Relatos sociológicos y sociedad. Claudio Ramos Zincke. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Claudio Ramos Zincke
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Социология
Год издания: 0
isbn: 9789563572209
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de Brunner: sobre los intelectuales, el campo científico social y el uso de los conocimientos producidos en este campo, a la cual sumará investigaciones y publicaciones, especialmente entre 1979 y fines de los años 1980.

      En su derrotero de posicionamiento teórico, “Hermenéutica del Orden” (Brunner, 1977d) es un hito destacable. Constituye un esfuerzo integrativo y revela la magnitud de sus pretensiones o, si se quiere, ambiciones, en el campo de la teoría. Es un texto de 90 páginas en que reorganiza algunos de los planteamientos expuestos en sus trabajos previos y construye una nueva articulación de ellos, usando en apoyo de sus argumentaciones a Gramsci, Ricoeur, Wittgenstein, Barthes y Habermas, entre otros, en el terreno internacional, y a Faletto, Flisfisch y Lechner, en el nacional, no sin hacer precisiones con respecto a lo que estos autores sostienen98. Por otra parte, cuestiona los planteamientos de Marcuse, Shils, Althusser, Goffman y, en el plano latinoamericano, de Zavaleta. Como se puede ver, se sitúa en conexión con grandes interlocutores globales y locales, en un diálogo que tiene un foco y proyección local. Brunner está así haciendo una labor de puente entre discusiones y elaboraciones teóricas que tienen lugar en los países centrales y la elaboración en Chile, frente a problemas de la sociedad chilena. Esto es algo que se reiterará en obras futuras, pero ya en esta aparece muy nítidamente y con resultados fructíferos.

      Su intento es abarcar, “en un mismo movimiento hermenéutico”, el plano donde ciertos sentidos se comunican, con relativa opacidad, y “el plano donde tienen su referente de impresión e impulsión, es decir, el de la lucha de hegemonías políticas entre individuos, grupos y clases sociales por establecer un consenso de orden que asegure la integración y cohesión del todo” (Brunner, 1977d: i).

      En su noción de niveles de sentido y de densidad semántica de lo que cotidianamente llamamos orden, sigue a Ricoeur (1969, 1975). El camino que se plantea es “tomar el sentido manifiesto, sea en obras, documentos, instituciones, ritos, lenguaje, interacciones y así por delante, para luego atravesar su opacidad y buscar –en el plano de su impresión e impulsión– el contenido de orden de que es portador, es decir, su sentido en la economía de la lucha por el predominio de un orden determinado”. De tal modo, una hermenéutica del orden, como se la plantea Brunner, al tomar el orden como objeto de análisis, rechaza asumirlo como instancia explicativa de sí mismo. En lugar de postular la clausura de este orden, lo aprehende como “universo abierto y coextensivo con el de la praxis social”, situándolo “en el seno […] de una política constitutiva de la simbólica” (Brunner, 1977d: ii, iii).

      Cautamente, Brunner advierte que “el presente trabajo está más bien diseñado como un prolegómeno de esa hermenéutica del orden. En la doble connotación de preámbulo y anuncio anticipatorio” (Brunner, 1977d: iii).

      Una pregunta general del trabajo es por la relación entre razón y orden, entre los sentidos puestos por la razón y los sentidos de orden; con esto último refiere a los sentidos de un orden socialmente vigente, con su aparente obviedad, tal como el privilegio, incuestionado, de la mano derecha sobre la izquierda. ¿Es la razón una categoría anterior y exterior al orden históricamente instituido en una sociedad específica? (Brunner, 1977d: 2). Una pregunta derivada es por el estatuto social de una razón crítica.

      Una respuesta también general es que “razón y orden se relacionan […] en el proceso socialmente condicionado de su uso” (Brunner, 1977d: 6). “El orden es no solamente la condición de transmisibilidad sino ante todo la condición de realización de la razón”. La razón Brunner la concibe como “siempre un uso-de-la-razón, una actividad práctica, momento constitutivo del proceso por el cual una sociedad produce, mantiene y transforma sus sentidos de orden” (Brunner, 1977d: 7).

