Además, los militares que apoyaron a Melo tenían cierta simpatía por las ideas liberales. No es gratuito el hecho de que muchos de los comprometidos con Melo sirvieran durante el régimen liberal de mediados de siglo y, posteriormente, lucharan en las guerras federales como oficiales, de los ejércitos de los recientemente constituidos Estados, contra el gobierno de la Confederación, presidido por el conservador Mariano Ospina Rodríguez. Es necesario, en este caso, revisitar sus vidas y sus ideas políticas, para saber hasta qué punto su apoyo al golpe de Estado más famoso de la Colombia en el siglo XIX también comprometió un proyecto político que buscaba integrar a los diversos sectores plebeyos a los que las contradictorias reformas de mediados de siglo habían empezado a darles mayor espacio en la arena pública del país.
Notas
1 Venancio Ortiz, Historia de la revolución del 17 de abril de 1854 (Bogotá: Banco Popular, 1972), 15. La tesis de Venancio Ortiz de la falta de empleo para explicar las guerras fratricidas que asolaron a Colombia en el siglo XIX fue tempranamente expuesta por Mariano Ospina Rodríguez en su informe que rindió ante el Congreso en 1842 como secretario de Estado en el despacho de interior, donde señaló que excesivo número de abogados que sacaban las instituciones universitarias del país, llenos de ideas “metafísicas” y sin empleos, promovían la alteración del orden constitucional. Doris Wise de Gouzy (Ed.), Antología del pensamiento de Mariano Ospina Rodríguez, tomo 1 (Bogotá: Banco de la República, 1990), 481-483. Este esquema interpretativo está presente en otras latitudes, por ejemplo, en Bolivia, donde diversos intelectuales señalaron como una de las causas de la anarquía la búsqueda de un empleo estatal por parte de civiles y militares. Víctor Peralta Ruiz y Marta Irurozqui Victoriano, Por la concordia, la fusión y el unitarismo. Estado y caudillismo en Bolivia, 1825-1880 (Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 2000), 33-59.
2 El sufragio universal masculino para todos los varones mayores de 21 años fue para los liberales un fracaso en las elecciones para elegir gobernadores provinciales, celebradas a finales de 1853. Perdieron en varias provincias como Bogotá, Buenaventura, Casanare, Córdoba, Cundinamarca, Mariquita, Medellín, Neiva, Pasto, Popayán, Buenaventura, Riohacha, Tequendama, Túquerres, Veraguas, entre otros. En resumen, varios candidatos oficialistas salieron derrotados, como lo fue en el suroccidente a excepción de la provincia del Cauca. Gustavo Arboleda, Historia contemporánea de Colombia, tomo VI (Bogotá: Banco Central Hipotecario, 1990), 225-251.
3 Hoy existe un consenso en la historiografía latinoamericana respecto al carácter local y voluntario de las guardias nacionales, desempeñando una función central los notables parroquiales: Luis Ervin Prado Arellano, “El leviatán desarmado. El monopolio de las armas en las provincias del Cauca, 1830-1855”, Procesos Revista Ecuatoriana de Historia, n.° 49 (2019), 11-38; Natalia Sobrevilla, “Ciudadanos armados: las guardias nacionales y la construcción de la nación en el Perú a mediados del siglo XIX”, Natalia Sobrevilla Perea, Los inicios de la República peruana. Viendo más allá de la “cueva de bandoleros” (Lima: Fondo Editorial Universidad Católica del Perú, 2019), 333-366. Para Cartagena: Sergio Paolo Solano y Roicer Flórez, La infancia de la nación. Colombia en el primer siglo de la República (Cartagena: Ediciones Pluma de Mompóx, 2011), 95-120.
4 Para el caso colombiano aún no hay un estudio sistemático sobre la participación de las milicias y el Ejército en tiempos de elecciones. El único trabajo disponible señala explícitamente la falta de evidencia, para la primera mitad el siglo XIX, de injerencia de las fuerzas armadas en los días de elecciones. Patricia Pinzón de Lewin, Ejército y las elecciones. Ensayo histórico (Bogotá: CEREC, 1994). Para el caso latinoamericano, se puede consultar: Marta Irurozqui Victoriano, A bala, piedra y palo. La construcción de la ciudadanía política en Bolivia, 1826-1956 (Sevilla. Diputación de Sevilla, 2000); Ulrich Mücke, Política y burguesía en el Perú. El partido civil antes de la guerra con Chile (Lima: Instituto Francés de Estudios Andinos, Instituto de Estudios Peruanos, 2010), 137-184.
