Mientras que el sexo se basa en un complejo conjunto de características físicas internas y externas, «género» es un término amplio que puede hacer referencia a nuestra identidad, expresiones, roles o incluso series mayores de expectativas socioculturales. La mayoría de los seres humanos desarrollan un sentido de la propia identidad de género en los primeros años de la infancia, aunque puede cambiar con el tiempo. Esta identidad puede coincidir o no con sus expresiones y roles de género, como explicaremos más adelante.
Aunque la distinción entre «sexo» y «género» suele basarse en que el sexo tiene que ver con los atributos físicos y el género con las expectativas sociales, la realidad es mucho más complicada. Por ejemplo, al igual que ocurre con el sexo, la gente tiende a pensar que el género es binario: masculino o femenino. Pero de la misma forma que la naturaleza posee mucha más variedad de lo que podríamos pensar inicialmente, el género es mucho menos plano y mucho más multifacético. Analizaremos este asunto con más detalle en la subsección 1.3, que trata sobre el género como factor biopsicosocial. Ahora vamos a fijar la atención en la sexualidad.
¿Qué es la sexualidad?
La sexualidad es una compleja red de deseos, atracciones, conductas e identidades. La palabra se usa para designar otro concepto que supone un verdadero reto y que incluye muchos aspectos de quiénes somos. A menudo se piensa que la sexualidad se limita a ser hetero o gay, es decir, a sentir atracción por personas de tu mismo género o del género opuesto. Sin embargo, al igual que con el sexo y el género, las cosas son un poco más complicadas. Hay un aspecto de la sexualidad que tiene que ver, sin duda, con quién nos atrae. No obstante, incluso esa atracción puede dividirse en diferentes facetas, tales como la física, la romántica, la sexual, la emocional e incluso la espiritual. Podemos encontrar a algunas personas muy atractivas físicamente, pero otras podrían excitarnos sexualmente y otras distintas hacernos sentir más cerca emocional o espiritualmente.
Las atracciones y las conductas sexuales son también más complejas que esa dicotomía entre hetero o gay, ya que mucha gente se siente atraída o se relaciona sexualmente con personas de más de un género. Estas personas pueden identificarse de diversas maneras, entre ellas, como bisexuales, pansexuales, fluidas o incluso heterosexuales. Las identidades sexuales son, de hecho, igual de complejas, y no siempre están en consonancia con nuestras atracciones o conductas. Por ejemplo, una persona podría identificarse como heterosexual, lo que para ella podría significar sentirse atraída por las mujeres. La misma persona puede sentirse atraída físicamente y tener relaciones sexuales con hombres y personas de género queer.
Algunos aspectos de nuestra sexualidad no están en absoluto relacionados con nuestro propio género ni con el de otras personas. Por ejemplo, hay quienes pueden experimentar poca o ninguna atracción sexual y quienes se excitan con situaciones, sensaciones o materiales concretos. Leeremos y aprenderemos mucho más sobre la sexualidad en la sección 6.
Género, sexo y sexualidad son, como puedes ver, tres conceptos diferentes. Todos resultan bastante complejos e incluyen varios aspectos de lo que somos y tejen retratos multifacéticos que normalmente cambian con el tiempo, a medida que crecemos y nos desarrollamos. A pesar de ser cosas distintas, el género, el sexo y la sexualidad también están relacionados. Nuestro sexo es, en muchos sentidos, parte de nuestra comprensión del género, y nuestra sexualidad está a menudo, pero no siempre, en relación con nuestro propio género y los de otras personas. La sexualidad también puede estar relacionada con el sexo, tanto el nuestro como el de otras personas, e incluye, según para quién, las opciones reproductivas.
Estos tres términos pueden considerarse como una familia. En una familia, sus miembros tienen determinadas relaciones, pero también roles y características diferentes. De forma similar, sexo, género y sexualidad tienen vínculos significativos, pero al mismo tiempo son distintos en sus respectivos ámbitos.
A continuación, se presentan algunos ejemplos extractados de una serie de personas con las que hemos interactuado a lo largo de los años.
Como explicamos en la introducción, ninguna de estas citas corresponde a una persona específica, sino que son ejemplos de distintas experiencias que nos han contado muchas personas.
Experiencias diversas: sexo, género y sexualidad
«No podía entenderlo. Nací mujer y me atraen los hombres, pero nunca me he sentido cómoda llevando faldas, maquillaje o estando con otras chicas, como se suponía que debía hacer. La gente daba por hecho que era lesbiana, y hasta yo me lo pregunté durante un tiempo. Al final me di cuenta de que simplemente era así. Soy una mujer masculina a la que le atraen los hombres.»
«La gente insistía en que tenía que elegir, pero no podía. Siempre me han atraído sexualmente las mujeres y la feminidad, pero me sentía mucho más relajado y emocionalmente cercano a personas masculinas, independientemente de su género. Ahora me identifico como un hombre trans bisexual y homorromántico.»
«Todo el mundo da por hecho que soy gay porque me consideran demasiado “dulce” y “creativo” para ser un hombre. Supongo que mis gestos pueden ser más afeminados que los de la mayoría de los tíos, pero soy hetero por los cuatro costados. No me apetece demostrar mi masculinidad como los demás quieren que lo haga.»
«Me encanta todo lo que tiene que ver con la feminidad: la ropa, el maquillaje, la intensa historia feminista. Soy una femme orgullosa que, además, resulta ser lesbiana. Por desgracia, la gente suele dar por hecho que soy hetero, incluso en encuentros lésbicos. También se sorprenden de que trabaje como ingeniera mecánica. Siempre me ha gustado desmontar cosas, descubrir cómo funcionan y volver a montarlas, ¡o incluso mejorarlas!»
«Nunca me he sentido a gusto con vestidos o usando pintalabios. Siempre quería jugar con los chicos. Al final encontré a otras personas como yo y que se interesaban por mí. Soy masculina y estoy orgullosa de mí.»
Momento para la reflexión: ¿quién eres tú?
Ahora que hemos profundizado un poco más en estos términos, ¿cómo describirías tu propio sexo, tu género y tu sexualidad? Puedes hacer anotaciones aquí o usar un cuaderno si lo prefieres.
Sexo
Género
Sexualidad
1.3. El género es biopsicosocial
La gente suele preocuparse mucho por cuestiones como si el género es algo que viene determinado por el cerebro o por las hormonas, si lo desarrollamos con el tiempo debido a los mensajes y a las normas a las que nos expone la sociedad o si tal vez podemos elegirlo libremente.
Tanto en el ámbito de la investigación científica como en los medios de comunicación, y también en las conversaciones cotidianas, estos debates sobre el carácter innato o adquirido del género están muy arraigados y a menudo se asume que una respuesta es más correcta que la otra. Por ejemplo, piensa en esas preguntas tan habituales sobre si las personas trans son «realmente» del género que dicen ser; y con «realmente» a menudo se hace referencia a cuestiones biológicas. Esto se debe a que, ahora mismo, en la cultura angloamericana todo se considera más legítimo si se puede demostrar que tiene una «causa» en el cerebro o en el ADN.
Nos gustaría enfatizar aquí que, en realidad, no debería importar si el género de una persona es biológico, psicológico o social, o una combinación de las tres cosas. Tampoco debería importar si es una elección o algo que no podemos