Historia de Venezuela, Tomo I. Aguado Pedro de. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Aguado Pedro de
Издательство: Public Domain
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Жанр произведения: Историческая литература
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y juntos todos en aquel alojamiento, dieronse largas noticias los vnos a los otros del suçeso de sus viajes, y cada qual rrecontaba sus trabaxos por mayores, pasando el tiempo en esto en tanto que el governador con sus consejeros daban horden en la derrota que de alli adelante se abia de tomar, y en el modo que se abia de tener para mejor descubrir e yr viendo la tierra.

NOTAS AL CAPITULO II

      (A) Según el licenciado Pérez de Tolosa, no fué en 1534, como dice el P. Aguado, sino en Enero de 1535, cuando Jorge de Spira llegó á Coro, con provisiones de Su Majestad, para gobernar la provincia de Venezuela.

      «Llevó consigo, añade la Relación, dos naos cargadas de muchos mantenimientos y ropa, y otros dos navios cargados de caballos, á costa de los Velzares; y llevó consigo nuevamente quatrocientos españoles; diose toda esta dicha hazienda en precios moderados á la dicha gente y bajose el precio en las sillas y caballos; conque de consentimiento de Justicia, Regidores y Oficiales se hizo estatuto, que si alguno de los que tomaban ropa muriese sin dejar de que pagar, se pagase lo que el tal debia por la república y comun de toda la gente; no embargante que no se halla que cosa destas se pagase en voz de república».

      CAPITULO TRES

      En el qual se escrive como despues de junto Jorge Espira con su gente, paso adelante, hasta llegar a la poblazon de Chacarigva, donde tubieron el ynbierno.

      Platicado el Governador con sus ysleños espirmentados sobre la derrota y bia que abian de llevar, determinaron que debian seguir la bia de los llanos, llevando la cordillera que a mano derecha tenian por guia, no perdiendola de bista; y con esta determinaçion alço el Governador su canpo y començo a marchar hazia las poblazones de Buravre, que es donde abian hecho rretirar a los capitanes Cardenas y Martin Gonzalez y Miçer Andrea69 con la gente de a pie, cuyos moradores avn no abian dexado las armas de las manos, antes como gente vitoriosa deseavan la buelta de los españoles a su tierra, entendiendo desbaratallos y gozar de sus despojos; y como entendian que no se abian alexado de ellas muchas jornadas tenian puestas sus çentinelas y espias en partes altas, sobre arboles, donde por mucha distançia pudiesen señorear con la vista los caminos por do los españoles podian entrar en su tierra. Y como este tienpo se acercase, y la gente del Governador llegase a vista de los espias, ellas luego dieron aviso de ello a sus prinçipales y gente de sus pueblos, los quales, juntandose en gran numero, porque era la tierra muy poblada, muy regozijados y armados segun costumbre, salieron al encuentro fuera de su pueblo a rrecebir a los españoles con las armas en las manos, y no mirando en la gente y caballos que en el campo se abian acreçentado, porque hasta entonçes estos yndios no abian visto caballos ni sabian el daño que con ellos se hazia, arremetieron con buen animo a los españoles, los quales venian aperçebidos para rreçebir y rresistir el ympetu de los yndios, y rrebatiendo los españoles esta primer arremetida de los yndios sin que les hiziesen daño alguno, salieron a ellos los de a caballo y començaron a herir y alançear aquella gente desnuda, avnque no de ánimo, de suerte que en breve espaçio los desbarataron y constriñeron a que perdiendo su primer brio, bolviesen las espaldas y cada qual procurase poner en salbo su persona, dexando hecho muy poco daño en los españoles, mas de aber herido algunos livianamente, de suerte que nadie peligro: solo mataron dos caballos.

      El Governador, abida esta vitoria, se fue derecho a las poblazones de los yndios y en ellas se alojo y estubo quinze dias, por aber en esta sazon cargado las aguas de suerte que no se podia caminar.

      Es toda esta tierra de los llanos en general muy abundante de caça de venados, y como la yerba que en ella se cria son pajonales muy altos, façilmente los alcançan los de a caballo y los alançean; y como estas poblazones de Caravre no tenian la abundançia de comidas que para tanta gente era menester, especialmente que, como he dicho, todos los yndios fueron forçados algunos de a caballo yr alançear o caçar venados para sustentarse y dar algun rrefresco a la gente que llevaban enferma, que padeçian doblada neçesidad, entre los quales salio vno llamado Orejon, y apartandose de sus conpañeros en seguiento70 de vn benado, se alexo tanto de ellos y del alojamiento, que despues de alcançar y matar el venado, nunca pudo atinar a salir por do abia entrado en aquellos llanos. Los demas españoles, sin poder matar ningun venado, por rrespeto de estar la tierra muy harta de agua y no poder correr los caballos por ella, se bolvieron al rreal, y echando menos al conpañero Orejon y dando de ello notiçia al Governador, hizo sus diligençias mandando tirar muchos arcabuzazos, para que con el estruendo de ellos pudiese atinar a salir de donde estaba, y ninguna cosa aprovecho. Finalmente, el pobre Orejon, español, se quedo en la canpiña o çabana aquella noche, y abiendolo visto los yndios naturales andar desbariado y que se quedaba alli aquella noche, se juntaron cantidad de ellos y fueron donde estaba durmiendo, y sin que fuesen sentidos lo tomaron a manos y con su propia espada le cortaron la cabeça. El caballo deste español andaba suelto, y con el bulliçio de los yndios se espanto y se fue a donde estaban los demas españoles alojados, de donde conjeturaron su mal subçeso.