      Siguiendo la lógica de su planteamiento, Brunner cuestiona la teoría crítica de Marcuse, en que la razón se opone a lo existente. Frente a un ordenamiento total, cerrado, Marcuse opone lo aún no alcanzado, que está fuera del orden social, que es solo refutación. “La razón crítica que inicialmente opone al orden el contenido de verdad que existe en la gran filosofía, sin mezclarse para nada en las luchas sociales, termina por ponerse fuera del orden social para no dejarse atrapar”. A una forma pura de dominación opone una forma pura de negación; al orden imperante opone algo totalmente contrapuesto. Con esto, la utopía “se vuelve irracional, con el propósito de servir de último refugio a la razón […]. Al separar razón y orden, termina por abdicar a ambos, dejando a la razón atrapada en su [dinámica] especulativa y al orden en su totalización”, lo cual acarrea, como derivaciones posibles, el sentido de impotencia o la radicalidad destructiva (Brunner, 1977d: 17, 18).

      En su lugar, se tratará, por tanto, de una teoría crítica, reflexiva, consciente de su propia inserción en un campo de realidad social. “La razón crítica deja de ser, como es en la cultura liberal –aun en su versión marcusiana de izquierda– una cuestión de filósofos” (Brunner, 1977d: 22). Es una razón en lucha para definir la situación de orden de la sociedad, y que se constituye a través del enfrentamiento de hegemonías políticas. “Es la política, la lucha entre clases y grupos por definir la situación de orden de la sociedad, la que instituye y explica la relación específica entre razón y orden” (Brunner, 1977d: 24).

      En esto, Brunner está siguiendo ideas gramscianas. Frente a la crítica distanciada, frente a la crítica elitista, que se enuncia desde una racionalidad superior, supuestamente libre de contaminación, Brunner habla de una racionalidad operante en la historia. Así como en el texto con Flisfisch presentaba al intelectual confrontando la lógica propia del debate racional con el cálculo estratégico y las luchas de poder, ahora plantea, en forma más amplia, estos procesos que relacionan razón y orden social y al intelectual con las luchas de hegemonía. En contra de una razón a-histórica, universal, supracontextual, Brunner sostiene que la razón se constituye en relación con el orden social, a través de la lucha de hegemonías políticas. Y la relación entre orden y razón está mediada por la política. “[…] La razón crítica es tópica (por oposición a utópica), es decir, que pertenece a un lugar, a una historia, en tanto que siempre expresa una relación socialmente condicionada con el orden vigente y con las posibilidades reales de su superación política” (Brunner, 1977d: 30).

      En la racionalidad comunicativa, como la llamará Habermas, es donde toma forma el debate argumentativo sobre el orden social, sobre sus justificaciones. De allí surgen cristalizaciones, como el derecho, como normas diversas que siempre pueden ser retematizadas. A través de ella toman forma las luchas de hegemonía y se configuran formas críticas. La razón no está fuera de ese curso histórico, sino que se forma y desarrolla en él. Brunner previene insistentemente contra la razón convertida en abstracción desconectada del mundo, convertida en utopía, y contra su uso instrumental como herramienta de control.

      Así como Brunner cuestiona la razón convertida en utopía racional, que persevera obstinadamente en su verdad, también cuestiona la concepción crítica que encarna la razón en el partido como portador de la conciencia de clase, vanguardia organizada y anticipatoria de la autonomía de la clase dominada. “El partido como razón ya alcanzada reproduce […] la idea de la razón constituida al margen de la historia […]. [Representa] la idea de la razón que, habiéndose constituido histórica y socialmente, ha logrado cristalizar un código de verdades que, a su vez, habrían trascendido todo lugar y todo tiempo, restando solo aplicarlas a la situación concreta” (1977d: 33)99. La proposición de Brunner es que “las relaciones entre razón y orden no pueden ser aprehendidas al margen de su propio modo de producirse en una sociedad específica” (Brunner, 1977d: 19). La razón es entendible históricamente, como proyecto y producto socialmente situado. El camino privilegiado por él, entonces, es la interacción comunicativa en las luchas por la hegemonía. “El principio constitutivo de una razón crítica con garantía y fundamento políticos debe encontrarse partiendo del extremo opuesto de la razón instituida filosóficamente. Es decir, del análisis de la historia de la sociedad civil, dentro de la cual las clases y grupos subalternos tienen una historia disgregada y discontinua […]” (38). En ese marco, “la política no puede concebirse meramente como acción instrumental orientada hacia el poder, sino que ha de representar aquella dimensión específica de toda actividad social en que se ponen