Aproximaciones a la filosofía política de la ciencia. Отсутствует. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Отсутствует
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Зарубежная прикладная и научно-популярная литература
Год издания: 0
isbn: 9786070252570
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      La filosofía política de la ciencia:

       una perspectiva histórica

       Stephen Turner

      La reflexión sobre asuntos de conocimiento y poder, ciencia y sociedad, y la naturaleza de la ciencia como actividad socialmente organizada e institucionalizada, puede encontrarse ya desde La República de Platón, alcanzando momentos álgidos en la visión baconiana de una clase de científicos a quienes se les ha otorgado el poder de dominio, en los intentos de la Royal Society en Londres, para construirse una identidad propia como un tipo de asociación política, en la emergencia de la ciencia como categoría social vinculada al Estado durante la Ilustración, particularmente con Turgot y Condorcet, quienes identificaban el avance de la ciencia con el avance de la sociedad, el avance científico como el motor del progreso.

      En este capítulo examinaré esta historia, identificaré los temas centrales que dominaron esa literatura, y cuestionaré la relevancia actual de tal historia. El resultado quizá sea sorprendente: pese a que la antigua "Izquierda" sostuvo posiciones antagónicas a las de la actual Izquierda participativa, las consideraciones que motivaron a la vieja izquierda son hoy más significativas que nunca.

       La Ilustración reconsiderada

      Hay un asunto particularmente central. La ciencia en sentido estricto no es suficiente para el progreso humano. Llevar a cabo la tarea de hacer que la ciencia beneficie a la sociedad necesariamente requería un grado significativo de conocimiento acerca del mundo social. No obstante, este conocimiento siempre ha probado ser problemático, difícil de considerarse como científico, y en conflicto con la política. Las dificultades fueron inmediatas: tras la restauración de la política francesa como parte del retorno a la normalidad después de la revolución, en 1803 el departamento de ciencia política y social de la Academia Francesa fue suprimido, marcando una línea entre la ciencia aceptable y la ciencia peligrosa, y despojando a la ciencia de los medios para aplicarse al bien de la sociedad. La especulación social y política recayó entonces en pensadores fuera del campo académico, destacadamente en Henri de Saint-Simon, quien recuperó las ideas de Condorcet sobre la relación de la ciencia y la tecnología con el progreso, reconsiderando muchas ideas de la Ilustración, particularmente el programa de secularización, a la luz de la revolución y sus fallas.

      El razonamiento fundamental aquí es simple, y plantea el tema crucial. Un modelo de ciencia que enfatiza el consenso y la autoridad. Éste era el saintsimoniano: dentro de la ciencia el mérito científico es transparente, y los científicos menores reconocerían y se inclinarían naturalmente ante la grandeza de otros, creando dentro de la ciencia una jerarquía natural, lo cual era un modelo deseable dada la jerarquía natural del nuevo orden científico e industrial que había vislumbrado. Autoridad y consenso dentro de la misma ciencia tienen implicaciones para lo que está fuera de la ciencia. Si la ciencia es correcta, y si la ciencia es una actividad suficientemente amplia para abarcar el conocimiento acerca de cosas tales como el mundo social, ¿por qué no deberían mandar los científicos, y hacerlo excluyendo a los ignaros? ¿No es el dominio, de facto sino de jure, de los científicos la condición para el progreso? Y si la comprensión y reconocimiento de la autoridad de la ciencia son la condición central del progreso ¿no debería la ciencia ser impuesta sobre el ignaro usando las mismas técnicas que fueron utilizadas para imponer tan efectivamente los dogmas del catolicismo en el pasado? Comte hace explícito este argumento:

      El principal punto en la agenda del progreso para Comte fue superar la anarquía de opiniones producida por la situación en la que el ignorante y el experto estaban igualmente autorizados para dar sus opiniones.

       Pearson y Mach