Análisis del discurso político. Giohanny Olave. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Giohanny Olave
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Социология
Год издания: 0
isbn: 9789585188211
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con el Partido Verde ha sido de oposición frontal; por caso, su relación con la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, da muestra de una tensa relación entre proyectos dentro del campo antiuribista frente a los comicios de mayo de 2022. En todo caso, y más allá de si las encuestas ubican o no a Petro como el candidato presidencial con más chances de ganar en las próximas elecciones presidenciales, el contexto de sectarización política en Colombia parece sugerir que en solitario su candidatura es insuficiente para resquebrajar una candidatura uribista (o una no-uribista desde la centro-derecha nacional). Con lo anterior queremos decir básicamente que apelar al núcleo más duro de su electorado parece ser insuficiente para alcanzar la presidencia de Colombia12.

      De acuerdo con lo expuesto, y de vuelta a la propuesta de Weber, la mesura no parece ser simplemente un atributo del político cuando logra “tener perspectiva” de su momento histórico y de su rol al intervenir en la historia. Desde un plano, si se quiere más pragmático, la “mesura” es también una fuente de la que un político debe beber, así sea a regañadientes, para poder vencer: negociar, reformular proyectos y generar alianzas. Sin temor a equivocarnos, y pecando tal vez de normativistas, es justamente este tipo de “lucha mesurada” lo que le permitiría a Petro acercarse aún más a la presidencia de Colombia.

      Para ello, por supuesto, el líder de la Colombia Humana tendrá no solo que sortear con el más terrenal de los defectos de un político (la vanidad que tanto le indilgan), sino, más importante aún, deberá evitar dar rienda suelta a una convicción que termine poniéndolo en un lugar de “político diletante”. Es justamente esta mera convicción la que Weber denomina una “llama” contraria al éxito. En palabras del sociólogo alemán, quien actúe guiado solo por «la llama de la pura convicción» se abocará a prenderla una y otra vez, haciendo que su lucha tenga un valor meramente ejemplar o testimonial (Weber, 1979, pp. 164-165). El despliegue sin límites de esta llama, por ende, termina siendo estéril si se quiere combatir en el área electoral y construir mayorías, cuestión que para la izquierda colombiana sigue siendo un fenómeno pendiente.

      Para volverlo a decir en términos propios de la reflexión weberiana: creemos que el problema de Petro no es exclusivamente la vanidad; antes bien, esta es un reflejo distorsionado de una “ética de la convicción” que no se condice con la construcción de “avances aliancistas” como los aquí analizados. Ahora bien, y pensando en las elecciones presidenciales de 2022, la forma que tomen dichos avances puede ser de todo tipo: desde una progresiva asimilación de cuadros políticos de procedencia diversa, hasta ser la fórmula vicepresidencial de otra figura de relevancia nacional. En todo caso, el futuro electoral colombiano sigue siendo incierto. Lo que sí parece incontestable es que, en el actual panorama político del país, tan prolífico de contrastes, la “mesura” no debe seguir siendo monopolio de fuerzas que asumen a la antipolítica como su bandera, revindicando la “gestión” y “la neutralidad” por encima de la lucha programática, cuando es sabido que dicha “neutralidad” es también una forma de tomar posición, de hacer política (Schmitt, 2009, p. 81).

      En definitiva, hemos querido destacar aquí que no todo diálogo implica sacrificar las banderas ideológicas y que no todo juramento implica la aceptación pasiva de la promesa. La política moderna y democrática justamente implica un juego de tensiones y posiciones, que muchas veces lleva a retrocesos y avances simultáneos, a diálogos y combates; a luchar sin dejar de lado la importancia de la construcción de convergencias. Unos y otros se realizan en el plano de las interacciones, como vimos, pero también se construyen a menudo en los modos oratorios de la contienda política; en el próximo capítulo nos dedicaremos al análisis de combates que, dentro del discurso electoral, resultaron estratégicos durante la campaña de 2018.

      6 Polik als Beruf es su título en alemán. Como es bien sabido, la palabra beruf puede remitir tanto a la vocación como a la profesión.

      7 Se le traduce como mesura, aunque evoca otras cuestiones, por ejemplo, tener el sentido de la proporción, captar o medir las cosas “a ojo” o simplemente “tener buen ojo”.

      8 Recordemos que Foucault (2017) encuentra en la tradición clásica dos oposiciones claras para definir y distinguir la parresia de otros discursos del decir verdadero: 1) la parresia es opuesta a la retórica, en el sentido en que el parresiasta no elabora su decir ni oculta nada, sino que lo «dice todo» (p. 97); 2) la parresia se opone a la adulación, pues el decir parresiasta expone ‒desde una posición subalterna‒ aquello que es difícil escuchar. En este último punto, Foucault se basa en Plutarco, a quien cita libremente: «La relación de amor hacia nosotros mismos es una ilusión permanente acerca de lo que realmente somos, acerca de nosotros mismos, de modo que el primer adulador contra el que debemos luchar, al que debemos combatir, somos nosotros mismos. Y para romper este tipo de relación que sostenemos espontáneamente con nosotros mismos, para deshacernos de la philautia, necesitamos a un parresiasta» (p. 246).

      9 Un reproche a esta concepción plebiscitaria del liderazgo político de Petro es realizado, entre otros, por el periodista Antonio Caballero (7 de noviembre de 2020). Este escritor reconoce que votó por el candidato de la Colombia Humana en junio de 2018, pero considera reprochable considerar que todos esos votos son ‒por así decirlo‒, petristas. Muchos de los votos por Petro, diría Caballero, eran más en contra de su rival que a favor de sus propuestas.

      10 Fuera de foco, pero no menos diciente, estaban también Íngrid Betancourt y María José Pizarro. Igualmente, estaría presente la formula vicepresidencial de Petro, Ángela María Robledo. El video se puede consultar en López (8 de junio de 2018).

      11 En su tratamiento de los géneros discursivos, Maingueneau (2014) propone entender toda enunciación a través de la metáfora teatral, en la cual los géneros se presentan a sí mismos como «escenas enunciativas» de orden englobante (tipo de discurso), genérico (tipo de texto) y escenográfico (puesta en escena que imposta o se hibrida con otra escena genérica). Sobre esta última, el autor aclara que «Enunciar no es solamente activar las normas de una institución de habla preexistente, sino construir sobre esa base una puesta en escena singular de la enunciación. Una novela, por ejemplo, puede enunciarse a través de la escenografía de un diario íntimo, del relato de viajes, de una conversación junto al fuego, del intercambio epistolar amoroso…» (p. 129).

      12 Tal vez sea cierto que el paso de cuadros políticos más tradicionales, como Armando Benedetti, a la campaña electoral de la Colombia Humana para el 2022 sea también un factor que reconfigure la discursividad petrista, generando una apertura que apele más a ganar el voto de su paradestinatario que de sus prodestinatarios (Verón, 1987); una cuestión que, a nuestro parecer, solo se puede lograr a través de la táctica de “lucha mesurada”, central en este capítulo.

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