas del tejido conectivo de los nervios periféricos se consideran como una continuación del tejido conectivo del sistema nervioso central y de la médula espinal. Sin embargo, no se trata de una transición directa de estas capas.
En la zona del epineuro se encuentra un gran número de células mastoideas. Estas células desempeñan un papel crucial en las lesiones, dado que liberan histamina, heparina y serotonina con efectos vasodilatadores. Si se produce en el nervio un daño mecánico por compresión, solo es una cuestión de tiempo que se forme un edema intraneural [26].
3 Sistema nervioso vegetativo
Un tema importante en osteopatía es su influencia en el sistema nervioso vegetativo o autónomo. Lamentablemente, a menudo el tratamiento se centra en un único órgano y en sus superficies de contacto. En consecuencia, el terapeuta solo adquiere una noción fragmentada del conjunto. Es importante saber que el sistema nervioso vegetativo es una estructura con una organización jerárquica estricta que se inicia en el centro de regulación superior (hipotálamo) y envía órdenes a través de las vías simpáticas y parasimpáticas que finalmente llegan al órgano efector. Con demasiada frecuencia, el terapeuta no tiene una idea clara del efecto de su intervención. El tratamiento orgánico es al mismo tiempo una movilización de las fibras nerviosas vegetativas.
El terapeuta no influye en el sistema nervioso en una «determinada dirección» ni provoca una función específica. Más bien elimina las lesiones del sistema nervioso, con lo que procura que las señales lleguen sin interferencia al efector. El hipotálamo, como centro de regulación superior, está perfectamente dotado para reconocer las necesidades del organismo y reaccionar inmediatamente para mantener en todo momento el equilibrio (homeostasia). En general, podemos decir que en esta regulación participan los sistemas principales del organismo:
1. Regulación de corazón, circulación y presión arterial.
2. Regulación de la temperatura.
3. Regulación de la digestión.
4. Regulación del equilibrio hídrico y electrolítico.
5. Regulación del sistema hormonal.
Centro | Simpático | Parasimpático |
Primer centro | Hipotálamo | Hipotálamo |
Segundo centro | Cuerno lateral de la médula espinal (C8-L2) | Bulbo raquídeo (nervio vago), cuerno lateral de la médula espinal (S2-S4) |
Tercer centro | Tronco simpático, ganglios paravertebrales | Cerca del órgano, en el órgano o dentro del órgano |
La intervención terapéutica del osteópata posibilita que el sistema nervioso central acceda al órgano efector sin interferencias. Por otra parte, las vías nerviosas liberadas después del tratamiento pueden volver a conducir con fluidez las aferencias al hipotálamo y comunicarle una imagen correcta de las necesidades actuales.
Un ejemplo sería la rápida regulación de la presión arterial en las extremidades inferiores al cambiar de la posición de decúbito a la bipedestación. Si no hubiera esta regulación inmediata, la sangre bajaría a las piernas y el paciente se marearía. Por lo tanto, con el tratamiento del sistema vegetativo, se recupera la capacidad de regulación, por lo que puede entenderse como un apoyo a la autoayuda o, según el principio osteopático, como una estimulación de la autocuración.
A continuación se describen los diferentes niveles jerárquicos para que el terapeuta pueda decidir de forma rápida y pragmática qué segmentos del sistema vegetativo se encuentran afectados.
Estructura jerárquica
En la
Primer centro del sistema nervioso autónomo
La parte central del sistema nervioso autónomo, el primer centro, es parte integral e integradora del sistema nervioso central. Se localiza en la corteza frontal premotora y en otras zonas de la corteza cerebral, en el tálamo (parte más importante del sistema límbico), hipocampo, cerebelo y tronco encefálico.
Sin embargo, la parte más importante es el hipotálamo, que está situado en la fosa craneal anterior por encima de la silla turca. Esto significa que el hipotálamo, como coordinador máximo, aparte de recibir las aferencias de los órganos internos, también recoge las informaciones de numerosos segmentos del encéfalo, especialmente del sistema límbico, que se ocupa sobre todo de las sensaciones internas y de las emociones.
Si somos conscientes de esto, sabremos que el tratamiento ya comienza desde el primer momento en que saludamos al paciente. Una «herramienta» importante para un tratamiento eficaz es el trato respetuoso y de confianza con el paciente y su enfermedad. Si el paciente «se siente cómodo al ponerse en nuestras manos» y espera mejorar con el tratamiento, esta sensación se transmite del sistema límbico al hipotálamo, lo que, a su vez, tiene efectos positivos (favorecedores de la curación) en el sistema nervioso autónomo y en los órganos inervados por el mismo.
• Apunte osteopático
Desde el punto de vista de la osteopatía, es importante considerar todas las lesiones del sistema craneosacro como relevantes para el hipotálamo. Cualquier trastorno puede influir negativamente en él. Las lesiones de la duramadre también pueden repercutir negativamente en el hipotálamo a través del sistema membranoso