[65] L. Chalon, «La historicidad de la leyenda de la condesa traidora», Journal of Hispanic Philology 2 (1978), pp. 156-157.
[66] R. Menéndez Pidal, Historia y epopeya, vol. 2, p. 15, y La épica medieval española: desde sus orígenes hasta su disolución en el romancero, D. Catalán y M.a M. Bustos (eds.), Madrid, Espasa-Calpe, 1992, pp. 493-494.
[67] R. Menéndez Pidal, Historia y epopeya, vol. 2, p. 27.
[68] W. Shepard, «Two Assumed Epic Legends in Spanish», Modern Language Notes 5 (mayo 1908), pp. 146-147. El hecho de que el Toledano narrase solo el epílogo hizo pensar a Menéndez Pelayo y Milá y Fontanals que se trataba de dos historias diferentes, relacionadas con García Fernández una y con Sancho la otra: véase M. Menéndez Pelayo, Antología de poetas líricos castellanos, vol. 6, E. Sánchez Reyes (ed.), Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1944, pp. 217-218, y M. Milá y Fontanals, De la poesía heroico-popular castellana. Estudio precedido por una oración acerca de la literatura española, Barcelona, Librería de Álvaro Verdaguer, 1874, p. 196.
[69] P. Diácono, Historia de los longobardos, P. Herrera Roldán (ed.), Cádiz, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Cádiz, 2006, I, 28.
[70] Ibid., I, p. 29.
[71] Apiano señala los celos de Cleopatra como motivo del asesinato: «De otro lado, a Demetrio, cuando regresaba a su reino, lo asesinó a traición su esposa Cleopatra, que estaba envidiosa por el matrimonio de aquél con Rodoguna y, a causa del cual precisamente, se había casado ella antes con Antíoco, el hermano de Demetrio», Syr. 68. Justino limita la acción de Cleopatra al abandono de su marido: «Demetrio, por su parte, fue vencido por Alejandro, apremiado por desdichas que le rodeaban por todas partes, finalmente también es abandonado por su mujer y sus hijos. Entonces, abandonado con unos pocos siervos, se dirige a Tiro para protegerse con la santidad del templo y, al desembarcar, es matado por orden del prefecto», XXXIX, 1, 7.
[72] Apiano, Syr. 69: «A Seleuco, tan pronto como se puso la diadema después de la muerte de su padre Demetrio, lo mató su madre disparándole una flecha, ya sea porque temía que fuera a vengar la muerte alevosa de su padre, ya sea llevada por un odio demencial contra todos». Justino, XXXIX, 1, 9: «Uno de sus dos hijos, Seleuco, por haber tomado la diadema sin autorización de su madre, es matado por ella misma».
[73] Apiano, Syr. 69: «Después de Seleuco fue rey Gripo [Antíoco], que obligó a beber a su madre un veneno que ella había mezclado para él, y así ella recibió, al fin, su merecido». Justino, XXXIX, 2, 7-8: «Finalmente le muestra al delator y la acusa añadiendo que sólo le queda una defensa contra la acusación: beber lo que le ofrece a su hijo. Vencida de este modo la reina, vuelto sobre sí el crimen, muere por el veneno que había preparado para otro».
[74] R. Menéndez Pidal, Historia y epopeya, vol. 2, p. 26.
[75] P. Grieve, «Private Man, Public Woman: Trading Places in Condesa traidora», Romance Quaterly 34 (1987), pp. 317-327. Reyna Pastor destacó que la mujer en esta sociedad «está encuadrada en un espacio estricto, la casa, y otro, más amplio, aunque acotado, que es el poblado, la aldea, la villa, la ribera del río o el mercado, fuera del cual queda desprotegida»; véase R. Pastor, «Para una historia social de la mujer hispano medieval. Problemática y puntos de vista», en Y. R Fourguerne y A. Esteban (eds.), La condición de la mujer en la Edad Media. Actas del Coloquio celebrado en la Casa de Velázquez, del 5 al 7 de noviembre de 1984, Madrid, Casa de Velázquez, 1986, p. 207, y C. Bluestine, Heroes Great and Small: Archetyp an Patterns in the Medieval Spanish Epic, tesis doctoral inédita, Princeton University, 1983, p. 292.
[76] J. A. Brundage ha puesto de manifiesto que, según la legislación germánica, el marido que descubriese a su mujer cometiendo adulterio tenía el derecho de matar a ambos sin sanción legal, Law, Sex and Christian Society in Medieval Europe, Chicago, Chicago University Press, 1987, p. 132.
[77] Lacarra ha mostrado que las mujeres presentadas en estos textos épico-legendarios responden a la ideología dominante, tanto eclesiástica como nobiliaria, véase M.a E. Lacarra, «Los paradigmas de hombre y mujer en la literatura épico-legendaria medieval castellana», en M.a T. López Beltrán (ed.), Estudios históricos y literarios sobre la mujer medieval, Málaga, Diputación de Málaga, 1990, p. 33.
[78] V. Castro Lingl, «The Two Wives of Count Garçi Fernández: Assertive Women in La condesa traidora», en A. M. Beresford (ed.), «Quien hubiese tal ventura». Medieval Hispanic Studies in Honour of Alan Deyermond, Londres, Queen Mary and Westfield College, 1997, p. 16.
[79] Ibid., p. 16.
[80] A. Deyermond, «La sexualidad en la épica medieval española», Nueva revista de Filología Hispánica 2 (1989), p. 768.
[81] Alfonso X, Primera Crónica, p. 428.
[82] R. Pastor, «Mujeres en los linajes y en las familias. Las madres, las nodrizas. Mujeres estériles. Funciones, espacios, representaciones», en C. Trillo San José (ed.), Mujeres, familia y linaje en la Edad Media, Granada, Universidad de Granada, 2004, p. 32-34.
[83] Ibid., p. 47.
[84] J. A. Brundage, Law, p. 132.
[85] J. Vives (ed.), Concilios, pp. 12-13.
[86] J. A. Brundage, Law, p. 153.
[87] Brundage hizo notar que en las Sagradas Escrituras se condenaba la porneia, palabra que contó con diferentes significados. En unos tiempos se refería a la prostitución y en otros al sexo fuera del matrimonio. Es difícil saber si la porneia se aplicaba a las relaciones sexuales premaritales entre personas prometidas o a cualquier tipo de relación sexual, llamada «fornicación». Brundage se inclina por considerar que, en su sentido primitivo, el término porneia hacía alusión al sexo con prostitutas, al adulterio y a otras relaciones promiscuas, ibid., p. 58.
[88] S. Barton, Conquerors, Brides, and Concubines. Interfaith Relations and Social Power in Medieval Iberia, Philadelphia, University of Pennsylvania Press, 2015, p. 145.