En ese momento supo que Hyakuhei en persona no se la podrÃa llevar de su lado, ella era suya. Sus brazos se ciñeron a su alrededor sin gustarle el amor que podÃa sentir elevándose del poderoso aura que se irradiaba del otro hombre por la chica.
Armándose de valor contra sus pensamientos descarriados, Kyou gruñó de nuevo suavemente. No dejarÃa que la chica llegara a él, pero⦠no estaba listo para dejarla ir aún. TenÃa muchas preguntas y ella las responderÃa, le gustara o no.
Una vez que se tuvo a sà mismo de nuevo bajo control, Kyou decidió que era hora de partir.
Shinbe estaba de camino hacia Kyoko cuando el hombre se movió. ¿Movió? Esa posiblemente no era la palabra correcta. Más bien, brilló y desapareció, luego reapareció de la nada en frente de él.
â Pero qué⦠â Shinbe derrapó hasta detenerse mirando al rostro que tenÃa muerte escrito por todas partes.
Sus ojos se abrieron como platos con sorpresa, se sintió como si su corazón acabara de detenerse. Tan cerca de él⦠podÃa ver claramente que el hombre tenÃa piel prácticamente blanca como porcelana y se veÃa demasiado similar a Toya para que fuera una broma. Pestañeando, podrÃa jurar que veÃa colmillos sobresalir de la boca del hombre y un gruñido de advertencia retumbando a su alrededor.
Shinbe se plantó de pie ante el hombre que extendÃa un dedo y lo empujó contra su pecho. Lo siguiente que supo Shinbe, era que estaba sentado sobre sus nalgas en medio del suelo. Pestañeando de nuevo, se sentó confundido mientras el hombre de cabello plata vestido de negro simplemente caminó por encima de él, luego desapareció de repente.
Suki llegó al pasillo justo a tiempo para ver a Shinbe golpearse contra el suelo nada gentilmente y un hombre alto de cabello plata desapareciendo con Kyoko. Parpadeó una vez y se habÃan ido⦠allà un segundo e idos al siguiente.
Shinbe, quien parecÃa que estaba en la dimensión desconocida, se sentó ahà por otro momento parpadeando confuso. â ¿Qué demonios?
Corriendo hacia Shinbe, las manos de Suki temblaban al intentar ayudarlo a levantarse. â ¿Quién era ese hombre que desapareció con Kyoko? â Miró a Shinbe preocupada mientras ambos se volvÃan y corrÃan por la puerta para buscarlos. â¿Realmente acababa de desaparecer?â
Salieron del edificio y miraron alrededor frenéticamente solo para no encontrar rastro del hombre ni de Kyoko por ninguna parte.
Volteando hacia Shinbe, los ojos de Suki brillaron. SentÃa que estaba al borde de las lágrimas. â ¿A dónde se fueron? ¡Ese hombre secuestró a Kyoko! â Estaba temblando de miedo. Lo que habÃa comenzado como una divertida noche de chicas se habÃa convertido en una pesadilla.
â Cálmate Suki. La encontraremos. Toya también está aquà â. Shinbe miró alrededor ansiosamente buscando a su amigo perdido. â ¡Pensé que estaba detrás de mÃ!
La preocupación rápidamente se volvió ira ahora que se habÃa sumergido en que Suki estaba a salvo y a su lado. Una sombra de pena cruzó sus obsesivos ojos mientras pensaba en el pasado. â ¿Y en qué demonios estabas pensando? ¡Algo pudo haberte pasado y pude no saber dónde estabas! â La agarró con fuerza por los brazos mientras sus ojos amatista se oscurecÃan posesivamente.
Los labios de Suki se estrecharon ante su ira. ¿Cuál era su problema? No era como si nunca hubiese salido con sus amigas. Su mirada entrelazada con la suya mientras su ira comenzaba a alzarse. â Quién crees que mmm â sus palabras fueron detenidas al Shinbe chocar sus labios con los de Suki en un vertiginoso y ardiente beso.
