Novelas completas. Jane Austen. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Jane Austen
Издательство: Bookwire
Серия: Colección Oro
Жанр произведения: Языкознание
Год издания: 0
isbn: 9788418211188
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es, Jane; debes creerme. Nadie que os haya visto juntos puede dudar del cariño de Bingley. Su hermana no lo duda tampoco, no es tan necia. Si hubiese visto en Darcy la mitad de ese aprecio hacia ella, ya habría encargado el traje de novia. Pero lo que pasa es lo siguiente: que no somos lo bastante ricas ni lo bastante distinguidas para ellos. Si la señorita Bingley tiene tal deseo en casar a la señorita Darcy con su hermano, es porque de esta forma le sería a ella menos difícil casarse con el propio Darcy; lo que me parece un poco cándido por su parte. Pero me atrevería a pensar que alcanzaría sus deseos si no estuviese de por medio la señorita de Bourgh. Sin embargo, tú no puedes pensar en serio que por el hecho de que la señorita Bingley te diga que a su hermano le gusta la señorita Darcy, él esté menos enamorado de ti de lo que estaba el jueves al marchar; ni que le sea posible a su hermana convencerle de que en vez de quererte a ti quiera a la señorita Darcy.

      —Si nuestra opinión sobre la señorita Bingley fuese idéntica —contestó Jane—, tu explicación me sosegaría. Pero me consta que eres injusta con ella. Caroline es incapaz de engañar a nadie; lo único que puedo esperar en este caso es que se esté engañando a sí misma.

      —Eso es. No podías haber pensado una idea mejor, ya que la mía no te alivia. Supón que se engaña. Así quedarás bien con ella y verás que no tienes por qué preocuparte.

      —Pero Lizzy, ¿puedo ser feliz, incluso pensando en lo mejor, al aceptar a un hombre cuyas hermanas y amigos desean que se case con otra?

      —Eso debes decidirlo tú misma —dijo Elizabeth—, si después de una profunda reflexión encuentras que la desgracia de disgustar a sus hermanas es más que equivalente a la felicidad de ser su mujer, te aconsejo, ciertamente, que dejes a Bingley.

      —¡Qué cosas tienes! —exclamó Jane con una leve sonrisa—. Debes saber que aunque me apenaría mucho su desaprobación, no vacilaría.

      —Ya me lo figuraba, y siendo así, no creo que pueda dolerme de tu situación.

      —Pero si no regresa en todo el invierno, mi elección no servirá de nada. ¡Pueden suceder tantas cosas en seis meses!

      Elizabeth no admitía la idea de que Bingley no volviese; le parecía simplemente una sugerencia de los interesados deseos de Caroline, y no podía pensar ni por un instante que semejantes deseos, tanto si los manifestaba clara o a escondidas, influyesen en el espíritu de un hombre tan dueño de sí mismo.

      Expuso a su hermana lo más persuasivamente que pudo su punto de vista, y no tardó en notar el buen efecto de sus palabras. Jane era por naturaleza optimista, lo que la fue llevando paulatinamente a la esperanza de que Bingley volvería a Netherfield y llenaría todos los anhelos de su corazón, aunque la duda la asaltase de vez en cuando.

      Acordaron que no informarían a la señora Bennet más que de la marcha de la familia, para que no se alarmase mucho; pero se alarmó de todos modos bastante; y lamentó la tremenda desgracia de que las damas se hubiesen marchado precisamente cuando habían intimado tanto. Se dolió mucho de ello, pero se consoló pensando que Bingley no tardaría en volver para comer en Longbourn, y acabó declarando que a pesar de que le habían invitado a comer solo en familia, tendría buen cuidado de preparar para aquel día dos platos singulares.

       En aquel tiempo una calle muy de moda en el oeste de Londres.

      Capítulo XXII

      Los Bennet fueron invitados a comer con los Lucas, y de nuevo la señorita Lucas tuvo la deferencia de escuchar a Collins durante la mayor parte del día. Elizabeth aprovechó la primera oportunidad para agradecérselo.

      —Esto le pone de buen humor. Te estoy más agradecida de lo que crees —le dijo.

      Charlotte le aseguró que se alegraba de poder hacer algo por ella, y que eso le compensaba el pequeño sacrificio que le suponía dedicarle su tiempo. Era muy amable de su parte, pero la amabilidad de Charlotte iba más allá de lo que Elizabeth podía pensar: su objetivo no era otro que evitar que Collins le volviese a dirigir sus cumplidos a su amiga, atrayéndolos para sí misma. Este era el plan de Charlotte, y las apariencias le fueron tan favorables que al separarse por la noche casi habría podido dar por contado el éxito, si Collins no tuviese que irse tan pronto de Hertfordshire. Pero al concebir esta duda, no hacía justicia al fogoso e independiente carácter de Collins; a la mañana siguiente se escapó de Longbourn sin que nadie lo percibiera y voló a casa de los Lucas para rendirse a sus pies. Quiso ocultar su salida a sus primas porque si le hubiesen visto habrían descubierto su intención, y no quería publicarlo hasta estar seguro del éxito; aunque se sentía casi seguro del mismo, pues Charlotte le había animado suficientemente, pero desde su aventura del miércoles estaba un poco falto de confianza. Sin embargo, recibió una acogida muy halagüeña. La señorita Lucas le vio llegar desde una ventana, y al instante salió al camino para encontrarse con él como por casualidad. Pero poco podía ella imaginarse cuánto amor y cuánta prosopopeya le aguardaban.

      En el corto espacio de tiempo que dejaron los larguísimos discursos de Collins, todo quedó arreglado entre ambos con mutua satisfacción. Al entrar en la casa, Collins le suplicó con el corazón que señalase el día en que iba a hacerle el más feliz de los hombres; y aunque semejante solicitud debía ser aplazada en principio, la dama no deseaba jugar con su felicidad. La necedad con que la naturaleza la había dotado privaba a su cortejo de los encantos que pueden inclinar a una mujer a prolongarlo; a la señorita Lucas, que lo había aceptado solamente por el puro y desinteresado deseo de casarse, no le importaba lo rápido que este acontecimiento habría de realizarse.

      Al día siguiente tenía que marcharse, pero como había de ponerse de camino demasiado temprano para poder ver a algún miembro de la familia, la ceremonia de la despedida se realizó en el momento en que las señoras fueron a dormir. La señora Bennet, con gran cortesía y amabilidad, le dijo que estaría muy contenta de verle en Longbourn de nuevo cuando el resto de sus