5 Tomás Cipriano de Mosquera, Resumen de los acontecimientos que han tenido lugar en la República (Bogotá: Editorial Incunables, 1983). Esta misma interpretación, de ser un ardid perpetrado por Obando y Melo, también la señala contemporáneamente Venancio Ortiz, lo cual sugiere que era una idea compartida por ciertos grupos políticos de la época.
6 José María Samper, Historia de un alma (Medellín: Editorial Bedout, 1971); José María Cordovez Moure, Reminiscencias de Santafé y Bogotá (Bogotá: Instituto Colombiano de Cultura, 1978), 239-252.
7 José Manuel Restrepo, Diario político y militar. Memorias sobre los sucesos importantes de la época para servir a la historia de la revolución en Colombia y de la Nueva Granada, tomo IV (Bogotá: Imprenta Nacional, 1954); Anónimo, Diario de los acontecimientos de Popayán desde el 16 de mayo en que el batallón 5.º se pronunció a favor de la dictadura de Melo, en Luis Ervin Prado Arellano, David Fernando Prado Valencia y Laura Helena Ramírez Tobar, Diarios de las guerras de mediados de siglo en las provincias del Cauca, 1851 y 1854 (Popayán: Universidad del Cauca, 2014), 83-162.
8 José Manuel Restrepo, Historia de la Nueva Granada, tomo II, 1845 a 1854 (Bogotá: Editorial El Catolicismo, 1963), 319-404.
9 El mismo autor reconoce que casi toda la información disponible “para narrar los hechos militares y políticos del 54 son de origen constitucionalista, producidas por el encono de las pasiones de la época y decididamente contrarias a Melo y sus amigos”. Gustavo Arboleda, Historia contemporánea de Colombia, tomo VII, 160.
10 Alirio Gómez Picón, El golpe militar del 17 de abril de 1854 (Bogotá: Editorial Kelly, 1972), la expresión citada en: María Teresa Uribe de Hincapié y Liliana María López Lopera, Las palabras de la guerra. Un estudio sobre las memorias de las guerras civiles en Colombia (Medellín: La Carreta Histórica, 1.ª reimpresión, 2010), 349.
11 Se inscriben en esta lógica con diversos matices: Sergio Guerra Vilaboy, Los artesanos en la revolución latinoamericana, Colombia (1849-1854) (Bogotá: Universidad Central, 2.ª edición, 2000); Enrique Gaviria Liévano, El liberalismo y la insurrección de los artesanos contra el librecambio. Primeras manifestaciones socialistas en Colombia (Bogotá: Editorial Temis, 2.ª edición, 2012); Gustavo Vargas Martínez, José María Melo. Los artesanos y el socialismo (Bogotá: Editorial Planeta, 1998). Sobre la expresión del primer “frente nacional”, lo expresa de la siguiente manera Fernando Guillén Martínez: “Por primera vez se dio en la Historia de Colombia el fenómeno —luego recurrente— de una tregua estratégica entre los partidos, cuando tuvieron que enfrentar la amenaza de formas de asociación no adscripticias…”, Fernando Guillén Martínez, El poder político en Colombia (Bogotá: Editorial Planeta, 1996), 333.
12 Julián Casanova, La historia social y los historiadores. ¿Cenicienta o princesa? (Barcelona: Crítica Editorial, 2003), 59.
13 Memorias de la II Cátedra Anual de Historia Ernesto Tirado Restrepo, Las guerras civiles desde 1830 y su proyección en el siglo XX (Bogotá: Museo Nacional de Colombia, Ministerio de Cultura, 1998).
14 Si bien no se puede decir que en Colombia existe una amplia bibliografía sobre el tema de las guerras civiles en el siglo XIX, sin duda desde el año 2000 en adelante se percibe un creciente interés por el tema. Algunos de los trabajos son los siguientes: Luis Javier Ortiz Mesa et al., Ganarse el cielo defendiendo la religión. Guerras civiles en Colombia, 1840-1902 (Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, 2005); Luis Javier Ortiz Mesa, Fusiles y plegarias. Guerra de guerrillas en Cundinamarca, Boyacá y Santander, 1876-1877 (Medellín, Universidad Nacional, Dirección de Investigaciones, 2004), 101-166; Obispos, clérigos y fieles en pie de guerra. Antioquia 1870-1880 (Medellín: Editorial Universidad de Antioquia, Universidad Nacional, 2010); Juan Alberto Rueda, Luis Javier Ortiz, Diego Andrés Jaimes, Guerra y rebelión