Shinbe habÃa estado tan preocupado por ella que no podÃa detener los sentimientos que se habÃan precipitado. QuerÃa asegurarse de que ella sintiera cada emoción que pasaba por sus venas justo en ese momento y en ese lugar. La abrazó con fuerza, jurándose que ella no volverÃa a salir de su vista.
Suki gimió suavemente ante la intensidad del beso de Shinbe. Era como si estuviera mostrando cada cruda emoción dentro de su alma. Ella prácticamente podÃa sentirlas con sus dedos mientras agarraba sus hombros. A sabiendas de que si se soltaba no podrÃa mantenerse de pie, notando que sus piernas se habÃan vuelto de gelatina se aferró a la preciada vida.
Su mente se puso en blanco por un momento y se olvidó de que estaba molesta con él o que Kyoko se acababa de desvanecer. Todo lo que podÃa sentir era a Shinbe y un amor que sin duda durarÃa más que ellos.
Gentilmente, Shinbe relajó su agarre terminando su beso rozando su nariz con la de ella. Sus ojos se llenaron de alivio, pero aún estaban oscuros de deseo. Sacudiendo su cabeza un poco, trató de enfocarse en la situación en sus manos y, por una vez, su lujuriosa mente no vagabundeó ante la sensación del cuerpo de Suki en sus brazos⦠después de todo, ella habÃa estado ahà durante muchas vidas.
â Han sucedido algunas cosas y necesitas saber. No era seguro para ti o Kyoko que salieran solas esta noche. Te explicaré mientras buscamos a Toya. Creo que Kotaro también está por aquà â. Shinbe envolvió un brazo protector alrededor de Suki al dirigirse en dirección al estacionamiento para encontrar a Toya.
Suki estaba muy aturdida por el momento para hacer algo más que asentir.
*****
Toya corrió por el estacionamiento maldiciendo a Shinbe por adelantársele. TenÃa que salir de su auto en el asiento del pasajero una vez que se dio cuenta de que no podÃa salir de su lado. En su apuro de llegar a Kyoko, se habÃa estacionado muy cerca de una pared de ladrillo. Desafortunadamente, también se habÃa dado cuenta cuando intentó abrir su puerta y se golpeó contra la pared abollando el lado de su bebé.
Sin embargo, eso no era lo que realmente lo habÃa retrasado. Cuando salió corriendo por el estacionamiento a una velocidad vertiginosa, un chico habÃa salido de la nada y chocó contra él. El impacto habÃa sido tan repentino que lo habÃa arrojado por los aires. Cuando se habÃa enderezado lo suficiente para levantarse de nuevo, rápidamente le ofreció al chico su mano para ayudarle a levantarse.
â Eh, chico⦠¿estás bien? â Toya jaló su mano con brusquedad cuando el chico le siseó y se fue en la dirección opuesta como si Satán en persona lo persiguiera.
Toya se sacudió la sensación inquietante que le habÃa dejado el chico al mirar al club de las dos historias. La sensación escalofriante regresó multiplicada por diez cuando se dio cuenta de la sombra de un hombre llevando a alguien a través de una de las ventanas del último piso. HabÃa tantas cosas que estaban mal con esa pequeña escena.
Sus ojos brillaron plata⦠sus sentidos sabÃan cosas que él aún no comprendÃa. Le habÃa dejado con la sensación de que alguien acababa de caminar sobre su tumba.
Acercándose al club, Toya gruñó con molestia cuando se dio cuenta de que habÃan dos entradas. Una parecÃa ser la entrada principal y la otra estaba igual de abarrotada de gente.
âMás le vale estar bien⦠cuando la consiga, la voy a esposar a mi le guste o noâ¦â manchas de plateado comenzaron a fortalecerse dentro del oro de sus ojos mientras buscaba a Kyoko.
*****
Kyou se fue calle abajo con Kyoko fuertemente abrazada en sus brazos. Su mente estaba lista y llevarÃa a la chica a su hogar temporal para que se recuperara. Miró hacia arriba al pent-house justo al otro lado de la calle principal del club. Ella estarÃa a salvo con él⦠pero tendrÃa que ser