Carga mecánica en el tejido de colágeno
Debido a que el estiramiento es un tipo particular de carga mecánica, los estiramientos pueden ser aplicados de forma más efectiva si se analizan detalladamente los efectos de la carga sobre el colágeno. De hecho, el estiramiento fisiológico es posible, ya que el colágeno es un material viscoelástico; esto es, bajo una carga rápida se comporta elásticamente, mientras que bajo una carga progresiva es viscoso y se deforma plásticamente.
La figura 1.16 ilustra el comportamiento del tejido de colágeno en respuesta a un exceso de carga. La porción cóncava inicial de la curva (región I) ha sido denominada «región en forma de dedo del pie» y se aplica a la amplitud fisiológica en la que este tejido funciona de manera normal. Probablemente representa un cambio estructural desde un estado en espiral relajado del tejido a un estado más rectilíneo y paralelo (Viidik, 1973). Se requiere un bajo nivel de fuerza para provocar la elongación en la parte inicial de esta región, pero una fuerza continuada produce un tejido más rígido en el que la tensión (esto es, la elongación por unidad de longitud del tejido) está entre 0,02 y 0,04 (Viidik, 1973). La carga cíclica hasta este nivel produce una respuesta elástica, mientras que la descarga desde este estado permite recuperar la forma original en espiral (o zigzag plano), así como la longitud en reposo de este tejido. En otras palabras, un estiramiento suave del tejido de colágeno dentro de la region I no provocará una flexibilidad a largo plazo.
La siguiente región casi lineal (región II) muestra la respuesta al incremento de la carga. Aquí las fibras han perdido su forma de espiral y son clara-mente paralelas, una situación que se considera que es provocada por la reorganización de los haces de fibras dentro de los tejidos. A veces, se observan pequeñas disminuciones de fuerza en la curva justo antes del final de la región II, que anuncian el temprano y secuencial microfallo de algunas fibras sobreestiradas. En este punto, los peligros de un estiramiento excesivo son definitivamente significativos. La región III corresponde a la fuerza impuesta en los tejidos desde el inicio del microfallo hasta la súbita situación de fallo completo (región IV). Esta situación se producirá si el estiramiento en la región II continúa elongando los tejidos o si se aplican movimientos balísticos en este estado.
Puesto que los tendones y los ligamentos son viscoelásticos, presentan también cierta sensibilidad al grado de carga, y experimentan una relajación en tensión, elongación e histéresis. Por ejemplo, la figura 1.17 muestra el fenómeno de relajación en tensión en el ligamento anterior cruzado mientras se le aplica una carga a un grado finito de tensión, manteniéndose su longitud constante. La característica curva de histéresis (n = 1) de la figura 1.17a corresponde a un ligamento al que se le aplicó una carga de aproximadamente un tercio de su carga de fallo, descargandose inmediatamente a un ritmo constante.
FIGURA 1.17 Curvas de histéresis y de relajación en tensión de un ligamento cruzado anterior (Viidik, 1973).
El que la curva no consiga retornar a su punto de inicio significa que el material se ha deformado de forma permanente; si este proceso se repite regularmente, puede conllevar laxitud ligamentosa. Un prolongado y excesivo estiramiento de este tipo facilita la movilidad articular a expensas de su estabilidad, de forma que la articulación tiene que confiar más en sus músculos para conseguir estabilidad. A pesar de la opinión general de que los músculos actúan como unos eficientes estabilizadores sinergistas, recordaremos que la musculatura no puede responder lo suficientemente rápido para proteger una articulación contra la lesión si se aplican rápidamente grandes impactos en especial si son en torsión. Debido a que la estabilidad articular implica acciones tridimensionales en varios grados de movimiento, la necesidad de acondicionar de forma adecuada todos los tejidos blandos que inter-actúan resulta obvia. La estabilización articular y la flexibilidad se exponen después con mayor detalle (ver cap. 3).
La figura 1.17b se refiere al caso en el que el ligamento está sujeto a la misma carga F(0) y luego se mantiene la longitud constante, revelando, con ello, una relajación asintótica hasta el valor limitante F(A). El bucle de la histéresis es generalmente pequeño para el colágeno y la elastina pero grande para el músculo, mientras que la relajación en tensión es de pequeñas dimensiones para la elastina, mayor para el colágeno y muy importante para el músculo liso.
Es importante destacar otro fenómeno de la carga. Por ejemplo, si el tejido de colágeno se examina a través de la imposición de series sucesivas de ciclos de carga-descarga con un período de descanso de 10 minutos entre cada ciclo, se describirán unas curvas como las indicadas por n = 2 y 3 en la figura 1.17. La figura 1.17a muestra que la región inicial en forma de «dedo del pie» aumenta su extensión, mientras las curvas de la histéresis se desplazan progresivamente hacia la derecha. Al mismo tiempo, las curvas de relajación en tensión de la figura 1.17b se desplazan en sentido ascendente. Si el test se repite indefinidamente, la diferencia entre las curvas sucesivas disminuye y final-mente desaparece. En esta situación se dice que el tejido ha sido pre-condicionado, un estado que se consigue debido a la estructura interna del tejido se altera con los ciclos. Este tipo de acondicionamiento con el propósito de asegurar cierta estabilidad es el objetivo de los ejercicios de estiramiento.
La curva de histéresis permite también distinguir entre las contribuciones relativas de la elasticidad y de la viscosidad en el comportamiento del músculo. Si la distancia vertical entre las curvas de carga y descarga (p. ej. en la fig. 1.17) es cero, el gráfico de deformación por la carga se convierte en una línea recta y el tejido es puramente elástico, de acuerdo con la Ley de Hooke (esto es, una elongación x es directamente proporcional a la fuerza F aplicada, o F = k·x). Cuanto mayor es la distancia vertical entre las dos curvas, más viscoso es el material, más deformable se hace, y más dispersa los choques impuestos por la carga. Además, la pendiente de la curva de histéresis proporciona una medida de la rigidez del tejido, con una pendiente pronunciada que es característica de un material muy rígido que no se estira demasiado bajo una carga.
El rendimiento biomecánico de los tejidos de colágeno depende en gran medida del nivel de carga. Por ejemplo, si una articulación está sujeta a una carga constante de baja intensidad durante un prolongado período de tiempo, se produce una lenta deformación de los tejidos; este fenómeno se conoce como elongación y es característico de las sustancias viscoelásticas en general. Además, el tejido de colágeno aumenta significativamente en fuerza y rigidez con el aumento del nivel de carga, subrayándose por tanto la necesidad de utilizar inteligentemente los entrenamientos basados en métodos con aceleraciones elevadas. Un estudio describió un aumento de casi un 50% hasta llegar al nivel de carga máximo en los ligamentos de la rodilla al multiplicar el nivel de la carga por cuatro (Kennedy et al., 1976). Es también interesante destacar que con niveles bajos de carga la inserción ósea de un ligamento es el componente más débil del complejo ligamento-hueso, mientras que el ligamento es el componente más débil en cargas muy rápidas. Estos resultados implican que, con un aumento del nivel de la carga, la fuerza del hueso (que también contiene colágeno) aumenta más que la fuerza del ligamento (Frankel y Nordin, 1980). Por otra parte , señalemos que la fuerza de tensión de un tendón sano puede superar el doble de la fuerza llevada a cabo por su músculo asociado, lo que explica que las roturas sean más frecuentes en el músculo que en el tendón (Elliott, 1967).
Estos hechos tienen una influencia directa al determinar las diferencias entre un tipo de estiramiento estático, pasivo y balístico,