Los sueños recurrentes nunca terminaron ... el final siempre lo eludÃa, lo que le hacÃa querer ver y sentirse más del cuento atormentador agridulce. La cosa más vil de esta venganza que el duende del sueño pudo haber hecho jamás fue hacerle desearla de nuevo. Supuestamente se habÃa movido más allá, abrazando a la criatura que se habÃa convertido en su nombre. Incluso ahora no se atrevÃa a enfrentarlo por temor a perderse ante el sufrimiento de su propia alma.
Hyakuhei sintió que su furia retrocedÃa mientras escuchaba las voces susurradas en su interior. Las innumerables entidades malignas contenidas por él, los demonios que voluntariamente cumplÃan sus órdenes, convergÃan en el espÃritu de los sueños ... luchando una batalla interior que no duró mucho tiempo.
El demonio de los sueños se vio obligado a ceder a la voluntad de su nuevo amo, aunque sólo fuera mientras las cadenas invisibles pudieran sostenerla. SabÃa que el demonio todavÃa podÃa burlarse de él con voces e imágenes seductoras, pero también sabÃa que ahora podÃa usar ese poder prestado para compartir esos recuerdos con la sacerdotisa.
Los labios de Hyakuhei se curvaron ligeramente en una sonrisa contaminada sabiendo que ahora podÃa usar el poder de los duendes del sueño para su propia ventaja. AlimentarÃa a los sueños de la sacerdotisa de lo que habÃan compartido una vez en el otro lado del tiempo ... plantándose dentro de sus imaginaciones nocturnas y mezclando recuerdos con el extraño lazo que los mantenÃa unidos aún ahora en este mundo.
Su mano se alzó frente a él ... sosteniendo lo que le ayudarÃa. Las mechas del corazón de cristal del guardián que habÃa recogido se iluminaron, reflejando el rayo que pasaba justo por encima de él. Mientras observaba cómo los pequeños cristales resplandecÃan, su imagen apareció como un reflejo en ellos. Su mirada acarició la suavidad de su rostro y el rubà de sus labios. Ahora se convertirÃa en un maestro de la ilusión.
-Te tendré otra vez -susurró él en tono sombrÃo antes de que el mal regresara a su voz-. "¡Sacerdotisa, voy a entrar en tu mente donde no puedes escapar de mà o los recuerdos de tu propio pasado ... nuestro pasado!"
Los fragmentos de cristal rotos brillaban en su palma mientras su poder, ahora manchado, cruzaba mundos y realidades para encontrar a la sacerdotisa dentro de su propio mundo ... donde dormÃa.
En el otro lado de El Corazón del Tiempo, en su agradable cama caliente, Kyoko yacÃa dormida ... pero el silencio del sueño se perturbó con parpadeos de imágenes y sonidos mientras se movÃa y daba vueltas. La confusión se rompió cuando los sonidos y los movimientos se convirtieron en uno dentro de su mente y ella se perdió dentro de la extraña pesadilla.
Ella estalló en sudor frÃo mientras el sueño se hacÃa casi real ... demasiado real como la atrajo.
Kyoko podÃa oÃr el grito de negación del enemigo justo cuando se desmayaba. HabÃa hecho todo lo posible. HabÃa evitado que Hyakuhei adquiriera el Corazón de Cristal del Guardián de la única forma en que habÃa sabido cómo hacerlo. Su último pensamiento fue la tristeza ... habÃa destrozado el Corazón de Cristal del Guardián y ahora ... no podÃa volver a casa a su propio mundo.
Hyakuhei miró a la chica que habÃa estropeado todos sus planes. HabÃa hecho que todos pensaran que estaba muerto ... ya no era una amenaza, entonces él habÃa esperado silenciosamente dentro de la oscuridad.
SabÃa que mientras la sacerdotisa estuviera con sus tutores, seria demasiado poderosa para acercarse. Asà que se oculto y reprimió su poder, jugando muerto, esperando por ella
para cometer el error de estar sola. Ella serÃa débil y vulnerable ... permitiéndole tomar el Corazón de Cristal del Guardián de ella.
