Entre ambos extremos están las aguas donde los arrecifes acechan, preparados para hacer naufragar a quienes se confían. Nuestras expectativas pueden encallarse en cualquier momento de la relación.
No tenemos el derecho, en general, a esperar cosas de la gente sin su consentimiento. No podemos enfadarnos con alguien porque no ha hecho algo que no ha aceptado hacer en ningún momento. La habilidad de manejar las expectativas significa algo más que intentar navegar entre las expectativas razonables y las no razonables. Significa reconocer que un deseo por mi parte no supone una obligación por la tuya. Y no podemos enfadarnos de manera razonable con alguien que no ha cumplido nuestras expectativas si antes no hemos hablado sobre nuestras expectativas.
#ALGUNAS PREGUNTAS QUE PUEDES HACERTE
Cuando estés pensando sobre qué quieres en tus relaciones y cómo te gustaría que se estructurasen, aquí tienes algunas preguntas que podrían ser útiles para que te las hagas (y discutirlas con quien o quienes tienes una relación, si estás en una):
• ¿Por qué tengo relaciones con otras personas?
• ¿Qué necesito de mis relaciones, en términos de tiempo, disponibilidad emocional, compromiso, comunicación e intimidad?
• ¿Qué significa «compromiso» para mí y por qué?
• Cuando pienso sobre el futuro, ¿cómo es? ¿Hay espacio para el cambio y el crecimiento?
• ¿Cuánto valoro mi autonomía personal, transparencia, cohabitar, tener y criar criaturas, compartir economía, comunidad, tradiciones, las opiniones de mis amistades y familiares, cumplir las normas sociales?
• ¿Qué valores son los más importantes para mí en mí y en el resto?
• ¿Se alinean las decisiones que tomo con esos valores?
• ¿En quiénes me reflejo? ¿En quién confío para que me diga en qué me estoy equivocando? ¿Cómo respondo a las críticas hechas por personas cercanas a mí?
• ¿Cómo valoro mis decisiones cuando los efectos de mis acciones son imposibles de predecir?
• ¿Qué espero de otras personas, y por qué?
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Problemas de comunicación
Las palabras no tienen un único significado
sino un enjambre de ellos,
como abejas alrededor de un panal.
Maureen O’Brien
Si has oído hablar sobre poliamor, es probable que hayas oído algo como «La primera regla del poliamor es comunicación, comunicación, comunicación». Pero, ¿qué significa eso exactamente? La comunicación es más complicada de lo que parece. Va mucho más allá de decir lo que estás pensando, e incluso decir lo que estás pensando puede ser sorprendentemente duro. Además, está la parte de escuchar. Hay miles de maneras en las que la comunicación puede fallar y solo unas pocas para que tenga buenos resultados. La buena comunicación es un proceso y es esencial generar confianza, demostrar respeto y entender las necesidades de quienes tienes a tu alrededor.
Cuando hablamos de comunicación en el poliamor, en realidad estamos hablando de un tipo muy concreto de comunicación: decir la verdad sobre quiénes somos, nuestras necesidades y nuestros límites con honestidad y precisión, y escuchar gustosamente cuando nuestras relaciones nos hablan sobre quiénes son, sus necesidades y sus límites. En realidad, este tipo de comunicación no es una cuestión de palabras. Es cuestión de vulnerabilidad, autoconocimiento, integridad, empatía, compasión y un montón de cosas más.
La comunicación es un tema tan complicado que lo hemos dividido en dos capítulos. Este capítulo trata sobre las maneras en que la comunicación puede estrellarse, incluyendo la falta de precisión, la falta de honestidad, la pasividad y la coerción. El siguiente capítulo habla de algunas estrategias para ayudarte a hacerlo bien.
Lenguaje impreciso
En los ambientes poliamorosos, la gente se queja a menudo de que las conversaciones sobre poliamor siempre parecen terminar en semántica. Eso en realidad es algo bueno. La comunidad poliamorosa tiende a concentrarse en la comunicación y la comunicación se basa en que las palabras tengan un significado compartido. Llegar a esa comprensión mutua es de lo que trata la semántica.
Por un lado, el lenguaje es una herramienta increíblemente flexible y resiliente. Si lees una frase que contiene flutzpahs, incluso si nunca has oído hablar de flutzpahs, a menudo puedes inferir su significado por el contexto. Por otro lado, la forma más simple de que la comunicación no funcione es cuando una persona usa una palabra común de una manera que es malinterpretada por la otra persona. Por ejemplo, una vez Franklin tuvo una conversación con Celeste que fue más o menos así:
CELESTE: ¿Podrías hacerme un favor, me pasas el trapeador?
FRANKLIN: ¿Qué es un trapeador?
CELESTE: Lo que pasas para limpiar, ya sabes, una fregona.
FRANKLIN: ¡Ah, vale! Aquí la tienes.
CELESTE: ¡Nunca me ayudas con las tareas de la casa! ¡Esperas que yo haga todo! ¡Te pido que hagas una sola cosa y no la haces!
FRANKLIN: ¡Un momento! ¡Me pediste que te pasara el trapeador y te pasé la fregona! Eso era lo que querías, ¿no?
CELESTE: No, te pedí que la pasaras tú en lugar de hacerlo yo. «Me pasas el trapeador» quería decir «Pasa el trapeador por el suelo en lugar de hacerlo yo».
Palabras muy pequeñas pueden esconder grandes malentendidos ¿Qué es el sexo? ¿Qué es una relación? ¿Qué quieres decir con palabras como «permiso», «consentimiento» o «compromiso»? En una mesa de debate sobre poliamor en un congreso donde participó Franklin surgió un desacuerdo sobre el significado de esa última palabra:
MIEMBRO DEL PÚBLICO: Es obvio que la gente con múltiples relaciones románticas no puede comprometerse, porque compromiso quiere decir que te dedicas a una sola persona. No puedes confiar en alguien que no puede comprometerse, porque no tiene un compromiso contigo.
FRANKLIN: ¿Y qué sucede si alguien tienen compromiso con más de una persona?
MIEMBRO DEL PÚBLICO: Eso es imposible, es una contradicción lógica. Compromiso significa «dedicación a una sola persona». No puedes dedicarte a dos personas igual que no puedes cortar un círculo en tres mitades. Una persona con más de una relación no se compromete y, por lo tanto, no se puede confiar en ella.
Lo que es obvio para una persona puede que no sea obvio para otra. Como tratamos en el capítulo 19, respecto al sexo, incluso definir la palabra «sexo» puede provocar un lío muy serio.
Palabras escurridizas
En nuestro caso, cuando hablamos de relaciones, intentamos evitar ciertas palabras. Algunas palabras están cargadas con expectativas y carga emocional, lo que las hace propensas a ser mal utilizadas. Esas palabras fácilmente se convierten en herramientas para manipular, porque parecen aparentemente razonables pero tienen un significado complicado de determinar.