      El governador embio luego vn capitan con gente a buscar rrastro o señales deste español entre los yndios, los quales dando en çierto lugar o rrancheria donde muchos yndios estaban congregados y fortificados, hallaron la espada del muerto y parte de la cabeça coçida para comer, y el casco de ella adereçado para bever en el, y con esto no curaron de buscar mas a su conpañero, sino prendiendo alguna gente de la que en aquel lugar estaba hizieron el castigo o bengança de la muerte del español, matando culpados y no culpados, a los vnos por lo que hizieron y a los otros por que adelante no hiziesen daño(A).

      Pasado esto y el tiempo dicho, se tubo notiçia de otra provinçia que mas adelante estaba, llamada Chacarigua(B), de tierra mas alta y ayrosa y abundante de comida, a la qual se fue luego el Governador con toda su gente, y alojandose en ella en parte comoda, tubo alli el ynbierno, que serian tres meses, donde se le murieron algunos españoles de los que yvan enfermos, y algunos otros que costreñidos y forçados de la hambre a buscar que comer, se yvan a pescar algo apartados del alojamiento, donde eran miserablemente muertos de los yndios abitadores de aquella provinçia y de tigeres71, de los quales generalmente en todos estos llanos, desde su prinçipio hasta el cabo, ay mucha abundançia, que an hecho harto daño en españoles y en los propios naturales que por aquellas comarcas abitan, hasta despoblar y arruynar muchos pueblos de yndios, dexandolos desiertos e ynabitables.

NOTAS AL CAPITULO III

      (A) El Padre Simón cuenta casi en los mismos términos la muerte de Orejón y el castigo impuesto á los indios por Juan de Villegas, que fué, según Oviedo y Baños, el capitán que envió Spira en busca de aquel soldado, y cuyo nombre omite el Padre Aguado.

      Una vez más se evidencia que el autor de las Noticias historiales no hizo más que seguir el relato del Padre Aguado, según el manuscrito de éste, introduciendo pequeñas variantes.

      (B) Como ocurre con la mayor parte de los nombres indios, los autores denominan de diferentes maneras á esta provincia.

      Chacarigua escribe el Padre Aguado; Acaricagua, el Padre Simón, y Acarigua, Pérez de Tolosa y Oviedo y Baños.

      CAPITULO QUARTO

      En el qual se escrive como Fedreman enbio gente la buelta del Cabo de la Vela, y el se fue a Santo Domingo a rrehazerse de mas soldados y caballos, y la prision que esta gente de Fedreman hizieron de çiertos soldados de Santa Marta y del capitan Rribera, que con ellos estaba.

      En tanto que con los acaeçimientos dichos proseguia su descubrimiento Jorge Espira, su tiniente Nicolas Fedreman dio prinçipio a su jornada y descubrimiento por muy diferente camino del que abia dicho Jorge Espira, y avn con muy diferente proposito, porque en juntando72 que en Coro pudo juntar, nombro por su alcalde mayor a Antonio de Chaves, y los encamino la buelta de la laguna de Maracaybo, para que pasando y atrabesando de la otra banda de aquel ancho lago, marchasen la buelta del Cabo de la Vela, donde le esperasen, y el abia de acudir por mar con la gente y caballos que en Santo Domingo, isla española, abia de hazer a costa de los Bezares, conforme a la facultad que para ello le abia dado Jorge Espira, su governador, y de alli proseguir su jornada por la horden que se vera en el discurso desta Istoria.

      Y


<p>69</p>

En la edición de Caracas: Micer Andrés.

<p>70</p>

Debe ser errata, y querer decir seguimiento.

En toda esta parte del manuscrito abunda mucho la supresión de sílabas, y, sobre todo, la de las letras finales de ciertas palabras.

<p>71</p>

Debe querer decir tigres.

<p>72</p>

Aquí deben faltar algunas palabras. En la edición de Caracas se dice: «porque en juntando la gente que en Coro», etcétera; pero en el original no existen las palabras la gente.