Todo habÃa funcionado perfectamente. HabÃa estado sola dentro de los jardines del Corazón del Tiempo ... lista para volver a través del portal del tiempo ahora pensando que el peligroso juego habÃa terminado ... el juego que habÃan jugado durante varios años sin ningún ganador. HabÃa estado a pocos centÃmetros de lo que querÃa más que nada.
Hyakuhei estaba por encima de la hermosa y virgen sacerdotisa, con su oscuro pelo de cuervo que fluÃa como seda por todo su cuerpo, cepillándose contra sus pantorrillas y aún agitando la brisa creada por el rompimiento del Corazón de Cristal del Guardián.
Era tan bello como un ángel oscuro, pero dentro de él golpeaba los muchos corazones de los demonios enfurecidos. QuerÃa matar a la Sacerdotisa por lo que habÃa hecho, pero él no ... no podÃa, mientras su mirada acariciaba el rostro que amaba. Las rayas de las estrellas que salÃan del rompimiento del Corazón de Cristal del Guardián todavÃa encendÃan el cielo como una lluvia de meteoros celestial ... era demasiado tarde.
Hyakuhei sabÃa que sus guardines vendrÃan por ella. Los hijos de su hermano tratarÃan una vez más de salvarla de él ... y la historia se repetirÃa una y otra vez. Los cielos habÃan sellado su destino hace milenios ... sólo para ofrecer la continua oportunidad de cambiar ese mismo destino.
Su rostro angelical se convirtió en una mueca de desprecio. El guardián no encontrarÃa a su sacerdotisa esta vez. Rápidamente, él acunó su cuerpo flácido dentro de sus brazos. Nadie sabÃa que estaba vivo y por ahora lo dejarÃa asÃ. Ãl no le harÃa daño ... en su lugar, Hyakuhei decidió ... que esta vez ... la mantendrÃa.
De nuevo enmascarando su malvado aura, usó su poder y abrió un pequeño vacÃo negro y entró, llevando a Kyoko con él a través de la puerta de enlace. El portal se cerró silenciosamente detrás de ellos ... borrando todas las pistas de la verdad. Cuando los guardianes vinieron por ella, simplemente creerÃan que ella habÃa ido a casa, abandonándolos a su tierra de demonios.
Kyoko se despertó en la cama preguntándose de dónde habÃa venido la pesadilla. Buscó alrededor de la habitación con grandes ojos de color esmeralda asustados asegurándose de que no hubiera sido real ... que Hyakuhei no estaba allÃ. TodavÃa podÃa sentir que la tocaba, y extrañamente, se perdió en ese toque. Sin embargo, al mismo tiempo, querÃa borrar su memoria. Ella sacó las mantas alrededor de ella en confusión.
Al oÃr el silencio de la casa, Kyoko supo que nunca volverÃa a dormir, por lo que cometió el mayor error de su joven vida ... decidió regresar a un mundo de demonios en medio de la noche. Estar con los guardianes serÃa lo único que la harÃa sentirse segura nuevamente.
Fue sólo un par de minutos más tarde que se encontró en el otro lado de el corazón del tiempo mirando a través del claro que rodeaba a la estatua de la doncella. Ella suspiró ahora que estaba tan lejos de la cama que acababa de tener la pesadilla como podÃa. Pero aún asÃ, podÃa sentir el sueño que la perseguÃa como si estuviera esperando que ella volviera a dormir.
Se burlaba de los recovecos de su mente, plagando su imaginación con imágenes que eran demasiado corporales para dejarlo ir. Sacudiendo la cabeza, respiró hondo y bebió en la familiaridad de su entorno.
Enormes piedras blancas sobresalÃan del suelo en recuerdo del magnÃfico castillo que habÃa albergado los jardines conocidos como El Corazón del Tiempo. El viento se precipitó a través de los miembros de los árboles circundantes, prestando un sonido suave a la oscuridad tranquila.
Al ver que los relámpagos se alejaban a lo lejos, Kyoko volvió sus ojos esmeraldas