Un consumidor demanda algo cuando tiene la necesidad de poseer bienes y/o servicios que permitan satisfacer sus intereses. Sin embargo, la escasez provoca que algunas necesidades nunca se satisfagan. En términos de Parkin y Loría (2010), la demanda refleja las decisiones de los consumidores sobre qué necesidades serán satisfechas.
La teoría económica de la elección del consumidor asume axiomas relacionados con la preferencia del consumidor. Según Cooter y Ulen (2016), se asume que los consumidores saben qué les gusta y qué no. Son capaces de clasificar las alternativas de bienes y servicios que satisfagan sus preferencias. Por otro lado, Nicholson (2008) explica que la “preferencia” se materializa cuando un individuo afirma que “A es preferible a B”, para llegar a esta afirmación, el individuo ha tomado en cuenta todos los elementos y ha considerado que estará mejor en la situación A que en la B. Asimismo, identifica que la preferencia tiene tres propiedades básicas que permiten al consumidor ordenarlas:
– Completas, esto implica que el consumidor comprende totalmente las alternativas y siempre es capaz de decidir cuál es deseable, por ende, se supone que la falta de decisión no paraliza a los individuos.
– Transitivas, este supuesto plantea que las elecciones internas de los consumidores son consistentes. Esto quiere decir que el orden de preferencia obedece a la siguiente condición: Si el consumidor afirma que “A es preferible a B” y que “B es preferible a C”, entonces, también afirmará que “A es preferible a C”.
– Continuas, esto implica que, si un consumidor afirma que “A es preferible a B”, entonces, las situaciones que se “acercan” convenientemente a “A” también serán preferibles a “B”.
Es importante aclarar que las preferencias del consumidor son subjetivas. Las personas tienen diferentes gustos reflejados en el hecho de que pueden tener diferentes ordenamientos de preferencia sobre los mismos productos y servicios. Los economistas dejan en otras disciplinas, como la psicología y la sociología, el estudio de la fuente de estas preferencias.
El problema de la elección del consumidor surge de la colisión de las preferencias del consumidor con obstáculos para su satisfacción. Los obstáculos son las limitaciones que obligan a los consumidores a elegir entre alternativas. Hay muchas limitaciones, como el tiempo, la energía y el conocimiento, pero entre ellas se encuentran principalmente los ingresos limitados.
Ahora bien, la teoría microeconómica explica las decisiones del consumidor en función de un óptimo económico definido por los costos y beneficios, el cual se puede describir como el punto donde el costo marginal es igual al beneficio marginal. Cooter y Ulen (2016) explican el óptimo económico como la regla de maximización de la siguiente manera:
Comience por suponer que quien toma las decisiones elige algún nivel inicial de lo que sea que esté interesado en maximizar. Luego intenta determinar si ese nivel inicial es su máximo. Para ello, quien toma las decisiones puede realizar pequeños cambios alejándose del nivel inicial, a esto los economistas llaman marginal. Supongamos que el decisor se propone aumentar ligeramente por encima de su nivel inicial, sea lo que sea lo que esté haciendo. Habrá un costo asociado con este pequeño aumento llamado costo marginal. Pero también habrá un beneficio mayor de lo que sea que esté intentando maximizar. El beneficio de este pequeño aumento se llama beneficio marginal.
El tomador de decisiones percibirá que está mejorando en este nuevo nivel, en comparación con su nivel inicial, siempre que el beneficio marginal del pequeño aumento sea mayor que el costo marginal del cambio. Continuará realizando estos ajustes pequeños o marginales mientras el beneficio marginal exceda el costo marginal, y dejará de hacer cambios cuando el costo marginal del último cambio sea igual (o sea mayor que) el beneficio marginal. Ese nivel es el máximo de quien toma las decisiones [Énfasis agregado] (p. 22).
Teniendo en cuenta el modelo de elección del consumidor, es factible derivar una relación entre el precio de un bien y la cantidad de este en el óptimo económico de un consumidor. La curva de la demanda representa dicha relación.
De la representación gráfica de la curva de la demanda se desprende claramente las condiciones de la ley de la demanda. Parkin y Loría (2010) expresan la ley de la demanda de la siguiente forma: “Si los demás factores permanecen constantes, cuanto más alto sea el precio de un bien menor será la cantidad demandada de dicho bien, y cuanto más bajo sea el precio de un bien, mayor será la cantidad demandada” (p. 59).
2.2. Teoría de la oferta
La teoría de la oferta nos permite comprender cómo la empresa oferente decide qué bienes y servicios producir, cuánto producir y a qué precio vender su producción.
La empresa es una unidad económica que contrata factores de producción (capital, trabajo, tierra, etc.), los organiza para producir y vender tanto bienes como servicios. En otros términos, si una empresa ofrece un bien o servicio, significa que dicha empresa: i) cuenta con los recursos y la tecnología para producirlo; ii) puede obtener un beneficio al producirlo; y iii) ha elaborado un plan definido para producirlo y venderlo (Parkin y Loría, 2010).
Así como asumimos que los consumidores maximizan racionalmente la utilidad sujeta a su restricción de ingresos, también entendemos que las empresas maximizan las ganancias sujetas a las restricciones impuestas por la demanda del consumidor y los factores de producción
La oferta hace referencia a la relación entre el precio de un bien y la cantidad ofrecida del mismo. La curva de la oferta representa dicha relación.
De la representación gráfica de la curva de la oferta se desprende claramente las condiciones de la ley de la oferta. Parkin y Loría (2010) expresan la ley de la oferta de la siguiente forma: “Si los demás factores permanecen constantes, cuanto más alto sea el precio de un bien, mayor será la cantidad ofrecida de este, y cuanto más bajo sea el precio de un bien, menor será la cantidad ofrecida del mismo” (p. 64).
En microeconomía, las ganancias se definen como la diferencia entre los ingresos totales y los costos totales de producción. La teoría microeconómica demuestra que la empresa maximizará sus ganancias si produce la cantidad de producción, cuyo costo marginal (equivalente al costo que representa una unidad adicional) es igual a su ingreso marginal (equivalente al precio de venta). Luego de este punto, la empresa no tendrá incentivos para incrementar su producción, pues el costo será mayor que el beneficio.
Estas consideraciones sugieren que cuando el ingreso marginal excede el costo marginal, la empresa expanda la producción y que cuando el costo marginal exceda el ingreso marginal, deberá reducir la producción. De ello se deduce que las ganancias se maximizarán para esa producción cuando el costo marginal y el ingreso marginal sean iguales.
2.3. Modelo de mercado en competencia perfecta
Habiendo descrito el comportamiento de los consumidores y productores, asumiendo que toman decisiones para obtener máximas ganancias, corresponde explicar de qué manera interactúan dichas decisiones en un mercado competitivo.
Un mercado funciona en condiciones de competencia perfecta cuando identificamos las siguientes condiciones:
– Gran número de vendedores y compradores: De tal manera que el sinnúmero de transacciones que se realicen no impactará en las condiciones del mercado.
– Productos homogéneos: Es decir, los bienes ofertados son idénticos de modo que resulte indiferente quien los provea.
– Información perfecta: Todos los participantes del mercado poseen información completa de las características y la calidad de los productos.
– No hay barreras de acceso al mercado: De tal modo que no existen obstáculo o costos que impidan tomar decisiones respecto a la entrada y salida del mercado.
Un mercado en condiciones